LA COLUMNA DE DOÑA ELVIRA
El tic-tac que acarician las nubes
![[Img #55776]](https://eldiadezamora.es/upload/images/08_2021/1985_psx_20210810_221435.jpg)
Sol naciente que atraviesa mis ojos, como pájaro que vuelva entre el valle buscando la libertad que solamente me provoca un nuevo día.
Asimilo con esperanza su llegada, mientras el café se posa sobre mis papilas que hacen salivar hasta las más exquisitas.
El Sol, mientras, sigue poniéndose.
Pasa el tiempo mientras miro el reloj,
y cientos de parejas se están dando un beso en todos los continentes;
y bebés están naciendo;
y pájaros vuelan en diferentes direcciones.
Mientras, al mismo tiempo, vuelvo a mirar el reloj de nuevo, ya que antes no capte bien la hora.
Cien mil cosas pasan al unísono que suena el tic-tac que a veces no quiero oir; - aunque sigue sonando-.
Ahora, las nubes ya están saliendo, y sus figuras crean trazos en forma de versos, para que el ojo humano pueda formar un poema con ellos. Mientras, me quedo mirando tal espectáculo y el tic-tac aumenta su latido para hacer notar su presencia en el espacio.
El tic-tac vuelve, y desaparece el rastro de aquellas nubes que un día fueron entes por descubrir para dar paso al gran azul, y que pueda servir de lienzo para que el poeta forme sus propios versos.
El tic-tac sigue sonando.
No para.
Nunca.
Y es que el tiempo es el que es.
Es la manera con la que decides mirar esos trazos blancos llamados nubes que se posan en el cielo, lo que marca la diferencia: ahí sabrás si has descubierto el Amor, o si te estás perdiendo el espectáculo de tu vida.
Mientras, recuerda, que el tic-tac sigue sonando.
![[Img #55776]](https://eldiadezamora.es/upload/images/08_2021/1985_psx_20210810_221435.jpg)
Sol naciente que atraviesa mis ojos, como pájaro que vuelva entre el valle buscando la libertad que solamente me provoca un nuevo día.
Asimilo con esperanza su llegada, mientras el café se posa sobre mis papilas que hacen salivar hasta las más exquisitas.
El Sol, mientras, sigue poniéndose.
Pasa el tiempo mientras miro el reloj,
y cientos de parejas se están dando un beso en todos los continentes;
y bebés están naciendo;
y pájaros vuelan en diferentes direcciones.
Mientras, al mismo tiempo, vuelvo a mirar el reloj de nuevo, ya que antes no capte bien la hora.
Cien mil cosas pasan al unísono que suena el tic-tac que a veces no quiero oir; - aunque sigue sonando-.
Ahora, las nubes ya están saliendo, y sus figuras crean trazos en forma de versos, para que el ojo humano pueda formar un poema con ellos. Mientras, me quedo mirando tal espectáculo y el tic-tac aumenta su latido para hacer notar su presencia en el espacio.
El tic-tac vuelve, y desaparece el rastro de aquellas nubes que un día fueron entes por descubrir para dar paso al gran azul, y que pueda servir de lienzo para que el poeta forme sus propios versos.
El tic-tac sigue sonando.
No para.
Nunca.
Y es que el tiempo es el que es.
Es la manera con la que decides mirar esos trazos blancos llamados nubes que se posan en el cielo, lo que marca la diferencia: ahí sabrás si has descubierto el Amor, o si te estás perdiendo el espectáculo de tu vida.
Mientras, recuerda, que el tic-tac sigue sonando.































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