PASIÓN POR ZAMORA
Fortificación y repoblación de Zamora
Comenzaban a poblarse los exteriores del primer recinto de la ciudad, nacía un nuevo recinto y crecía Zamora desde la Plaza Mayor hasta la nueva fortificación exterior a la vez que empezaron a edificarse las iglesias de San Antolín, San Vicente, Santiago del Burgo y otras, y según la extensión de las nuevas pueblas lo iban reclamando se formaban nuevas calles que tomaban nombre de los templos más próximos.
El recinto amurallado que defendía las nuevas pueblas, debía comenzar en la parte baje de la calle de Balborraz desde las altas rocas que servían de base al muro antiguo de la Alcazaba, dando lugar a la "Puerta del Cabezudo" (Bab-bu-raz); seguía desde allí por las alturas de la cuesta del Piñedo a la otra cuesta que hoy conocemos como la del Caño, donde hubo una puerta junto a la torre de la iglesia de San Andrés; más allá serpenteaba el recinto por el ángulo de San Pablo con una torrecilla para su guarda y formaba después un largo lienzo con las Puertas de Santa Clara, San Torcaz hasta Santa Ana, quedando así formados los cincuenta cubos de defensa de "la bien cercada" población que cantaban los romances. Después se ceñía el muro al recinto interior por la Cárcaba (del árabe joroba o corcoba) donde había puerta con este nombre.
Se deducen tales datos de lo que debía ser la ciudad en la época del rey Fernando y su hija Doña Urraca, las figuras más notables de aquel periodo histórico en el Zamora crecía con nuevas pueblas y burgos que se agregaban al núcleo ciudadano.
La Puebla del Valle, en la que se establecieron los judíos, labrando su sinagoga; a la que el rey dio fuero independiente del de Zamora, con exenciones y privilegios, entre los que se contaba el de que si un vecino de la ciudad se refugiaba en el barrio, no podía ser extraído por la fuerza. La Puebla de San Torcaz y la Puebla de la Feria también contribuyeron notablemente al aumento de la población. Los cristianos alzaron las Iglesias de San Leonardo, Santo Tomé y San Antolín, esta última en recuerdo de los pobladores que vinieron de Palencia y trajeron a Nuestra Señora de San Antolín o de la Concha.
Balbino Lozano,
10 febrero 2022
Comenzaban a poblarse los exteriores del primer recinto de la ciudad, nacía un nuevo recinto y crecía Zamora desde la Plaza Mayor hasta la nueva fortificación exterior a la vez que empezaron a edificarse las iglesias de San Antolín, San Vicente, Santiago del Burgo y otras, y según la extensión de las nuevas pueblas lo iban reclamando se formaban nuevas calles que tomaban nombre de los templos más próximos.
El recinto amurallado que defendía las nuevas pueblas, debía comenzar en la parte baje de la calle de Balborraz desde las altas rocas que servían de base al muro antiguo de la Alcazaba, dando lugar a la "Puerta del Cabezudo" (Bab-bu-raz); seguía desde allí por las alturas de la cuesta del Piñedo a la otra cuesta que hoy conocemos como la del Caño, donde hubo una puerta junto a la torre de la iglesia de San Andrés; más allá serpenteaba el recinto por el ángulo de San Pablo con una torrecilla para su guarda y formaba después un largo lienzo con las Puertas de Santa Clara, San Torcaz hasta Santa Ana, quedando así formados los cincuenta cubos de defensa de "la bien cercada" población que cantaban los romances. Después se ceñía el muro al recinto interior por la Cárcaba (del árabe joroba o corcoba) donde había puerta con este nombre.
Se deducen tales datos de lo que debía ser la ciudad en la época del rey Fernando y su hija Doña Urraca, las figuras más notables de aquel periodo histórico en el Zamora crecía con nuevas pueblas y burgos que se agregaban al núcleo ciudadano.
La Puebla del Valle, en la que se establecieron los judíos, labrando su sinagoga; a la que el rey dio fuero independiente del de Zamora, con exenciones y privilegios, entre los que se contaba el de que si un vecino de la ciudad se refugiaba en el barrio, no podía ser extraído por la fuerza. La Puebla de San Torcaz y la Puebla de la Feria también contribuyeron notablemente al aumento de la población. Los cristianos alzaron las Iglesias de San Leonardo, Santo Tomé y San Antolín, esta última en recuerdo de los pobladores que vinieron de Palencia y trajeron a Nuestra Señora de San Antolín o de la Concha.
Balbino Lozano,
10 febrero 2022
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