COSAS MÍAS
Una mascarilla en el alma de Zamora
Los zamoranos siempre hemos vivido con mascarilla. Estamos acostumbrados a hablar a escondidas, sin que nadie nos oiga, como si tuviéramos miedo, cuando nadie nos ve. Y no sé qué podemos temer en esta tercera década del siglo XXI de los políticos y de sus partidos. Ya nos lo quitaron todo. Quizá se les ocurra desviar el Duero de su curso natural o desmontar la cúpula de la Catedral para vendérsela a un jeque árabe. Lo toleraríamos.
Durante la democracia, el Estado desinvirtió en Zamora. Cerraron todo lo que pudieron y se llevaron de aquí lo que les dio la gana; solo se nos dejó el Duero y sus nieblas. Nuestros políticos, unos y otros, los de siempre y los de vez en cuando, ni se movieron. Miento. Si el PSOE nos olvidaba, el PP se lo echaba en cara, y viceversa. Reírse de los zamoranos es tan sencillo como engañar a un peneque.
El Estado nos lleva pegando el timo de la estampita desde que entramos en Europa. El zamorano no da guerra alguna. Sumisos y pusilánimes, nos putean con sus promesas y…no pasa nada. Verbigracia: el presidente de Gobierno nos contó que Monte la Reina sería una realidad cuando viviese en La Moncloa. Y nada de nada. Y lo de la transformación en autovía de la N-122 entre Zamora y la frontera lusa, un cachondeo. PP y PSOE pasándose la pelota.
Mientras los zamoranos más rebeldes no se constituyan en un movimiento político, interclasista, provincial y directo, viviremos con una mascarilla tapándonos la boca del alma.
Eugenio-Jesús de Ávila
Los zamoranos siempre hemos vivido con mascarilla. Estamos acostumbrados a hablar a escondidas, sin que nadie nos oiga, como si tuviéramos miedo, cuando nadie nos ve. Y no sé qué podemos temer en esta tercera década del siglo XXI de los políticos y de sus partidos. Ya nos lo quitaron todo. Quizá se les ocurra desviar el Duero de su curso natural o desmontar la cúpula de la Catedral para vendérsela a un jeque árabe. Lo toleraríamos.
Durante la democracia, el Estado desinvirtió en Zamora. Cerraron todo lo que pudieron y se llevaron de aquí lo que les dio la gana; solo se nos dejó el Duero y sus nieblas. Nuestros políticos, unos y otros, los de siempre y los de vez en cuando, ni se movieron. Miento. Si el PSOE nos olvidaba, el PP se lo echaba en cara, y viceversa. Reírse de los zamoranos es tan sencillo como engañar a un peneque.
El Estado nos lleva pegando el timo de la estampita desde que entramos en Europa. El zamorano no da guerra alguna. Sumisos y pusilánimes, nos putean con sus promesas y…no pasa nada. Verbigracia: el presidente de Gobierno nos contó que Monte la Reina sería una realidad cuando viviese en La Moncloa. Y nada de nada. Y lo de la transformación en autovía de la N-122 entre Zamora y la frontera lusa, un cachondeo. PP y PSOE pasándose la pelota.
Mientras los zamoranos más rebeldes no se constituyan en un movimiento político, interclasista, provincial y directo, viviremos con una mascarilla tapándonos la boca del alma.
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