Poster desgastado

Papel en blanco que emboba mis sentidos al ver la claridad que se forma en él todo el rato. La tinta la estropearía, dice mi mente confusa a mi subconsciente, que tirita por escupir deseoso una palabra con sentido de una vez. Conversaciones internas se forman allí dentro, en el llamado a veces cielo o a veces inframundo- que no infierno- que pueden durar días y tardes, que el cuerpo que sostiene cada parte pierde sentado en frente de una pantalla, tan interesante como el cielo que se asoma por el lado de su izquierda, y que lleva olvidado días por esa lucha interna que no para de crecer.

Como un poster roto y desgastado, las ideas de su cabeza parecen desvanecerse de la luz que un día pareció encontrar -o eso es lo que su mente le está diciendo ahora-. Se obsesiona con no poder más, y eso acaba invadiendo ese cielo mental que un día tuvo y del que ya no recuerda nada, porque las nubes oscuras han decidido tapar esa parte de su cerebro. En esos momentos, en el poster se puede observar una figura en la que ya prácticamente dos colores se ven, más descolorida; aunque todavía con una sonrisa en la cara. -Hay esperanzas, piensa de repente en un momento de luz-. La lluvia habrá tenido que parar durante un instante, no vaya a ser que las plantas mueran. -Tienen que descansar, piensa su mente también durante ese pequeño instante- . Aprovecha ese momento para escribir en una página en blanco, y se da cuenta que "mí" y "su" se mezclan, pero, ¿qué más da?, las ideas están brotando. A pesar de ello, la imagen del poster sigue igual: descolorida. Y es que el desgaste puede ocurrir en segundos, y borrarse todo hasta que la mente olvida lo que éramos y lo que somos, incluso; pero la construcción de la figura que eras y quieres ser ahora puede tardar. Todo lleva su tiempo. Incluso puede que se formen cambios; y bienvenidos sean, ahora pienso.

Ahora, en el papel en blanco hay unas líneas al azar, tachones que se parecen al rastro que dejan los aviones en el cielo, y metáforas y comparaciones sin sentido, que puede que se utilicen o puede que no. Pero, ¿qué más da? Ahora la página parece un cuadro de Goya, o eso pienso mientras me rio por dentro por la estupidez que acabo de decir- aunque en el fondo mi subconsciente lo piensa y se ríe felizmente-. Las conversaciones parecen que ahora tienen un feedback positivo. E incluso me puedo permitir girar la cabeza hacia el lado izquierdo, contemplar el cielo y sonreír durante un par de largos segundos.