Isabel Villar, pintora excepcional, femenina y feminista, en Espacio 36

Desde el 24 de agosto y hasta el 15 de septiembre, permanecerá abierta al público una exposición excepcional en la Galería de Arte Espacio 36, que dirige Ángel Almeida, porque los zamoranos podremos disfrutar de la obra de una pintora española personalísima, como evidencian todas sus obras.

Isabel Villar nació en 1935, en Salamanca. En el tríptico de la exposición, “Recreación y reencuentro”, José María Carrascal Vázquez, escribe sobre la pintora charra que “tiene, desde hace ya décadas, una inequívoca identificación y, en ocasiones, una intrigante significación. Así en los cuadros de esta exposición, en los que abundan prados y bosques coloristas, ordenados con pinceladas casi puntillistas y habitados por una fauna sorprendente, el protagonista, activo o pasivo, que ejercen esas jóvenes mujeres a veces desnudas o suplantadas por ángeles protectores, pueden dar motivo a la duda, a  la cavilación. Hasta llegar a comprender que esa presencia pacífica y confiada, de aparente ingenuidad, idealiza utópicas situaciones como metáforas de un devenir feminista de convivencia e igualdad. Como justamente fue valorada por la Genealogía de las Pintoras Feministas del MUSAC y ahora se cataloga en las colecciones de importantes museos.

Algunas de las obras que aquí se exponen están datas en fechas muy actuales, las del obligado confinamiento, cuando Isabel, como defensa para sí misma, tuvo la voluntad y el coraje, recluida en su estudio de Madrid, de volver a imaginar y recrear espacios ilusorios y risueños, que también pudieran insuflar ánimos y momentos de alegría en su contemplación. Y, efectivamente, se expusieron en  la Galería Fernández Braso, de Madrid, y también en un llamativo espacio en la reciente Feria de ARCO.

Hay que dejar constancia que, en el compromiso de montar esta muestra, han sido decisivas las querencias de Isabel Villar, iniciadas en los tiempos de la Academia de San Fernando, y prolongadas con los añorados viajes a Zamora con su recordado Eduardo, para encontrarse con aquellos compañeros con los que siempre ha mantenido una gran amistad.

Que una empatía recíproca propicie la contemplación y el disfrute de esta sugerente y oportuna exposición.