Un SACYL que Zamora no se merece

   Supongo que el resto de esta sufrida región andará en esto de la Sanidad igualmente manga por hombro, a causa del caos de un gobierno presidido por un advenedizo como Mañueco, sin carisma ni proyecto político salvo el momio del cargo y la inercia partitocrática de varias décadas. A mayor abundamiento, gobierno sostenido o mejor aún posteado por el no partido de algo que jamás fue nada, aportando a tan prometedor gabinete algún/alguna que otro arribista que postea naturalmente lo suyo. Gabinete de una Consejera de Sanidad que debería ser elevada a altares y anales de la incompetencia y la improvisación, tal como ha venido a demostrar una plaga cuya gestión regional no merece mayor comentario.

   Pero aquello que sí lo merece, por lo cercano y padecido día a día, es la situación de la sanidad en esta Zamora nuestra, desde la atención primaria a la hospitalaria, viviendo como vive un desastre organizativo de la mano de una Gerencia que, a pesar de lo abundoso de equipo, telefonía y burocracia, ni está ni recibe ni aparece ni se la espera, a fin de poner mínimo remedio al desbarajuste actual.

   ¿Hay en Zamora una Gerencia, alguien al mando capaz de poner un poco de orden en el caos absoluto de servicios, citas, consultas, pruebas diagnósticas y cualquier otro trámite que se retrasa y retrasa, con meses y a este paso años de espera, en definitiva para cuando el personal que corresponda lo tenga a bien? Difícil sería precisarlo, dado el maremágnum en que se debate hoy en esta ciudad y provincia la asistencia sanitaria a cargo de incompetentes sin tasa ni medida, tanto por lo que concierne a lo provincial como a lo regional, con una consejera… y el presidente Mañueco, ese señor que llegó de Salamanca. Pues bien, tratándose de Salamanca, ciudad venerable, ¡pasen y vean! Poco más o menos como la Sanidad que sufrimos, padecemos y soportamos. Por cierto, ¿cuál es el horario presencial de personal médico y demás en sus puestos de trabajo?  De hora a hora y día a día. Ni quito ni pongo rey, pero desde una confianza ilimitada en la probidad de todo ciriburri, sencillamente, ciudadanos y pacientes, pasen y vean. Y que lo aclaren.