DENUNCIAS
Mirador de Troncoso: para asomarse y no mirar
De lejos, una imagen preciosa...no tanto, de cerca
No es el que hay, puesto que existen otros dos, aunque administrativamente tengan menor consideración, hasta el punto de que iniciándose la Rúa, y quedando el mirador de San Cipriano a la vista, la señalización invita a visitar el del Troncoso. Desde luego que en este ultimo las vistas son insuperables, las que se observan a lo lejos, porque las cercanas son bastante mejorables.
No han faltado intentos de aprovechar al máximo el espacio, como el pretendido de llevar la poesía a la calle, en cuadros con sus versos en la vía de acceso. Cuyo resultado es el esperado. Algunos de los paneles arrancados, que si bien no es más que un acto de vandalismo, el que no sean repuestos, pasado bastante tiempo es un síntoma, otro más, de la dejadez que impera en la ciudad.
Ya que se trata, de uno de los puntos turísticos por naturaleza, por emplazamiento y porque está al lado de la Oficina Municipal de Turismo, es un sitio a visitar por forasteros, que, además del recuerdo mental, quedan constancia con otros fotográficos que darán mil vueltas en redes, siendo la estampa de esa Zamora, con lo bueno y con lo malo.
Solo hay que asomarse y ver, el puente de Piedra, el río, la zuda rota, la playa de los Pelambres, las aceñas, las latas de refresco, alguna hasta descolorida, después de eternizarse allí, junto a la misma tapia; alguna mascarilla, bolsas, papeles y otros desechos, que evidentemente, no han llegado allí solos, que han sido arrojados, lo mismo que puede ocurrir y ocurre en cualquier otro punto de la calle. Con la diferencia de que, en otros sitios, se retiran, al cabo de un tiempo, y aquí no. Hay que ser conscientes de las dificultades de limpieza que entraña quitar cualquier resto de donde se encuentra, pero también sabemos que existen medios técnicos para hacerlo
Quedan otros miradores, el del Pizarro, que lo fue, con bancos de piedra y zona ajardinada, pero que por designios de arquitectos cuestionables, aquí otro ejemplo, lo convirtió en un terreno anodino, en un terraplén que pide evitar detenerse, con cuatro plantas mal puestas. Completándose con el de San Cipriano, que está como estaba hace décadas, salvo un mínima intervención de agradecer para hacerlo accesible.
Tampoco faltan las basuras amontonándose en la parte inferior arrojadas desde arriba, y aquí bien fáciles son de retirar. Pues tampoco se hace.
Manuel Herrero Alonso
No es el que hay, puesto que existen otros dos, aunque administrativamente tengan menor consideración, hasta el punto de que iniciándose la Rúa, y quedando el mirador de San Cipriano a la vista, la señalización invita a visitar el del Troncoso. Desde luego que en este ultimo las vistas son insuperables, las que se observan a lo lejos, porque las cercanas son bastante mejorables.
No han faltado intentos de aprovechar al máximo el espacio, como el pretendido de llevar la poesía a la calle, en cuadros con sus versos en la vía de acceso. Cuyo resultado es el esperado. Algunos de los paneles arrancados, que si bien no es más que un acto de vandalismo, el que no sean repuestos, pasado bastante tiempo es un síntoma, otro más, de la dejadez que impera en la ciudad.
Ya que se trata, de uno de los puntos turísticos por naturaleza, por emplazamiento y porque está al lado de la Oficina Municipal de Turismo, es un sitio a visitar por forasteros, que, además del recuerdo mental, quedan constancia con otros fotográficos que darán mil vueltas en redes, siendo la estampa de esa Zamora, con lo bueno y con lo malo.
Solo hay que asomarse y ver, el puente de Piedra, el río, la zuda rota, la playa de los Pelambres, las aceñas, las latas de refresco, alguna hasta descolorida, después de eternizarse allí, junto a la misma tapia; alguna mascarilla, bolsas, papeles y otros desechos, que evidentemente, no han llegado allí solos, que han sido arrojados, lo mismo que puede ocurrir y ocurre en cualquier otro punto de la calle. Con la diferencia de que, en otros sitios, se retiran, al cabo de un tiempo, y aquí no. Hay que ser conscientes de las dificultades de limpieza que entraña quitar cualquier resto de donde se encuentra, pero también sabemos que existen medios técnicos para hacerlo
Quedan otros miradores, el del Pizarro, que lo fue, con bancos de piedra y zona ajardinada, pero que por designios de arquitectos cuestionables, aquí otro ejemplo, lo convirtió en un terreno anodino, en un terraplén que pide evitar detenerse, con cuatro plantas mal puestas. Completándose con el de San Cipriano, que está como estaba hace décadas, salvo un mínima intervención de agradecer para hacerlo accesible.
Tampoco faltan las basuras amontonándose en la parte inferior arrojadas desde arriba, y aquí bien fáciles son de retirar. Pues tampoco se hace.
Manuel Herrero Alonso
Vidal | Miércoles, 18 de Agosto de 2021 a las 19:44:14 horas
Botellas de plástico en el tejado de San Cipriano que llevan "años", paredes llenas de "firmas" o pintadas por toda la ciudad dando muy mala imagen, sobre todo en el casco histórico por donde pasa todo el turismo, adoquines sueltos......etc. Hay muchas cosas estéticamente a mejorar.
¿Es tan difícil poner a una persona del ayuntamiento recorriendo continuamente la ciudad y anotando todo lo que se ve mal para mandar repararlo?
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