Miércoles, 08 de Octubre de 2025

Irene Alfageme
Sábado, 30 de Octubre de 2021
PORTADA TORO

Retrato de un noviembre en calma

Toro se “abriga” en las estufas de los bares

 

[Img #58416]

 

Recuerdo la calma que sentía el pasado noviembre, aunque no recuerdo nada más; tan sólo lo que me hacía sentir. En muchas ocasiones recordamos, aunque forme parte de un pasado muy lejano, cómo nos hacia sentir o cómo nos sentimos en ese momento, pero no recordamos el qué. Nos quedamos con el sentimiento. Puede que se tratara de una calma dada por el viento que, distraído de su cometido, se chocaba con mi cara con un aire frio, muy característico del cambio de temperatura que noviembre tiene de costumbre. Puede, a lo mejor, que se tratase de una calma condicionada por todos los versos que leía en casa, día tras día, sin recordar porque permanecía sentada en la butaca tanto tiempo, y no sentada en una terraza como tanto me gusta; saboreando un café mientras subo, suavemente, la mirada, y me imagino la historia de cada uno de los allí presentes. Confusa ahora me siento al pensar, quizás, que todo lo que estoy recordando no fuera así. Y estaba en lo cierto.

 

Acabo de recordar de que no era calma lo que mi cuerpo sentía, sino escalofríos, ya que, hace un año- más o menos- los bares dormían al son de una canción de cuna, esperando ansiosos su despertar. Parece que, un año después, la nana que escucharon en su momento se ha alejado y permanecen despiertos. La ciudad de Toro ha podido vivir su vendimia, su fiesta por excelencia, y el sector hostelero ha permanecido “a píe de cañón” para mantenerse a flote y sobrevivir lo máximo posible.

 

Noviembre es un mes de cambios; una etapa en la que las cazadoras cambian, los jerséis comienzan a verse por debajo de las chaquetas, e incluso los árboles deciden que es momento de adecentar también su “corte de pelo”; un mes de confusión, y estoy segura que también de calma. Ahora si que se puede decir. Espero el año que viene recordar que el mes de noviembre del 2021 tuve sensación de calma, y no confundirme de adjetivo como ha sucedido este año. Lo que si tengo claro es que recordaré las sonrisas, bajo las mascarillas, de las personas paseando y entrando en los bares para tomar, por fin, la tapa deseada que el pasado noviembre no les dejó disfrutar, “abrigados” por las estufas de calor que ellos, por sí solos, desprenden.

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