ZAMORANA
Joyas abandonadas de Zamora (1): Las estaciones de tren
Como muchos zamoranos, amo Zamora, la paseo, la estudio, investigo sus rincones: capital, pueblos, comarcas… y no deja de sorprenderme la cantidad de joyas arquitectónicas emblemáticas y únicas abandonadas a su suerte, el desconocimiento de los propios zamoranos y la desidia de los poderes públicos locales y autonómicos que no luchan para preservar esas edificaciones singulares, exponentes de un pasado glorioso que no se deben perder.
Desde mi posición de observadora, sigo en mi cruzada de no silenciar los problemas de esta provincia y de sacar a la luz todo aquello que la perjudique o la mengüe, para que autóctonos y foráneos sepan que disponemos de un vasto patrimonio que se puede perder si no se remedian sus carencias a tiempo; así que con objeto de que seamos conscientes de que urge salvaguardar el pasado, en estas entregas que hoy comienzo y que titulo: “joyas abandonadas de Zamora”, les pondré nombre para que los organismos e instituciones implicadas en acabar con este abandono secular, se pongan cuanto antes manos a la obra.
En esta ocasión me refiero en concreto a las estaciones de tren:
En Aliste: la Torre de Aliste, Cabañas de Aliste y San Pedro de las Herrerías.
En Sanabria: Robledo de Sanabria, Requejo y Lubián.
Sé que la compañía propietaria de estos hermosos apeaderos es el todopoderoso Adif, que también tiene en la capital terrenos en la estación, olvidados, obviados, perdidos, sin ceder de una vez al Ayuntamiento de Zamora, para que instale empresas importantes en ese entorno.
En ambos casos, tanto las estaciones como los terrenos mencionados, precisan con urgencia que los trámites administrativos se resuelvan con el fin de que pueda darse utilidad a estos inmuebles emblemáticos que, en el caso de Aliste y Sanabria forman parte de un rico patrimonio arquitectónico que yace en un penoso abandono formando parte de una lista de bienes demasiado larga en la provincia de Zamora, de estructuras pasadas que, en la actualidad se han convertido en obsoletas e inutilizadas, pero que deben protegerse y reconvertirse para usos sociales o turísticos con el fin de no perder la identidad de esas regiones, ya que se trata de edificios históricos cuya estructura y recuperación es una necesidad antes de que acaben convirtiéndose en ruinas por culpa de la indolencia de políticos y administraciones que se pierden en dilatadas disquisiciones que duran años, cuando el tiempo en este caso es un enemigo que juega en contra.
Mª Soledad Martín Turiño
Como muchos zamoranos, amo Zamora, la paseo, la estudio, investigo sus rincones: capital, pueblos, comarcas… y no deja de sorprenderme la cantidad de joyas arquitectónicas emblemáticas y únicas abandonadas a su suerte, el desconocimiento de los propios zamoranos y la desidia de los poderes públicos locales y autonómicos que no luchan para preservar esas edificaciones singulares, exponentes de un pasado glorioso que no se deben perder.
Desde mi posición de observadora, sigo en mi cruzada de no silenciar los problemas de esta provincia y de sacar a la luz todo aquello que la perjudique o la mengüe, para que autóctonos y foráneos sepan que disponemos de un vasto patrimonio que se puede perder si no se remedian sus carencias a tiempo; así que con objeto de que seamos conscientes de que urge salvaguardar el pasado, en estas entregas que hoy comienzo y que titulo: “joyas abandonadas de Zamora”, les pondré nombre para que los organismos e instituciones implicadas en acabar con este abandono secular, se pongan cuanto antes manos a la obra.
En esta ocasión me refiero en concreto a las estaciones de tren:
En Aliste: la Torre de Aliste, Cabañas de Aliste y San Pedro de las Herrerías.
En Sanabria: Robledo de Sanabria, Requejo y Lubián.
Sé que la compañía propietaria de estos hermosos apeaderos es el todopoderoso Adif, que también tiene en la capital terrenos en la estación, olvidados, obviados, perdidos, sin ceder de una vez al Ayuntamiento de Zamora, para que instale empresas importantes en ese entorno.
En ambos casos, tanto las estaciones como los terrenos mencionados, precisan con urgencia que los trámites administrativos se resuelvan con el fin de que pueda darse utilidad a estos inmuebles emblemáticos que, en el caso de Aliste y Sanabria forman parte de un rico patrimonio arquitectónico que yace en un penoso abandono formando parte de una lista de bienes demasiado larga en la provincia de Zamora, de estructuras pasadas que, en la actualidad se han convertido en obsoletas e inutilizadas, pero que deben protegerse y reconvertirse para usos sociales o turísticos con el fin de no perder la identidad de esas regiones, ya que se trata de edificios históricos cuya estructura y recuperación es una necesidad antes de que acaben convirtiéndose en ruinas por culpa de la indolencia de políticos y administraciones que se pierden en dilatadas disquisiciones que duran años, cuando el tiempo en este caso es un enemigo que juega en contra.
Mª Soledad Martín Turiño

















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