PASIÓN POR ZAMORA
Las dos Zamoras: la urbana, apática; la rural, viva
El sector primario, aun mancillado, depauperado por la demografía, todavía se rebela, se retuerce, se hace oír; mientras que en la ciudad solo reina la apatía antropológica.
No ha mucho tiempo, cuando Zamora tenía más habitantes que hoy, pero menos que mañana, descubrí que la única clase rebelde, con agallas, con bizarría, con huevos, tanto de gallina como de los otros, se hallaba en nuestra tierras, entre agricultores y ganaderos, en el sector primario. Entonces, nos trajeron sus tractores, inversiones costosísimas, porque agricultores y ganaderos, masacrados por la demografía, son tan empresarios como los que dirigen talleres, oficinas, gestorías, a la ciudad, para que nosotros, los urbanitas, por si lo ignoráramos, aprendiéramos que el agro zamorano late, se queja, vibra, se enoja, se retuerce, nos da de vivir y no nos deja morir.
Aquí, en la ciudad, tras las murallas, ahora, en agosto, se intuye lo que Zamora pudo haber sido y no fue, nuestra ucronía demográfica. Nuestros políticos y esta democracia de corrupciones y felonías nos sacaron de la posición 33 entre las provincias españoles cuando murió el dictador hasta la 50, cuando gobierna Pedro Sánchez, más conocido por el “magnánimo”, el amigo de los “pobre” de ERC, los que pasan hambre en la región que hicimos ricos entre todos: desde la Restauración de Cánovas, a la Dictadura de Primo de Rivera, II República y, por supuesto, franquismo y, qué decir tiene, hasta este malhadado periodo ¿democrático? Partitocrático. Hartos de alimentar a partidos, sindicatos y patronales. ¡Qué se pague cada cual sus amores! O el seguidor del Real Madrid tiene que contribuir al abono del tío del Barça. Increíbles.
A lo que voy. Como en la ciudad el intelectual piensa y piensa, pero no actúa, silencio absoluto sobre las cuestiones sociales y económicas de nuestra provincia. Eso sí, mucho debate sobre cuestiones de estética, pero la ética debe ser una asignatura de Filosofía para estudiar entre caña y pincho de tortilla. La realidad nos conduce a una deriva absoluta de la provincia hacia la nada económica y un acelerado desierto demográfico. Ya hemos bajado de 170.000 habitantes. En el 2022, frisaremos las 165.000. De seguir con este ritmo de despoblación, a no tardar, aquí los partidos solo tendrán derecho a dos diputados, a repartirse como buenos hermanitos.
La prensa, que no piensa, porque se alimenta en el pesebre público, o no sabe conjugar ese verbo, tampoco analiza la realidad de esta provincia, aunque después se organizan congresos, que no son otra cosa que márketing publicitario, para que sigan pagando, todavía más, algunas multinacionales y las instituciones públicas locales y regionales. Todo se desmorona, pero los periodistas se creen que son arcángeles o querubines.
Si aquí hubiera habido, desde hace décadas, prensa libre, prensa sin miedo al poder político, que parece heredado del terror al franquismo, los malandrines de la política que dicen representarnos y representan en Valladolid y Madrid, no se habrían atrevido a pasear por Zamora después de traicionarnos cuando sus gobiernos sacaron de Zamora a Salamanca el Regimiento Toledo; cuando cerraron líneas férreas, la Universidad Laboral, la Prisión Provincial, para llevársela a la provincia vecina del sur, la brutal reconversión agroganadera. Nadie protestó. De puta madre. Zamora se quedó sin Estado, el que había creado Carlos Pinilla durante la dictadura.
Amo la política, pero mi desconfianza hacia todo político, diestra o siniestra, vertical u horizontal, resulta absoluta. No obstante, anuncio que, cuando el PSOE convoque legislativas, quizá antes que comicios locales, lo de Monte la Reina siga siendo un erial, y la transformación de la N-122 entre Zamora y la frontera lusa una pelota Nivea para jugar en la playa con el PP cuando mande, aquí la lista socialista se esfumará como el humo de un “farias” en un campo de fútbol, y, además, solo dejará mal olor. Por supuesto, tampoco me olvido de los terrenos de Adif en la Estación del Ferrocarril. Fagúndez, cuando era teniente alcalde anduvo por Madrid visitando a los responsables de esas hectáreas ferroviarias para ver si se las cedían al Ayuntamiento. Nada de nada. Paroles. Words. Palabras. No se escribir en cirílico ese término, pero me apunta que “slovo”. Lo dejo para almas pías del marxismo.
Insisto: solo creo en los ciudadanos del sector primario de nuestra provincia como fuerza de cambio para borrar a tanto pamplina, badulaque y malandrín de los entornos de la res pública. Zamora se hundirá cuanto más escuche a los partidos nacionales, monarcas del embuste, príncipes de la mentira.
Eugenio-Jesús de Ávila
No ha mucho tiempo, cuando Zamora tenía más habitantes que hoy, pero menos que mañana, descubrí que la única clase rebelde, con agallas, con bizarría, con huevos, tanto de gallina como de los otros, se hallaba en nuestra tierras, entre agricultores y ganaderos, en el sector primario. Entonces, nos trajeron sus tractores, inversiones costosísimas, porque agricultores y ganaderos, masacrados por la demografía, son tan empresarios como los que dirigen talleres, oficinas, gestorías, a la ciudad, para que nosotros, los urbanitas, por si lo ignoráramos, aprendiéramos que el agro zamorano late, se queja, vibra, se enoja, se retuerce, nos da de vivir y no nos deja morir.
Aquí, en la ciudad, tras las murallas, ahora, en agosto, se intuye lo que Zamora pudo haber sido y no fue, nuestra ucronía demográfica. Nuestros políticos y esta democracia de corrupciones y felonías nos sacaron de la posición 33 entre las provincias españoles cuando murió el dictador hasta la 50, cuando gobierna Pedro Sánchez, más conocido por el “magnánimo”, el amigo de los “pobre” de ERC, los que pasan hambre en la región que hicimos ricos entre todos: desde la Restauración de Cánovas, a la Dictadura de Primo de Rivera, II República y, por supuesto, franquismo y, qué decir tiene, hasta este malhadado periodo ¿democrático? Partitocrático. Hartos de alimentar a partidos, sindicatos y patronales. ¡Qué se pague cada cual sus amores! O el seguidor del Real Madrid tiene que contribuir al abono del tío del Barça. Increíbles.
A lo que voy. Como en la ciudad el intelectual piensa y piensa, pero no actúa, silencio absoluto sobre las cuestiones sociales y económicas de nuestra provincia. Eso sí, mucho debate sobre cuestiones de estética, pero la ética debe ser una asignatura de Filosofía para estudiar entre caña y pincho de tortilla. La realidad nos conduce a una deriva absoluta de la provincia hacia la nada económica y un acelerado desierto demográfico. Ya hemos bajado de 170.000 habitantes. En el 2022, frisaremos las 165.000. De seguir con este ritmo de despoblación, a no tardar, aquí los partidos solo tendrán derecho a dos diputados, a repartirse como buenos hermanitos.
La prensa, que no piensa, porque se alimenta en el pesebre público, o no sabe conjugar ese verbo, tampoco analiza la realidad de esta provincia, aunque después se organizan congresos, que no son otra cosa que márketing publicitario, para que sigan pagando, todavía más, algunas multinacionales y las instituciones públicas locales y regionales. Todo se desmorona, pero los periodistas se creen que son arcángeles o querubines.
Si aquí hubiera habido, desde hace décadas, prensa libre, prensa sin miedo al poder político, que parece heredado del terror al franquismo, los malandrines de la política que dicen representarnos y representan en Valladolid y Madrid, no se habrían atrevido a pasear por Zamora después de traicionarnos cuando sus gobiernos sacaron de Zamora a Salamanca el Regimiento Toledo; cuando cerraron líneas férreas, la Universidad Laboral, la Prisión Provincial, para llevársela a la provincia vecina del sur, la brutal reconversión agroganadera. Nadie protestó. De puta madre. Zamora se quedó sin Estado, el que había creado Carlos Pinilla durante la dictadura.
Amo la política, pero mi desconfianza hacia todo político, diestra o siniestra, vertical u horizontal, resulta absoluta. No obstante, anuncio que, cuando el PSOE convoque legislativas, quizá antes que comicios locales, lo de Monte la Reina siga siendo un erial, y la transformación de la N-122 entre Zamora y la frontera lusa una pelota Nivea para jugar en la playa con el PP cuando mande, aquí la lista socialista se esfumará como el humo de un “farias” en un campo de fútbol, y, además, solo dejará mal olor. Por supuesto, tampoco me olvido de los terrenos de Adif en la Estación del Ferrocarril. Fagúndez, cuando era teniente alcalde anduvo por Madrid visitando a los responsables de esas hectáreas ferroviarias para ver si se las cedían al Ayuntamiento. Nada de nada. Paroles. Words. Palabras. No se escribir en cirílico ese término, pero me apunta que “slovo”. Lo dejo para almas pías del marxismo.
Insisto: solo creo en los ciudadanos del sector primario de nuestra provincia como fuerza de cambio para borrar a tanto pamplina, badulaque y malandrín de los entornos de la res pública. Zamora se hundirá cuanto más escuche a los partidos nacionales, monarcas del embuste, príncipes de la mentira.
Eugenio-Jesús de Ávila
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