Miércoles, 08 de Octubre de 2025

Eugenio de Ávila
Lunes, 15 de Noviembre de 2021
PASIÓN POR ZAMORA

Embellecer Zamora: Hay que sacar las grandes obras de Lobo a la calle

Las esculturas de Baltasar Lobo deben disfrutarse por los zamoranos y los turistas que nos visiten

Una persona de cierta edad necesita de más cuidados que una que se halle en la edad juvenil. Sin duda. El tiempo nos desgasta, nos come, nos devora.  Hay que aplicar cremas en la piel,  echarte minoxidil en el cabello, realizar ejercicio físico, caminar, comer con mesura,  alimentarse con productos naturales, pocas grasas e hidratos de carbono…

 

Con las ciudades sucede algo parecido. Son, si se me permite la expresión, seres vivos. Cada cierto tiempo, hay que restaurarlas: pavimento de las calles, baldosas, adecentamiento de los jardines, restauración del patrimonio monumental, servicios básicos…

 

Hay ciudades que son viejitas, que nacieron en tiempos muy lejanos, que muestran las carencias propias de la edad: deterioro, cuando no ruina, de sus edificios más antiguos; baldosas quebradas, por el tránsito de vehículos, como sucede en el casco antiguo de Zamora; y también anhelan tratamientos novedosos para embellecerlas y guardar sus arrugas urbanísticas. 

 

Zamora, nuestra anciana preferida, conservan todavía parte de su pasado en forma de iglesias, puentes, murallas. Pero también guardan en su centro plazas y calles que son muy transitadas que merecen una consideración especial, tanto para los que vivimos en ella como para los que nos visitan, personas, por lo general, ávidas de conocer el legado de nuestra historia.

 

Francisco Guarido, nuestro regidor, ya en la oposición, demostró ser un político que amaba nuestro patrimonio monumental. Recuerdo que en este periódico presentó un magnífico proyecto para crear un mirador del Duero, desde el actual hasta la cuesta de los Pepinos. Nada pudo hacer, porque hubo un pleito con las monjitas que guardan un convento junto a la muralla que ganaron al Ayuntamiento cuando lo administraba el PP. Pero el alcalde actual sigue aplicándose en dejar exentas las murallas de la avenida de la Feria. Sus previsiones para lograr el objetivo nos conducen al término del actual mandato2023. Perfecto. Después llegará el turno para concretar un jardín que marque época.

 

Pero si todos queremos que los lienzos de muralla queden en libertad, sigo sin explicarme cómo es posible que todavía se mantengan árboles en Trascastillo, en ese paseo, donde se recogen todo tipo de piedras y rocas desprendidas del talud que oculta la arboleda. Creo necesario que se realice un estudio edafológico de la zona, porque, como las lluvias arrecien este invierno, y Eolo exhiba su ferocidad, quizá todo se venga abajo, con el consiguiente peligro para peatones y para los que circulen con sus automóviles por la calzada colindante. Se lo comenté a Rosa Valdeón durante su etapa como inquilina en la Casa de las Panaderas.

 

Antes de abandonar el casco antiguo, el viejo, en realidad; insisto en  que los cantos que comparten calzadas con baldosas de granito deberían ser sustituidos por este material que tanto abunda en Sayago, dada su incomodidad para el peatón, más para las féminas que utilizan tacones. Sucede también en la plaza de San Martín, que solo rinde utilidad en su parque infantil, y la de Viriato, toda una osadía cruzarla, pues ese adoquinado resulta también complicado de pisar.

 

Y me planto ahora en la plaza de Sagasta y dejo la Plaza Mayor y su necesaria reforma, la más fea de España, para otro momento. La escultura “Adán después del pecado” ya luce en el centro del ágora. Queda bien, pero lo sobra, para mi gusto, ese jardinillo con tres árboles ubicado en la proa del edificio de los García  Casado. Las obras de arte definen también a las ciudades. Las esculturas y los jardines se transfiguran en el rostro de las ciudades. Gozamos de las grandes obras de Baltasar Lobo. Por qué no convertimos los jardines de las principales rúas, avenidas, bulevares y calles de Zamora en un museo al aire libre del genio de Cerecinos de Campos. El pueblo y el turista deben conocer a sus artistas. Los museos roban dinamismo a las esculturas.

 

La plaza de Zorrilla, que con las de Antonio del Águila, muestra el jardín más coqueto de nuestra ciudad, lo preside una maternidad de Lobo. Créense más espacios verdes en otros secarrales urbanos como el de la plaza de la Constitución, presididos por obras de arte del escultor zamorano.

 

No sé si Guarido se irá al concluir este su segundo mandato. Pero, si es así, le queda año y medio para rematar sus políticas embelleciendo la ciudad que le vio nacer. Seguro que quiere. Y, si es así, puede.  Y le doy otra idea: ¿Cabría la posibilidad de que los restos de la iglesia de la plaza de San Gil se disfrutasen por propios y extraños? Tapar el perímetro de un templo románico en el centro de la ciudad me parece un atentado contra nuestro pasado.

 

.Dejaré para posteriores artículos asuntos tan esenciales como el soterramiento de cables en el casco antiguo, los contenedores de basura en la plaza del Fresco, la iluminación artística de templos y murallas, cuestiones ambas que debería abordarse con Iberdrola, empresa que tanto nos debe. Continuaré en este  afán de ofrecer ideas para que esta ancianita que es Zamora todavía reciba piropos.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

 

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