CON LOS CINCO SENTIDOS
En busca del alma perdida
En esta época que nos ha tocado, en desgracia, vivir, se están perdiendo muchas almas. No me refiero con esto al sentido religioso del alma, de ningún credo, no; me refiero a su expresión más metafísica, esa que llevamos intentando milenios desgajar y exprimir en su significado primigenio, desde los filósofos, hasta los que sólo creen en lo que ven o lo que pueden tocar. Es un tema que tendría tantas interpretaciones como pobladores hay en la tierra. Nunca hubo un consenso.
En cada civilización o cultura, el alma era cosa distinta; para unos estaba indisolublemente unida al cuerpo, ya fueras humano, animal o planta. Para otros, simplemente, no existía.
Ahora, deberíamos ser más espirituales, creer más en nuestras propias capacidades y tener más fe en nosotros mismos, pero nos acontece todo lo contrario. Nos odiamos porque somos diferentes, porque algunos tienen más que otros, porque aquellos lo tienen más fácil; porque no tenemos nada o no nos conformamos con lo que poseemos.
El egocentrismo y el materialismo salvaje nos están deshumanizando. Dicen que hay que perderlo todo para volver a encontrarte y apreciar las pequeñas cosas.
Tenemos que buscar lo que inflama nuestra esencia. El alma es lo que trasciende de nosotros hacia los demás, lo que queda, más allá de la memoria; ese punto que debemos abonar para que llegue a florecer en otros la semilla que podamos haber conseguido plantar con nuestros actos. Hay que trascender y hacerlo para bien.
Nélida del Estal Sastre
En esta época que nos ha tocado, en desgracia, vivir, se están perdiendo muchas almas. No me refiero con esto al sentido religioso del alma, de ningún credo, no; me refiero a su expresión más metafísica, esa que llevamos intentando milenios desgajar y exprimir en su significado primigenio, desde los filósofos, hasta los que sólo creen en lo que ven o lo que pueden tocar. Es un tema que tendría tantas interpretaciones como pobladores hay en la tierra. Nunca hubo un consenso.
En cada civilización o cultura, el alma era cosa distinta; para unos estaba indisolublemente unida al cuerpo, ya fueras humano, animal o planta. Para otros, simplemente, no existía.
Ahora, deberíamos ser más espirituales, creer más en nuestras propias capacidades y tener más fe en nosotros mismos, pero nos acontece todo lo contrario. Nos odiamos porque somos diferentes, porque algunos tienen más que otros, porque aquellos lo tienen más fácil; porque no tenemos nada o no nos conformamos con lo que poseemos.
El egocentrismo y el materialismo salvaje nos están deshumanizando. Dicen que hay que perderlo todo para volver a encontrarte y apreciar las pequeñas cosas.
Tenemos que buscar lo que inflama nuestra esencia. El alma es lo que trasciende de nosotros hacia los demás, lo que queda, más allá de la memoria; ese punto que debemos abonar para que llegue a florecer en otros la semilla que podamos haber conseguido plantar con nuestros actos. Hay que trascender y hacerlo para bien.
Nélida del Estal Sastre
























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.152