COSAS MÍAS
El deseo y la realidad de Zamora
Feliz Navidad, fiestas, solsticio de invierno... Que cada cual lo celebre como su corazón le dé a entender, pero que la verdad se imponga a la hipocresía, sentimiento protagonista del final de cada año, forma de actuar en política, donde se finge ser lo que no se es.
Hoy habrá podido leer usted la última edición de “El Día de Zamora”, el único medio lígrimo zamorano que se edita en nuestra provincia. Once años y medio en las calles, rúas y avenidas de nuestra ciudad. Desde aquel junio de 2010, cuando vio la luz la primera edición, Zamora ha ido a peor. Me gustaría mentir, como cualquier político profesional, en estos días de amor, familia y amistad. Pero nunca gocé con el embuste, con disfrazar la realidad y vestirla de faralaes.
Cada año que se muere, somos menos los zamoranos que vivimos aquí. Cada fin de año, ocupamos la última posición en actividad económica de España. Cada fin año, cierran más comercios. Cada fin de año, huyen más jóvenes de su patria chica.
Confieso que mis dos grandes ilusiones para nuestra tierra eran, quizá sean, ¿fueron?, la de Barcial del Barco y Monte la Reina. Lo que podría haber sido la mayor inversión privada en la historia de nuestra provincia biorrefinería, en el alero. Parece que hay intereses políticos en detener nuestro avance. Solo me queda la esperanza de que el Gobierno cumpla con su palabra y regresen los militares al viejo campamento militar. Y que hoy caiga en Zamora el “Gordo”.
Regresaremos ya en el 2022, año en el que los deseos de todos se transformarán en realidad. Y otro "Gordo" más que se olvidó de Zamora, la ciudad delgada, huesuda y famélica.
Eugenio-Jesús de Ávila
Feliz Navidad, fiestas, solsticio de invierno... Que cada cual lo celebre como su corazón le dé a entender, pero que la verdad se imponga a la hipocresía, sentimiento protagonista del final de cada año, forma de actuar en política, donde se finge ser lo que no se es.
Hoy habrá podido leer usted la última edición de “El Día de Zamora”, el único medio lígrimo zamorano que se edita en nuestra provincia. Once años y medio en las calles, rúas y avenidas de nuestra ciudad. Desde aquel junio de 2010, cuando vio la luz la primera edición, Zamora ha ido a peor. Me gustaría mentir, como cualquier político profesional, en estos días de amor, familia y amistad. Pero nunca gocé con el embuste, con disfrazar la realidad y vestirla de faralaes.
Cada año que se muere, somos menos los zamoranos que vivimos aquí. Cada fin de año, ocupamos la última posición en actividad económica de España. Cada fin año, cierran más comercios. Cada fin de año, huyen más jóvenes de su patria chica.
Confieso que mis dos grandes ilusiones para nuestra tierra eran, quizá sean, ¿fueron?, la de Barcial del Barco y Monte la Reina. Lo que podría haber sido la mayor inversión privada en la historia de nuestra provincia biorrefinería, en el alero. Parece que hay intereses políticos en detener nuestro avance. Solo me queda la esperanza de que el Gobierno cumpla con su palabra y regresen los militares al viejo campamento militar. Y que hoy caiga en Zamora el “Gordo”.
Regresaremos ya en el 2022, año en el que los deseos de todos se transformarán en realidad. Y otro "Gordo" más que se olvidó de Zamora, la ciudad delgada, huesuda y famélica.
Eugenio-Jesús de Ávila



















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