LA COLUMNA DE DOÑA ELVIRA
Los pájaros no cantan en la "ciudad gris"
![[Img #55681]](https://eldiadezamora.es/upload/images/08_2021/2462_psx_20210806_165449.jpg)
Ciudades grises. Almas lúgubres. Espectros escondidos en las esquinas de las calles, ausentes de las consecuencias que tiene el mundo a sus pies.
Los pájaros ya no cantan sus baladas al son del ruido de la gente que aletea desde la tierra sus risueñas voces alegres. Las risas ya no están en aquella calle que pertenece ahora a aquellas "ciudades grises" donde no existe ni felicidad, ni tristeza; ni alegría, ni llanto. La nada absoluta. La absoluta nada.
Las verjas no se cierran, y pisadas no se oyen. La tristeza se refleja en los rostros de los transeúntes que pasan por las calles de al lado. De nuevo, allí, en esa pequeña "ciudad gris" el silencio absorbe el aire que lo mantenía vivo, y lo consigue dominar hasta que la 'nada' se apodera de ella.
Ahora, pájaros, individuos y verjas, presentes en la "ciudad gris", esperan impacientes salir de aquella 'cárcel' que no merecen, para que el sol que recuerdan les de, de nuevo, la bienvenida.
![[Img #55681]](https://eldiadezamora.es/upload/images/08_2021/2462_psx_20210806_165449.jpg)
Ciudades grises. Almas lúgubres. Espectros escondidos en las esquinas de las calles, ausentes de las consecuencias que tiene el mundo a sus pies.
Los pájaros ya no cantan sus baladas al son del ruido de la gente que aletea desde la tierra sus risueñas voces alegres. Las risas ya no están en aquella calle que pertenece ahora a aquellas "ciudades grises" donde no existe ni felicidad, ni tristeza; ni alegría, ni llanto. La nada absoluta. La absoluta nada.
Las verjas no se cierran, y pisadas no se oyen. La tristeza se refleja en los rostros de los transeúntes que pasan por las calles de al lado. De nuevo, allí, en esa pequeña "ciudad gris" el silencio absorbe el aire que lo mantenía vivo, y lo consigue dominar hasta que la 'nada' se apodera de ella.
Ahora, pájaros, individuos y verjas, presentes en la "ciudad gris", esperan impacientes salir de aquella 'cárcel' que no merecen, para que el sol que recuerdan les de, de nuevo, la bienvenida.































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