Martes, 16 de Septiembre de 2025

Sara Alonso
Viernes, 08 de Octubre de 2021
VOLVER A ZAMORA

Como si volver fuese un pecado: más de 60 euros por un billete de tren Madrid-Zamora

Opciones y precios de billetes del trayecto Madrid-Zamora

 

Si hay algo evidente, que no se puede discutir y que todos los zamoranos sabemos es que los jóvenes (y no tan jóvenes) hemos tenido que emigrar de nuestra provincia para buscarnos la vida. Eso lo saben tanto los que pasan, se sientan y calientan la silla del Ejecutivo como el quiosquero que ve cómo el cerrojo de su local se cierra, sabiendo que no volverá a vender revistas, periódicos o esas chucherías que tanto nos gustan.

 

Y que eso no es de ahora tampoco es secreto, al igual que tampoco lo es que a los zamoranos nos gusta volver a nuestra tierra: trabajo no habrá, pero todos sus rincones se nos siguen mostrando únicos. ¿A quién no le gusta perderse por las calles empedradas de Zamora o por los bares de siempre, rodeado de los amigos de siempre? Creo que escucho ya la respuesta de quien me lee: ¡a todos! Pero… a qué precio y de qué manera.

 

Recuerdo las primeras veces que subí al tren en la estación de Zamora. Después de muchos años, cambié a este medio de transporte porque, no solo me ofrecía comodidad, también rapidez y, por supuesto, me lo podía permitir, por su precio razonable: a veces, el billete no llegaba a los 20 euros.

 

 

Observaba con curiosidad a las familias, despidiéndose con la mano, mientras el tren se iba alejando. Ellos decían adiós a ciegas, a un tren a oscuras, sin saber que los que estábamos dentro veíamos con una sonrisa triste sus caras, su espera paciente a que el tren desapareciera. Y, luego, cuando solo veía el paisaje o a ese acompañante medio adormilado o roncando, como si no hubiese nadie a su alrededor, las emociones afloraban: a veces, con mezcla de inquietud por lo que esperaba en Madrid; en otras ocasiones, esa emoción se mezclaba con la tristeza por lo que dejabas atrás: la adolescencia y la vida que te habían creado en Zamora, en la ciudad en la que eras feliz.

 

Con el paso del tiempo, la vuelta a Zamora era pura emoción, sabiendo que, al menos, durante un par de días o semanas de vacaciones, iba a disfrutar de la vida en familia, en definitiva, volvía al pasado. Y lo cierto es que me convencía a mi misma de que así daba menos pena dejar tu ciudad, de nuevo. Comodidad, rapidez y a buen precio, ¡quién podía decir que no!

 

Pero todo lo bueno (ya sabemos el dicho) se acaba. Y, ahora, volver a mi ciudad y provincia es, cuanto menos, una ardua tarea. Pero aclaremos, no porque los zamoranos en Madrid no deseemos regresar a casa, sino porque, como de sobra sabemos, las grandes empresas y el buen gobierno tienen la tradición de coger “vicios” que solo les traen beneficios a ellos, sin pensar en el resto de los ciudadanos. Y este nuevo vicio al que parece que le han cogido el gusto nos va a dar más de un disgusto a todos los zamoranos. Y os cuento por qué.

 

Llevo un par de años observando que, a veces, cuando quieres comprar un billete en un día concreto, el servicio de Renfe te indica que ese trayecto no está disponible, sin más explicación. Algo extraño, porque no hablamos de días festivos ni especiales, en los que hay más afluencia de gente. Un día, una buena amiga, me dijo: prueba a coger el mismo billete, a la misma hora, pero con destino en Galicia… ¿cuál fue el resultado? ¡Sí! Había billetes disponibles, sin problema, los que quisieras, pero para Zamora esa opción no era válida. Si tenías suerte, un día o quizá dos antes de tu fecha ya estaban disponibles, pero siempre era una o dos plazas (¿dejarán para Zamora lo que sobra?).

 

Y esta mala sensación no solo se quedó en esa intuición de que Zamora volvía a ser invisible: tras el confinamiento, una vez que tuvimos la suerte de poder regresar a nuestra tierra, decido volver unos días. Y ya nada era igual. Bueno, sí, el barullo en la estación de Chamartín debe de ser ya una tradición, porque no hay día que no te lo encuentres. Pero que eso sea lo peor que nos pueda pasar…

 

Los que habéis cogido el tren alguna vez desde Madrid, sabéis que nuestras vías siempre oscilan entre el número 19 o 20 (eso no lo recuerdo bien, porque, con la rutina, uno ya va, sin mirar, pero sí tengo claro que son las últimas). Pues bien, mi primera sorpresa es que el tren pecaba de antiquísimo (también os digo que lo mismo Renfe lo que quería era que regresáramos a nuestro pasado, en el sentido más literal de viaje en el tiempo). Tan arcaico era el estado en el que se encontraba que miré varias veces a la pantalla por si acaso me estaba equivocando de vía (el tren de Soria es otra de las maravillosas reliquias que, en otra ocasión, podemos comentar). Pero no, su destino era Zamora. ¡Y vaya viajecito! Que no digo que fuese largo, por supuesto, pero era como estar sentado en hora punta en un vagón de metro. Eso sí, dos toallitas desinfectantes si dan.

 

No le quise dar más importancia, porque pensé que quizá era por alguna razón inexcusable y era mejor no rechistar. Al menos, podía volver a casa. Pero, al precio que estaba el viaje (más de 40 euros), igual, la comodidad y la seguridad son importantes, digo yo. Y, para mi estupor, esta situación se ha repetido más de una vez.

 

La vuelta también tuvo sus particularidades. El tren ya era el Alvia de siempre, pero, ese día, la afluencia de viajeros era escasa (algo atípico, de Zamora siempre subimos muchas personas). Yo respiré tranquila, porque el temor de la pandemia sigue presente y, bueno, es mejor compartir aire con menos gente. Lo curioso fue que en mi vagón solo había una chica influencer (me hago mayor, porque no entiendo que alguien pueda sacarse 100 fotos en menos de 20 minutos) y el regidor. ¿Sabéis cuál era mi asiento? ¡Sí! justo al lado de la influencer. ¡Maravilloso! Pedí cambiarme de asiento (como siempre se ha hecho cuando se ha podido), pero no era una opción. Y, pienso yo, ¿no es mejor la seguridad si, desde el trayecto Zamora-Madrid, no se subió nadie más? Pues no les pareció buena idea. Lo dejé pasar, también os digo que no se muy bien por qué.

 

No os creáis que aquí acaba la cosa, no. Os cuento la última de las novedades que nos trae Renfe desde el pasado mes de septiembre, una “innovación” de Renfe que, igual, busca que Zamora desaparezca del mapa, no lo sé. A veces pienso que es la única motivación de algunos, porque no es normal el trato tan malo que recibimos, pero ¡ojo! en todos los aspectos que se os puedan pasar por la cabeza ahora mismo (habría que preguntarle al Gobierno de la Comunidad si sabría situar nuestra ciudad en el mapa, lo mismo nos sorprendía y ahora somos ciudadanos de Castilla-La Mancha o Portugal).

 

Un día de septiembre, concretamente la semana del 23, cuadro todo para poder volver a casa. Mi sorpresa: no había billetes de vuelta. Soy cabezona y no me doy por vencida a la primera, decido insistir por si, como dicen siempre los operarios de Renfe, “hay algún viajero que anula el viaje y se libera un asiento”. Tengo esa suerte (no lo puedo negar) y en una conversación telefónica con atención al cliente de Renfe me dan la opción de un billete (en clase preferente) para media tarde. El único disponible. ¡Qué voy hacer! Si por una vez hay que ir en preferente… (ya os digo que, a día de hoy, la única diferencia es que tienes un poquito más de espacio para tu trasero). Mi estupor vino cuando me dijeron el precio: 63,75 euros. Mi respuesta fue inmediata: ¿cómo? ¿has dicho 33,75 euros? Pero, obviamente la respuesta fue que no, que eran 30 euros más, ¿perdón? ¿por qué ese precio tan alto? Respuesta: es lo único que hay ahora disponible.

 

Haciendo hincapié en mi cabezonería, decido acercarme a la taquilla de la estación (ya había comprado el billete) para preguntar qué es lo que pasaba con esa subida de precio. “Hija, ahora han decidido que el precio sea libre, si hay más demanda de billete, el precio será más alto”. Lo primero que salió de mi boca fue ¿y no hay otro billete en turista? (Ingenua de mí…). Muy amable, añadió: “De momento, no, puedes intentarlo más tarde, pero ahora mismo su precio es de 55 euros”. ¿Perdón? ¿25 euros más que otras veces? ¿Por qué? ¿Cuándo han decidido esta subida de precios? “Es la oferta y la demanda”, dijo.

 

Vale, Renfe me está queriendo decir que o intento comprar un billete con suficiente antelación (recordad que no nos deja porque no está el tren disponible para Zamora hasta pocos días antes, cuando quedan los restos) o acepto sus condiciones a un precio que ya no es asequible para todos.

 

Imagino que esto no me ha sorprendido solo a mí. Solo nos queda averiguar cuál es la razón que los lleva a este abuso. Tenemos derecho a volver a nuestra tierra, tenemos derecho a disfrutar de las ventajas que tiene todo ciudadano gallego, madrileño o de Valladolid para poder disfrutar de los servicios de Renfe.

 

¿Por qué los zamoranos tenemos que pagar tanto para disfrutar de nuestra gente? ¿Por qué siempre nos ponen trabas para intentar devolver vida a nuestra provincia y sanarla de tantos problemas y de la falta de inversión?

 

¿Por qué tenemos que sufrir los “vicios” de políticos y empresarios que solo piensan en su beneficio? ¿Quieren una ciudad fantasma?

 

Creo que va llegando el momento de reivindicar más alto nuestros derechos, los de Zamora y los zamoranos, derechos que no son más que los justos, esos que no se compran ni con migajas ni con transporte con precios "según demanda”.  

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