DENUNCIAS
Árboles que se comen el puente de Piedra
Hoy para peatones, mañana, solo para la vegetación
Antes de iniciarse el verano, la Concejalía de Urbanismo, Medio Ambiente y Obras procediól a contratar a una empresa, para que se encargara de retirar del cauce del Duero aquellos materiales vegetales y otros residuos, que el rio había arrastrado y que habían quedado retenidos en distintos puntos. En orillas, azudes, aceñas, como en las pilastras del puente de Piedra, se podían observar troncos, algunos de gran tamaño, ramificaciones, espadañas y diversas basuras estancadas. La limpieza ordinaria de los ríos y arroyos en los tramos urbanos es una competencia municipal, por lo que como corresponde cumplieron, esta vez sí, con su obligación.
Durante algunas semanas, en la margen izquierda del río, al lado del puente medieval un contenedor se llenaba de aquello que no debería de estar precisamente en el cauce. El resultado de aquel proceso es cuestionable. Dejaron de verse los troncos, que obstruían el paso de la corriente en el viejo viaducto; se despejo el tramo bajo la orilla y la isla bajo el puente de Hierro y desaparecieron algunos ramas ancladas en las orillas. Pero, no procedieron a retirar todo, porque sobre el azud de las aceñas de Pinilla, como en azud de las de Cabañales, siguen troncos de gran tamaño, que algún día, con una mínima crecida del Duero, pueden acabar impactando contra el puente. Consiguiendo con el trabajo realizado, solo pan para hoy, y hambre para mañana.
Es evidente que, con la retirada de todas esas acumulaciones aguas arriba, se evita que la fuerza del río las arrastre para depositarse posteriormente en el puente o las aceñas, pudiendo, por su naturaleza y el impulso de la corriente, causar daños estructurales en las construcciones señaladas. Obviamente, con su eliminación de donde se encontraban retenidas y dentro de la medida de lo posible, además de dar cumplimiento a la limpieza que es de competencia municipal, se evita un riesgo mayor. Es quitarlo de un sitio para no tener que hacerlo en un futuro de otro.
Cuenta se dieron del impacto visual negativo, amén de otros daños, que producían los troncos obstruyendo el paso sobre los arcos del puente medieval. En la margen izquierda, el problema es mayor, porque no son troncos secos, sino vivos, los que están devorando, con sus raíces la cimentación tanto a uno como a otro lado, siendo tan evidente que incluso llegan a asomarse impunemente al tablero superior donde ya engullen las aceras, y seguirán ocupando arbitrariamente su espacio. De no atajare, y no parece que preocupe ni lo más mínimo, progresivamente los arboles seguirán con su crecimiento, las consecuencias, no tardando las comprobaremos.
Manuel Herrero Alonso
Antes de iniciarse el verano, la Concejalía de Urbanismo, Medio Ambiente y Obras procediól a contratar a una empresa, para que se encargara de retirar del cauce del Duero aquellos materiales vegetales y otros residuos, que el rio había arrastrado y que habían quedado retenidos en distintos puntos. En orillas, azudes, aceñas, como en las pilastras del puente de Piedra, se podían observar troncos, algunos de gran tamaño, ramificaciones, espadañas y diversas basuras estancadas. La limpieza ordinaria de los ríos y arroyos en los tramos urbanos es una competencia municipal, por lo que como corresponde cumplieron, esta vez sí, con su obligación.
Durante algunas semanas, en la margen izquierda del río, al lado del puente medieval un contenedor se llenaba de aquello que no debería de estar precisamente en el cauce. El resultado de aquel proceso es cuestionable. Dejaron de verse los troncos, que obstruían el paso de la corriente en el viejo viaducto; se despejo el tramo bajo la orilla y la isla bajo el puente de Hierro y desaparecieron algunos ramas ancladas en las orillas. Pero, no procedieron a retirar todo, porque sobre el azud de las aceñas de Pinilla, como en azud de las de Cabañales, siguen troncos de gran tamaño, que algún día, con una mínima crecida del Duero, pueden acabar impactando contra el puente. Consiguiendo con el trabajo realizado, solo pan para hoy, y hambre para mañana.
Es evidente que, con la retirada de todas esas acumulaciones aguas arriba, se evita que la fuerza del río las arrastre para depositarse posteriormente en el puente o las aceñas, pudiendo, por su naturaleza y el impulso de la corriente, causar daños estructurales en las construcciones señaladas. Obviamente, con su eliminación de donde se encontraban retenidas y dentro de la medida de lo posible, además de dar cumplimiento a la limpieza que es de competencia municipal, se evita un riesgo mayor. Es quitarlo de un sitio para no tener que hacerlo en un futuro de otro.
Cuenta se dieron del impacto visual negativo, amén de otros daños, que producían los troncos obstruyendo el paso sobre los arcos del puente medieval. En la margen izquierda, el problema es mayor, porque no son troncos secos, sino vivos, los que están devorando, con sus raíces la cimentación tanto a uno como a otro lado, siendo tan evidente que incluso llegan a asomarse impunemente al tablero superior donde ya engullen las aceras, y seguirán ocupando arbitrariamente su espacio. De no atajare, y no parece que preocupe ni lo más mínimo, progresivamente los arboles seguirán con su crecimiento, las consecuencias, no tardando las comprobaremos.
Manuel Herrero Alonso


























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