La provincia de Zamora, líder en despoblación: la tierra callada

Si en algo es líder la provincia de Zamora es en pérdida de población, hecho que desde los años 60 solo hace que aumentar. En los últimos 25 años Zamora es la provincia que más población ha perdido en comparación a las demás provincias españolas, acercándose casi al 25 % de descenso desde 1996. Varios factores afectan a esta grave caída y que año tras año el porcentaje siga en aumento.

La desindustrialización de la ya casi inexistente industria zamorana, la desmantelización del 50% del servicio ferroviario, la baja oferta formativa a partir de secundaria y la escasa rentabilidad del sector primario son los principales causantes de la diáspora zamorana.

Salto de Castro es el más claro ejemplo de abandono forzado a causa de la desindustrialización y automatización de la provincia. La historia de este municipio es muy joven y se remonta a 1941, cuando lo que por aquel entonces era la empresa “Iberduero” (Ahora disuelta y fusionada con Iberdrola desde 1992) planteó la construcción de una gran presa de 50 metros de alto en el oeste zamorano y un pueblo para albergar a todos sus trabajadores.

En 1952 la presa fue puesta en funcionamiento y la vida comenzó en el municipio de Salto de Castro, una localidad que contaba con todas las comodidades del momento. Apartamentos para los trabajadores de rango más bajo y chalets adosados para los altos cargos. Disponía de Cantina, tiendas, oficinas, consultorio médico, iglesia, cuartel de la Guardia Civil y hasta un hotel de cinco plantas. El pueblo se mantuvo con vida hasta 1989, cuando la central se automatizó completamente y se prescindió de todo el personal, el cual fue trasladado a otras zonas. Actualmente, el pueblo muestra un estado de deterioro ligero, pero ha estado totalmente saqueado y vaciado, ni cables, ni puertas ni ventanas quedan en ninguna de las viviendas. Gracias al entorno natural excepcional donde se encuentra el municipio ha habido varios proyectos para convertir el entorno en un gran centro turístico, sin embargo, todos estos planes han estado totalmente parados desde hace más de diez años.

En plena tierra de campos, atravesado por una carretera provincial aún en uso y muy cercano a otros municipios de la zona, se extiende el pueblo de La Tabla. Un municipio que llegó a ser el centro del comercio de la comarca durante los 99 años que se mantuvo habitado. La historia de este pueblo va de la mano con la historia ferroviaria de la provincia. En 1896, se construyó la línea férrea que conectaba el sur de la península, desde Sevilla, hasta el norte en Gijón de forma directa, esta línea, era conocido como Vía de la Plata. Con la construcción de esta línea se construyó la estación de La Granja de la Moreruela - Villafáfila, en una finca llamada La Tabla, de dónde el municipio tomó después el nombre. Esta estación se construyó en mitad de la comarca de Tierras del Campo, para estar en un punto medio entre todos los municipios de la zona y darles servicio a todos ellos.

Con la llegada del ferrocarril a la zona, rápidamente se comenzaron a formar negocios y viviendas alrededor de la estación y a lo largo de las vías. Legó a tener escuela pública y se construyeron dos grandes silos para el almacenamiento del grano para su posterior transporte. Estos silos rápidamente sustituyeron a los de Villafáfila y Villarrín ya que reportaban mucho más poder económico por la cercanía a las vías y el fácil acceso al transporte de este grano por vía ferroviaria. El auge económico que trajo el ferrocarril a la zona se vio truncado en octubre de 1984 al anunciarse el cierre de la línea de la Vía de la Plata y él último tren que circuló por sus vías pasó el 1 de enero de 1985.

Este hecho afectó gravemente centaje de pérdida de población por provincia Un recorrido por la Zamora vaciada a la economía, no solo de la comarca, si no, de la provincia entera, privando conexión ferroviaria a Benavente, la segunda ciudad más grande y uno de los motores económicos más importantes de la provincia y privando a esta del 50% del servicio ferroviario.

El cese del transporte por ferrocarril hizo que el grano dejara de ser un bien rentable para trabajar las tierras ya que el transporte por carretera subió demasiado los costes de este y el precio de compra no aumentó. La otra línea férrea que atraviesa la provincia es la que conecta Madrid con Santiago de Compostela, que se ha visto reforzada en los últimos años gracias a la llegada del Ave, que efectúa dos paradas dentro de la provincia (Zamora y Puebla de Sanabria).

Aparte de las nuevas vías de Ave existen las vías de cercanías y media distancia, que aún no tienen conexión eléctrica y por ella circulan trenes con motor de diésel. Los trenes de cercanías, que son los únicos que efectúan paradas en pueblos de la provincia solo circulan dos veces al día, una de ida por la mañana, tanto a Zamora como a Puebla de Sanabria y otra de vuelta por la tarde. Lo que hace que no sea un medio de transporte muy efectivo para deslazarse por dentro de la provincia y se prioriza el transporte por carreteras mediante autobuses o coches particulares.

Otero de Sariegos es el pueblo que más ha resistido ya que se ha mantenido habitado hasta hace un par de años, pero es el que peor estado muestra ya que desde los años sesenta ha ido sufriendo un lento, pero severo deterioro debido al progresivo abandono de este. Otero representa el triste futuro al que muchos pueblos zamoranos se enfrentan inevitablemente y en muchos de estos, sus casas, ya se observa ese abandono.

El pueblo, de adobe típico de la zona parece poco a poco irse mimetizando con el paisaje llano y terroso. Este municipio es el reflejo de todos los factores anteriores y la visión futura a la que de momento inevitablemente se abocan 184 municipios zamoranos, catalogados con riesgo de despoblación de los 16 que eran en 1961.

Guillem Batalla