Derecha desatendida, con una izquierda menos necesitada, integran los márgenes marginados del Duero

Se construyeron para unir dos orillas. Misión que cumplen de sobra, como servir bajo su tablero de gran paraguas en caso de lluvia, y de buen quitasol cuando Lorenzo aprieta. Ventajas que deben aprovecharse de alguna manera, más cuando están en las orillas urbanas de nuestro rio que une y separa la ciudad.

Sin remontarnos mucho en el tiempo el Ayuntamiento adecentó, así pudiera llamarse, la zona bajo los carriles del puente de Los Tres Árboles. Añadió una escalera metálica con su jardín y jardinera, en la zona inferior, para quien prefiera su uso antes que subir por la rampa del otro lado. Seguimos a la espera de que expropie el terreno adyacente, incorporándolo después de acondicionado al parque. Colocó modernos bancos, con una diseñada pista para break dance, dado que ya había quien en la zona mostraba interés y así lo practicaba en el mismo piso de cemento que había. Se cubrió con pintura las pintadas de las columnas, se habilitaron unas pistas para  petanca, aumentando así el número de ellas y poco más.

Y pasaron un, dos, tres…Ni llegar siquiera a tres años desde aquello ¡y cómo está! vuelve a encontrarse lleno de pintadas, tal y como era de esperar. Los desagües del viaducto cierto que arrojan sus aguas en dirección oblicua, caso distinto sería si lo hiciera de forma vertical, con lo que dependiendo del caudal el chorro acaba, aquí o allí, a veces en el sumidero del terreno que espera recibirlas, otras alejado, haciendo mella en el punto del suelo donde coincida, que es en la pista de petanca, pues hay queda el agujero. Que es en el paseo, pues ahí queda el hoyo, como mucho puede tropezarse alguien. Que el agua, al discurrir hacia el mismo cauce del río, crea surcos en el terreno, ahí quedan. Que salten o que pasen por otro lado diría alguno.

Hay otros puentes urbanos que, como bien se presupone, no se encuentran en mejor estado que el anterior. En el de Hierro también la escorrentía de aguas ha destruido la zona ajardinada, en tiempos lo estaba, quedando con un buen muerdo el terreno, sin que nada hagan por solucionarlo. En el de Piedra, fue el río, como todos los años de crecida, el que se llevó la arena del suelo, quedándose en un pasen como puedan, intentando no caerse. Y en el bautizado, sin serlo nunca oficialmente, de los Poetas, lo mismo, otra zona desaprovechada. Todo ello en la margen derecha, la izquierda, aún menos utilizada, salvo en el caso de Los Tres Árboles, que es un basurero, se encuentra en mejores condiciones. El centro, que es el cauce del propio rio, merece artículo aparte.

Manuel Herrero Alonso