Sábado, 01 de Noviembre de 2025

Kebedo
Miércoles, 20 de Octubre de 2021
MI VECINA MARISOL

¡Nos vamos de putas!

[Img #58093]Me da la sensación de que hoy  mi vecina Marisol va a levantar ampollas con sus reflexiones. De momento, su amiga Concepción, la funcionaria eficiente que nunca dice palabrotas, ya ha puesto el grito en el cielo al escuchar ésta exclamación d mi vecina -¡¡¡Nos vamos de putas!!!-, dijo, y nos dejó perplejos.

Evidentemente era una forma de hablar, mi vecina no se iba de putas, pero con su vehemencia en las expresiones quiere reflejar su malestar con una situación denigrante, que se reproduce  a diario y que nadie ha tenido el cuajo suficiente para atajarla y, ni mucho menos, resolverla, la prostitución.

-Lo llaman el oficio más viejo del mundo-, dice Marisol, y no sé si será oficio pero que es una de las actividades que siempre ha existido, es completamente cierto.

-Que ha existido, y existirá-, insiste mi vecina, -y ahí precisamente es donde radica el quid de la cuestión, porque la prostitución no va a dejar de existir nunca desde el momento en que haya una persona que desee cobrar por usar su cuerpo y su sexualidad con otra persona que desee pagar por hacer lo mismo-.

Izas, rabizas y colipoterras, se nombró así a las putas cuando las trajo a colación el magnífico premio Nobel Camilo José Cela, haciendo referencia a un poema de alguien que me resulta muy familiar, un tal Francisco de Quevedo.

-Pues yo hablo de personas, no distingo entre hombres o mujeres, porque hay putas y putos. Por lo tanto no hay que centrar la conversación únicamente en las mujeres, habrá que hablar de todo aquel que se prostituya-, insiste mi vecina.

-¡Vaya un charco en el que te has metido!-, le digo a Marisol., -pero, ¿dónde quieres llegar?-

-No, no es ningún charco, es que siempre estamos centrando el problema de la prostitución en las mujeres. De hecho, el último intento es de hace un par de días cuando el presidente Sánchez prometió la abolición de la prostitución. A ver, alma de cántaro, que la prostitución no va a desparecer, que lo acabo de decir. Incluso se ha hablado de castigar al cliente, al putero, vamos-

-¡Vaya día que llevas hoy, maja!, te estás explayando a gusto con tanta palabrota- la reprende Concepción-

La verdad es que mi vecina tiene razón porque llevamos mucho tiempo hablando, intentando, o no, eliminar la prostitución, por diferentes motivos y, últimamente, la razón de peso es la denigración de la mujer por ésta forma de vivir. Se ha hablado también incluso de la legalización, de la sindicación y de su alta en la seguridad social. Todo es posible.

-Pero el problema no está ahí, querido Kebedo-, me dice, -el problema está en quien explota a estas personas, y vuelvo a personas, no solo a las mujeres, aunque sean estas, en una inmensa mayoría las explotadas. El problema es el proxeneta, el chulo, el abusón que las explota, que las engaña cuando las trae de la otra parte del mundo diciéndole que trabajaran en una casa importante, que le quita los pasaportes para que no puedan escapar, que se inventa una cantidad desorbitante, como deuda a pagar, para que no puedan abandonar nunca, hasta que él lo decida, claro, el cuchitril donde las tiene encerradas. La mayoría de las veces en condiciones lamentables de sanidad e higiene. Esos son los verdaderos puteros, son esclavistas, son negreros, son hijos de puta. Y ahí sí que está bien empleada la acepción, son hijos de puta-.

Está dejándome hoy Marisol con la boca más abierta que de costumbre, pero no le falta nada de razón.

-Persígase al que está haciéndose supermillonario con la trata de personas, no a las personas, ni a los clientes. Clientes va a haber siempre, a las claras o a las oscuras, porque el mundo es como es y hay necesidades, diversidades y debilidades. El problema radica en quien se aprovecha de las debilidades ajenas para lucrarse y, sobre todo para explotar y abusar de los demás.- replica Marisol.

La verdad es que, en diversas ocasiones, se han hecho intentos …,

-Nada, nada, ni intentos ni nada. Si los gobiernos hubiesen querido poner fin a éste problema, los proxenetas estarían todos en la cárcel y  no solo no lo están sino que viven tranquila y holgadamente en los sitios más caros y exclusivos del país.-

-Creo que hoy vas a levantar ampollas, Marisol, como dije al principio-.

-Ya, lo que hay que hace levanta es algunas pollas. Y cortarlas después-, me respondió.

-¡Qué día me estás dando!-, le dijo Concepción.

Y se fueron las dos, en amor y compañía, a la terraza de la estación, que aún hace buen tiempo para disfrutarla.

Kebedo.  

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