CON LOS CINCO SENTIDOS
Orden de prioridades
En un mundo perfecto, o al menos en un mundo más justo, las prioridades del ser humano inteligente estarían bien claras desde un principio. Véase: tener salud, trabajo bien remunerado, formar una familia si lo deseas, aunque no todo el mundo vive para tal fin, ya que hay personas que libremente eligen estar solas y su motor no es tener hijos o pareja estable, sino transitar por esta vida sin la necesidad de someterse a la dictadura de ser padre o madre por ser lo socialmente aceptado como “normal”. Si eres mujer, eso de compaginar el trabajo con la formación de una familia es tarea complicada y extenuante…Pero de eso hablaré en otro momento.
El devenir del tiempo nos hace cambiar el orden de esas prioridades en función de lo que nos acontece. Hay situaciones en las que el dinero, cuando falta, se convierte en la máxima que rige el día a día para muchos. También sucede algo parecido con el amor, puesto que cuando nos falta, lo perseguimos incansablemente para llenar el vacío en el que nos vemos inmersos en un punto determinado de nuestra andadura. Y cuanto más se persigue, menos se encuentra lo que uno busca. Es mejor dejarse llevar.
Pero hete aquí que, con los años, me he dado cuenta de que reía socarronamente si alguno de mis mayores me decía “la salud es lo que importa” o “mientras no haya salud todo lo demás es secundario” sin darme cuenta de que en algún momento me podría fallar la sonrisa y torcérseme el gesto. Y pasó, además de manera inesperada, dejándome a los pies de los caballos sin tiempo para reaccionar ni coger impulso.
Han tenido que pasar unos años para darme cuenta realmente de que la buena salud es absolutamente imprescindible para todo lo demás. Sin ella no hay nada, no importa nada, ni el dinero que poseas, poco o mucho, ni los amores o los afectos, ya que no los podrás disfrutar en plenitud, ni la familia si la tienes. Nada. Cuando te flaquean las fuerzas y crees que no podrás con más peso sobre tus hombros, es cuando tu orden de prioridades cambia por completo. Es precioso ser amado, es deseable que no falte el dinero y el sustento, el ocio y la libertad de ir de acá para allá a tu antojo, pero si no puedes ni moverte todo se convierte en un hueco por llenar, sin una pala que te ayude a coger la tierra y sin unas manos útiles para asirla con fuerza y arrastrar el polvo hacia el foso en el que se convierte tu existencia.
De ahora en adelante desearé siempre salud para todos. Lo demás, vendrá por añadidura si ha de venir, y si no viene, al menos tendré fuerzas para contarlo.
Salud para todos.
Nélida L. del Estal Sastre
Enviado desde Outlook
En un mundo perfecto, o al menos en un mundo más justo, las prioridades del ser humano inteligente estarían bien claras desde un principio. Véase: tener salud, trabajo bien remunerado, formar una familia si lo deseas, aunque no todo el mundo vive para tal fin, ya que hay personas que libremente eligen estar solas y su motor no es tener hijos o pareja estable, sino transitar por esta vida sin la necesidad de someterse a la dictadura de ser padre o madre por ser lo socialmente aceptado como “normal”. Si eres mujer, eso de compaginar el trabajo con la formación de una familia es tarea complicada y extenuante…Pero de eso hablaré en otro momento.
El devenir del tiempo nos hace cambiar el orden de esas prioridades en función de lo que nos acontece. Hay situaciones en las que el dinero, cuando falta, se convierte en la máxima que rige el día a día para muchos. También sucede algo parecido con el amor, puesto que cuando nos falta, lo perseguimos incansablemente para llenar el vacío en el que nos vemos inmersos en un punto determinado de nuestra andadura. Y cuanto más se persigue, menos se encuentra lo que uno busca. Es mejor dejarse llevar.
Pero hete aquí que, con los años, me he dado cuenta de que reía socarronamente si alguno de mis mayores me decía “la salud es lo que importa” o “mientras no haya salud todo lo demás es secundario” sin darme cuenta de que en algún momento me podría fallar la sonrisa y torcérseme el gesto. Y pasó, además de manera inesperada, dejándome a los pies de los caballos sin tiempo para reaccionar ni coger impulso.
Han tenido que pasar unos años para darme cuenta realmente de que la buena salud es absolutamente imprescindible para todo lo demás. Sin ella no hay nada, no importa nada, ni el dinero que poseas, poco o mucho, ni los amores o los afectos, ya que no los podrás disfrutar en plenitud, ni la familia si la tienes. Nada. Cuando te flaquean las fuerzas y crees que no podrás con más peso sobre tus hombros, es cuando tu orden de prioridades cambia por completo. Es precioso ser amado, es deseable que no falte el dinero y el sustento, el ocio y la libertad de ir de acá para allá a tu antojo, pero si no puedes ni moverte todo se convierte en un hueco por llenar, sin una pala que te ayude a coger la tierra y sin unas manos útiles para asirla con fuerza y arrastrar el polvo hacia el foso en el que se convierte tu existencia.
De ahora en adelante desearé siempre salud para todos. Lo demás, vendrá por añadidura si ha de venir, y si no viene, al menos tendré fuerzas para contarlo.
Salud para todos.
Nélida L. del Estal Sastre
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