CIUDAD
Zamora necesita un partido que no rinda pleitesía ni a Valladolid ni a Madrid
El PSOE, si atendemos a los resultados electorales del 13F, sería el partido más votado en Zamora ciudad de celebrarse ahora comicios municipales. Pero no se debería extrapolar estas elecciones autonómicas al marco local. Los socialistas zamoranos recibieron el pasado 13 de febrero el voto útil de la izquierda. Pero en la primavera de 2023, el candidato del PSOE a la Alcaldía se encontrará con un rival poderosísimo: Francisco Guarido, el regidor de esta ciudad en los dos últimos mandatos. No obstante, la ausencia en la candidatura de IU de su líder permitiría al PSOE disputar el título de formación más votada de la izquierda en la capital de la provincia.
Ahora bien, me permito extrapolar los datos de las elecciones autonómicas a lo que se convertirá en noticia dentro de menos de año y medio: comicios municipales. Verbigracia: Vox obtendrá ediles en la nueva Corporación Municipal, porque, si presenta un candidato con carisma, quitaré votos tanto al PP como a Ciudadanos. Así lo evidencian los 5.427 votos recibidos por la fuerza que lidera en Zamora Marisa Calvo, frente a los 1.325 de la formación naranja y los 8.689 del PP, al que solo salvaría del naufragio de una nueva derrota la presencia de un candidato que atraiga al centro político y a un sector de la derecha menos beligerante. Me imagino que Martín Pozo no seguirá como cabeza de lista de los populares, que necesitan un candidato, hombre o mujer, mucho más atractivo, menos visceral y más amable.
Ahora bien, sostengo que las próximas elecciones municipales encontrarían un punto de inflexión político si, de aquí a 15 o 16 meses, se crea una formación en nuestra tierra tipo “Soria Ya”. Hay miles de personas que leen mis artículos sobre la necesidad de que Zamora cuente con un partido político propio, sin obediencia debida a las formaciones nacionales. Los zamoranos requieren votar a gente de aquí, a alguien que no rinda pleitesía a los jefes que residen en Valladolid y Madrid, desde donde ejercen un poder omnímodo sobre la militancia local, ya asumido aquel aserto de Alfonso Guerra: “El que se mueve no sale la fotografía”.
El problema para construir un partido zamorano reside en que alguien, varón o fémina, que haya arrojado su vanidad a la zahúrda de la historia; reconocido, admirado y carismático, dé un paso al frente, reúna un equipo de personas sin querencia por el poder, por vivir del chollo político, y convenza a gentes zamoranas, muy cansadas de votar siempre lo mismo, hartas de olvidos, temerosas de la deriva de esta ciudad hacia la conversión en un museo del románico, habitado por ciudadanos de la tercera edad, donde apenas nacerán niños, se cerrarán casi todos los comercios, apenas se necesitarán funcionarios por falta de administrados y los jóvenes no regresarán jamás cuando concluyan sus carreras y encuentren trabajo lejos de los límites provinciales.
Zamora necesita su partido, si no quiere desaparecer como capital de una provincia inexistente, un verdadero desierto demográfico, una enorme residencia para personas mayores.
Ahora bien, esa formación zamorana contará con un enemigo singular: la prensa, salvo alguna excepción, al servicio de los partidos nacionales y las instituciones que administran aquí y allá. Zamora necesita su periódico y su televisión. ¿Dónde moran empresarios ligrimos, arrojados, bizarros que amen a su tierra y a sus negocios, que no tengan miedo a enfrentarse con el actual statu quo periódistico y político?
Eugenio-Jesús de Ávila
El PSOE, si atendemos a los resultados electorales del 13F, sería el partido más votado en Zamora ciudad de celebrarse ahora comicios municipales. Pero no se debería extrapolar estas elecciones autonómicas al marco local. Los socialistas zamoranos recibieron el pasado 13 de febrero el voto útil de la izquierda. Pero en la primavera de 2023, el candidato del PSOE a la Alcaldía se encontrará con un rival poderosísimo: Francisco Guarido, el regidor de esta ciudad en los dos últimos mandatos. No obstante, la ausencia en la candidatura de IU de su líder permitiría al PSOE disputar el título de formación más votada de la izquierda en la capital de la provincia.
Ahora bien, me permito extrapolar los datos de las elecciones autonómicas a lo que se convertirá en noticia dentro de menos de año y medio: comicios municipales. Verbigracia: Vox obtendrá ediles en la nueva Corporación Municipal, porque, si presenta un candidato con carisma, quitaré votos tanto al PP como a Ciudadanos. Así lo evidencian los 5.427 votos recibidos por la fuerza que lidera en Zamora Marisa Calvo, frente a los 1.325 de la formación naranja y los 8.689 del PP, al que solo salvaría del naufragio de una nueva derrota la presencia de un candidato que atraiga al centro político y a un sector de la derecha menos beligerante. Me imagino que Martín Pozo no seguirá como cabeza de lista de los populares, que necesitan un candidato, hombre o mujer, mucho más atractivo, menos visceral y más amable.
Ahora bien, sostengo que las próximas elecciones municipales encontrarían un punto de inflexión político si, de aquí a 15 o 16 meses, se crea una formación en nuestra tierra tipo “Soria Ya”. Hay miles de personas que leen mis artículos sobre la necesidad de que Zamora cuente con un partido político propio, sin obediencia debida a las formaciones nacionales. Los zamoranos requieren votar a gente de aquí, a alguien que no rinda pleitesía a los jefes que residen en Valladolid y Madrid, desde donde ejercen un poder omnímodo sobre la militancia local, ya asumido aquel aserto de Alfonso Guerra: “El que se mueve no sale la fotografía”.
El problema para construir un partido zamorano reside en que alguien, varón o fémina, que haya arrojado su vanidad a la zahúrda de la historia; reconocido, admirado y carismático, dé un paso al frente, reúna un equipo de personas sin querencia por el poder, por vivir del chollo político, y convenza a gentes zamoranas, muy cansadas de votar siempre lo mismo, hartas de olvidos, temerosas de la deriva de esta ciudad hacia la conversión en un museo del románico, habitado por ciudadanos de la tercera edad, donde apenas nacerán niños, se cerrarán casi todos los comercios, apenas se necesitarán funcionarios por falta de administrados y los jóvenes no regresarán jamás cuando concluyan sus carreras y encuentren trabajo lejos de los límites provinciales.
Zamora necesita su partido, si no quiere desaparecer como capital de una provincia inexistente, un verdadero desierto demográfico, una enorme residencia para personas mayores.
Ahora bien, esa formación zamorana contará con un enemigo singular: la prensa, salvo alguna excepción, al servicio de los partidos nacionales y las instituciones que administran aquí y allá. Zamora necesita su periódico y su televisión. ¿Dónde moran empresarios ligrimos, arrojados, bizarros que amen a su tierra y a sus negocios, que no tengan miedo a enfrentarse con el actual statu quo periódistico y político?
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