El souvenir de una pasión

Te recuerdo. No quiero olvidarte. Te reconstruyo en mi imaginación. Tu labios tan delicados, trazo impresionista, bellos, pero sencillos; tus ojitos, hechos solo para mirar; todo el conjunto de tu rostro, tan estético, sin estridencias. Tu cuerpo de Venus moderna, sin grandes volúmenes, pero perfectamente asimilado a tu osamenta; tu estilo, tu clase, tu talento. Tu voz joven en una mujer de cierta edad. Todo lo recuerdo. Llevo en mi alma el souvenir de tu cuerpo.

Te has ido, tranquila, sin despedirte, llevándote mi alma. Ahora solo soy carne y huesos. Nada. Mi esqueleto es escarcha. Ya no soy yo, porque yo se fue contigo. Lo que queda de mí no sirve para amar. Tú eres yo, amor. Pero aún permanece en mi memoria momentos que pasé a tu lado, deliciosos, como la dulzura de tu bello rostro. Yo ya no soy Eugenio-Jesús de Ávila, porque él te lo robaste para juntarlo a tu talle.

Eugenio-Jesus de Ávila