Si fueras fruta…

Me gusta exprimir el amor como si fuera una naranja. A veces, lo saboreo gajo a gajo. Pero, en otras ocasiones, me lo bebo de un trago. A ella, la encontré. Jamás la busqué. Si hallo la belleza hasta en el vientre de una hoja seca, cómo no preverla en una mujer como ella, fruta que ofrece el árbol del placer.

Esa dama huele a clorofila, a hierba mojada después de una tormenta de verano. Me causa un poderoso placer estético tan solo con contemplar como camina, el mismo que me provocan las ramas de cualquier árbol cuando peina su cabello el viento de la tarde.

Sí, esa fémina es fruta, pero antes fue flor, siempre aroma a naturaleza, jamás impensable, pero sí inaprensible. Yo quise que estallará en mi boca, acariciarla con mi lengua, bebérmela, digerirla y que alimentase hasta mi última célula. Hacerle el amor es como encontrar la savia del hedonismo a través de las raíces del tiempo.

Eugenio-Jesús de Ávila