PASIÓN POR ZAMORA
La decisión de Vicente Merino
¿Qué averiguó el pasado martes el ingeniero zamorano-leonés para mandar parar las obras en Barcial del Barco?
Esta semana, en concreto, el martes, 16 de noviembre, nuestra provincia podría haber perdido la mayor inversión privada de su historia: cerca de 200 millones de euros, destinados a la construcción de la Biorrefinería multifuncional de Barcial del Barco. No se trata de amarillismo periodístico, ni de una hipérbole, sino de una realidad. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene remedio. ¿Qué ha sucedido para que Vicente Merino Febrero, el ingeniero que ideó la forma de obtener bioetanol, un combustible, a través de la remolacha y el maíz, además, sin contaminar?
Contaré solo lo que puedo escribir. La persona que lo sabe todo ha preferido guardar silencio. Por mi parte, realizaré solo una introducción. Pero, qué supo Merino para mandar parar.
Voy a remontarme a los inicios del proceso industrial. Cuando el ingeniero zamorano-leonés presentó su proyecto, cuando se hizo público, se encontró con una serie de problemas políticos-empresariales que colocaron toda una serie de obstáculos para impedir que se hiciese realidad su idea. Entonces se le chantajeó: apoyo al proyecto a cambio de una serie de mordidas, de entrar a formar parte de la empresa que se crearía, a través de acciones en el capital, pero sin poner un euro y cosas de ese jaez. Por supuesto, Merino se negó a entrar en ese juego pornográfico.
Desde entonces, 14 años, Vicente llamó a numerosas puertas, pero ninguna se le abrió. Contó con la animadversión de la prensa local, salvo alguna excepción como es mi caso. Incluso algún “pájaro” ágrafo, cobista del poder que sea, se burló de su idea. Pero la paciencia del joven empresario e ingeniero pudo con todo hasta llevar casi su nave industrial al puerto de la realidad: ya había inversores, con lo que contactó y visitaron los terrenos, interesadísimos por un proyecto que podría obtener unos 300 millones de euros de beneficios en una década; Fracisco J. Requejo, presidente de la Diputación, compró, en una arriesgada operación política, los terrenos de Barcial, y máquinas, pagadas por el propio Vicente Merino llevaban trabajando en su planeamiento varios meses, con el consiguiente costo. Se realizaba esta labor porque solo se aguardaba a la cesión de hectáreas por parte de la Institución Provincial.
Pero hete aquí que el martes pasado, Merino recibe una comunicación de un cargo importante de una empresa multinacional, que venía a decirle que si invertía en la Biorrefinería, los múltiples proyectos molinos eólicos y de placas solares, que esperan instalar en Castilla y León, los perderían. Al parecer, así se lo habían comentado a este directivo de la multinacional. Merino, por lógica, mandó parar las obras y contar por qué obró de tal manera: “Corruptelas” en la Junta de Castilla y León. El Día de Zamora lo dio en primicia. Notición. Nadie ha seguido la información. Callan. Felices. Mientras, Pablo Fernández, líder de Podemos en esta autonomía ahistórica, hablaba en las Cortes de Castilla y León denunciando el problema surgido en Barcial. El resto de partidos conocen lo que ha pasado. De momento, nadie dice ni mu.
Lo importante es que la historia se repite«la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa». Karl Marx: “18 Brumario de Luis Bonaparte”. Solo un cambio: Vicente Merino ya tiene pruebas. ¿Extorsión?
Eugenio-Jesús de Ávila
Esta semana, en concreto, el martes, 16 de noviembre, nuestra provincia podría haber perdido la mayor inversión privada de su historia: cerca de 200 millones de euros, destinados a la construcción de la Biorrefinería multifuncional de Barcial del Barco. No se trata de amarillismo periodístico, ni de una hipérbole, sino de una realidad. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene remedio. ¿Qué ha sucedido para que Vicente Merino Febrero, el ingeniero que ideó la forma de obtener bioetanol, un combustible, a través de la remolacha y el maíz, además, sin contaminar?
Contaré solo lo que puedo escribir. La persona que lo sabe todo ha preferido guardar silencio. Por mi parte, realizaré solo una introducción. Pero, qué supo Merino para mandar parar.
Voy a remontarme a los inicios del proceso industrial. Cuando el ingeniero zamorano-leonés presentó su proyecto, cuando se hizo público, se encontró con una serie de problemas políticos-empresariales que colocaron toda una serie de obstáculos para impedir que se hiciese realidad su idea. Entonces se le chantajeó: apoyo al proyecto a cambio de una serie de mordidas, de entrar a formar parte de la empresa que se crearía, a través de acciones en el capital, pero sin poner un euro y cosas de ese jaez. Por supuesto, Merino se negó a entrar en ese juego pornográfico.
Desde entonces, 14 años, Vicente llamó a numerosas puertas, pero ninguna se le abrió. Contó con la animadversión de la prensa local, salvo alguna excepción como es mi caso. Incluso algún “pájaro” ágrafo, cobista del poder que sea, se burló de su idea. Pero la paciencia del joven empresario e ingeniero pudo con todo hasta llevar casi su nave industrial al puerto de la realidad: ya había inversores, con lo que contactó y visitaron los terrenos, interesadísimos por un proyecto que podría obtener unos 300 millones de euros de beneficios en una década; Fracisco J. Requejo, presidente de la Diputación, compró, en una arriesgada operación política, los terrenos de Barcial, y máquinas, pagadas por el propio Vicente Merino llevaban trabajando en su planeamiento varios meses, con el consiguiente costo. Se realizaba esta labor porque solo se aguardaba a la cesión de hectáreas por parte de la Institución Provincial.
Pero hete aquí que el martes pasado, Merino recibe una comunicación de un cargo importante de una empresa multinacional, que venía a decirle que si invertía en la Biorrefinería, los múltiples proyectos molinos eólicos y de placas solares, que esperan instalar en Castilla y León, los perderían. Al parecer, así se lo habían comentado a este directivo de la multinacional. Merino, por lógica, mandó parar las obras y contar por qué obró de tal manera: “Corruptelas” en la Junta de Castilla y León. El Día de Zamora lo dio en primicia. Notición. Nadie ha seguido la información. Callan. Felices. Mientras, Pablo Fernández, líder de Podemos en esta autonomía ahistórica, hablaba en las Cortes de Castilla y León denunciando el problema surgido en Barcial. El resto de partidos conocen lo que ha pasado. De momento, nadie dice ni mu.
Lo importante es que la historia se repite«la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa». Karl Marx: “18 Brumario de Luis Bonaparte”. Solo un cambio: Vicente Merino ya tiene pruebas. ¿Extorsión?
Eugenio-Jesús de Ávila
Enemigo público | Domingo, 21 de Noviembre de 2021 a las 22:01:46 horas
Vergüenza de políticos y de partidos, tierra de avestruces, que pican cuando es fácil salir corriendo y esconden la cabeza cuando no pueden correr. Lamenalgas de toda índole, otros se llevan el pasto , mientras otros siegan y labran, indignado resumiendo
Accede para votar (0) (0) Accede para responder