Miércoles, 08 de Octubre de 2025

Eugenio de Ávila
Lunes, 08 de Noviembre de 2021
PASIÓN POR ZAMORA

Los enemigos del proyecto de Monte la Reina

JL LEAL“Harto de estar harto ya me cansé de preguntarle al mundo por qué y por qué”. Así cantaba Serrat en su tema “Vagabundear”, incluido en el mejor LP de la música española de todos los tiempos: “Mediterráneo”. Yo también estoy harto de estar harto de preguntarme a quién, en esta ciudad pretérita, le interesa que Zamora se diluya, se esfume, se convierta en una urbe de ancianos y jubilados, de inactividad económica, en un museo de la arquitectura románica, del modernismo y eclecticismo, en un desierto demográfico, en…recuerdo, en memoria, en nada.

 

Estoy cansado, como Serrat, de que ahora, cuando Monte la Reina se palpa, se respira, se huele, venga periódicos a cuestionar ese proyecto, con el argumento de que el campamento militar se encuentra en zona inundable. No saben qué hacer ya para detener el progreso de nuestra tierra. De gente que escribe que Margarita Robles, ministra de Defensa, estuvo acompañado, el viernes, durante su visita a las instalaciones del castro militar por el JEME (Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra),  Amador Enseñat y Barea, al que se le otorga la graduación de teniente coronel, cuando es general, ¡qué podemos esperar!

 

Este, El Día de Zamora, humilde periódico, fue el primer medio informativo en dar la noticia de que Monte la Reina podría volver a ser utilizada como instalación militar. A la semana de editarlo en nuestro periódico digital, el otro medio que se vende aquí, en kioscos, el que jibarizo la cabecera de  El Correo de Zamora, diario centenario, que forma parte de un grupo que no es zamorano, intentó colocarse la primicia, en entrevista a Martín Pozo, que, por mimetismo del medio de comunicación, quiso apuntarse el tanto también.

 

JL LEALSi Monte la Reina, como cree un servidor, vuelve a contar para el Ministerio de Defensa, se deberá siempre a Pedro Sánchez, al que critiqué y critico por decisiones que me disgustan, me alarman, me alteran y me encabronan,  sobre nuestra nación, como sus pactos con Podemos,  bisnietos de Lenin y nietos de Stalin; los hijos de ETA y los de Pujol, enemigos jurados de España, de su Constitución y su democracia.

 

Y también culpo a Antidio Fagúndez como político decisivo en esta inversión, y, quién me siga, sabe que cargué, una semana sí y otra también, contra el diputado nacional del PSOE por nuestra provincia, al comprobar la inacción respecto a la promesa, realizada en el Ramos Carrión, sobre Monte la Reina. Pero ahora mismo el presidente del ejecutivo y el secretario general del PSOE de Zamora reciben mis loas por considerar Monte la Reina como espacio para ese importante proyecto militar. No soy un cobista, un pelota, si prefiere usted un término más vulgar; pero sé alabar al político que cumple con su palabra, con su labor. Martínez-Maíllo, que tuvo más influencia en un presidente de Gobierno que Fagúndez, se olvidó de nuestra provincia, pasó de nosotros, nos miró por encima del hombro, cuando era la mano derecha, la izquierda o la del centro de Rajoy.

 

Ahora bien, si Monte la Reina, como aconteció durante años con la Biorrefinería de Barcial del Barco, se queda en el clásico sueño que nunca se hará realidad, habrá que señalar a los medios que ya han empezado a buscar trabas al proyecto, como eso de terrenos inundables, y a los políticos interesados en que esta provincia siga siendo el ano de España, la más envejecida de esta nación en descomposición, la reserva espiritual de la patria y una enorme residencia para personas mayores, un chollo económico para algunos personajes que viven y vivieron de la res pública, de la política.

Estoy harto de estar harto de políticos zamoranos que desprecian a su tierra y a sus gentes, y nunca me cansaré de denunciar a estos privilegiados que, tras ser votados por la ciudadanía, se descojonaron de todos nosotros y solo se preocuparon de potenciar sus respectivos patrimonios. Personajes que no son ni de derechas ni de izquierdas, ni del puto centro, que no existe más que en los cerebros de los pusilánimes, solo tienen una ideología: la suya, la egolatría y la misantropía.

Eugenio-Jesús de Ávila

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