CAINISMO
El PP de Casado, un partido de charanga y pandereta
En la política, de cuando en cuando, se cumple la lógica. Verbigracia: los que viven de ese gran chollo que se llama democracia, pero que no lo es, salvo en las formas, diputados, senadores y procuradores regionales, que deben el cargo a sus jefes, a las jerarquías de sus partidos, siempre estarán a favor del que manda.
Ahora, con la caza de Isabel Díaz Ayuso, de Egea, ese ingeniero campeón del lanzamiento de huesos de aceituna con la boca, los diputados y los senadores del PP se han puesto al lado de Casado. Nos jodió. Le deben el puesto y un salario muy superior a sus capacidades profesionales. No creo que haya diputado o senador que pierda dinero con la política. Por ejemplo: ¿Los Maíllo, Barrios, Martín Pozo obtendrían mayores dividendos viviendo cada cual de lo suyo? Me temo que en absoluto.
Eso sucede en Zamora, pero imagino que podría extrapolarse a todas las provincias de España. Y no solo sucede en el PP, sino también en el PSOE. Mientras no se cambie la Ley eElectoral, a los cargos en las cámaras alta y baja los eligen sus jefes políticos. El ciudadano solo rubrica la elección dispuesta por los Casado y Egea o Pedro Sánchez, y ya conocemos aquello de que el que se mueve no sale en la fotografía. Y siempre fue así y se perpetuará en el tiempo, mientras no se cambie la Ley Electoral.
Porque, insisto, lo lógico, es que un determinado senador o diputado adore y respete a quien lo colocó en Senado y Congreso. Mucho dinero para gente mediocre, gregaria y sumisa. ¡Quién va a criticar decisiones de los jefes, aunque vayan en contra de la propia provincia! Nadie, porque perdería un sueldo extraordinario para su capacidad y su talento.
Fijémonos en el caso del PP de Zamora. Todos a favor de Casado. Mientras Ayuso es una aprovechada y otras cosas; digamos, traidora y trepa. Curioso, porque exceptuando a Elvira Velasco, los tres senadores, Barrios, Maíllo y Martín Pozo eran, quizá lo sigan siendo, gente de Rajoy y, en su defecto, de Soraya Sáenz de Santamaria, ese dúo que entregó España a la izquierda y a las fuerzas desintegradoras, antiespañolas y enemigas de la democracia, que, además, se enfrentaron al actual presidente del PP e intentaron hacerle la cama. ¡Cómo cambia el personal! Pero, si a la larga, Ayuso, por valiente, por no sentirse inferior moralmente a las izquierdas se impone en el PP, seguro, convencido, que también le harán la pelota a la hermosa Isabel. Porque hay que seguir viviendo de este momio de la política hasta que el cuerpo aguante.
España, como este PP, sigue siendo la de la charanga y pandereta, si bien ya no es devota de toreros ni vírgenes, como escribía Machado en 1917. Ahora bien, si el poeta sevillano soñaba con una España del cincel y de la maza, una España implacable y redentora, la que alborea con un hacha en la mano, la de la de la rabia y de la idea; sostengo que ahora solo es creíble una España fracturada, en quiebra moral y ética, gobernada por políticos infames, botarates, pérfidos y tarambanas.
Azaña, cuando comprendió que su república se la había devorado la revolución, escribió aquello de: "Política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta" / "Insufrible por su inepcia, injusticia, mezquindad o tontería". (Calificaciones en sus Diarios sobre la política en la República). Y "Obtusos", "loquinarios", "botarates", "gente impresionable, ligera, sentimental y de poca chaveta" / (Sobre los políticos radicales de izquierda en sus Diarios).
Si don Manuel se levantara ahora descalificaría a la actual clase política, secta para Pablo Iglesias, con más graves definiciones.
En la política, de cuando en cuando, se cumple la lógica. Verbigracia: los que viven de ese gran chollo que se llama democracia, pero que no lo es, salvo en las formas, diputados, senadores y procuradores regionales, que deben el cargo a sus jefes, a las jerarquías de sus partidos, siempre estarán a favor del que manda.
Ahora, con la caza de Isabel Díaz Ayuso, de Egea, ese ingeniero campeón del lanzamiento de huesos de aceituna con la boca, los diputados y los senadores del PP se han puesto al lado de Casado. Nos jodió. Le deben el puesto y un salario muy superior a sus capacidades profesionales. No creo que haya diputado o senador que pierda dinero con la política. Por ejemplo: ¿Los Maíllo, Barrios, Martín Pozo obtendrían mayores dividendos viviendo cada cual de lo suyo? Me temo que en absoluto.
Eso sucede en Zamora, pero imagino que podría extrapolarse a todas las provincias de España. Y no solo sucede en el PP, sino también en el PSOE. Mientras no se cambie la Ley eElectoral, a los cargos en las cámaras alta y baja los eligen sus jefes políticos. El ciudadano solo rubrica la elección dispuesta por los Casado y Egea o Pedro Sánchez, y ya conocemos aquello de que el que se mueve no sale en la fotografía. Y siempre fue así y se perpetuará en el tiempo, mientras no se cambie la Ley Electoral.
Porque, insisto, lo lógico, es que un determinado senador o diputado adore y respete a quien lo colocó en Senado y Congreso. Mucho dinero para gente mediocre, gregaria y sumisa. ¡Quién va a criticar decisiones de los jefes, aunque vayan en contra de la propia provincia! Nadie, porque perdería un sueldo extraordinario para su capacidad y su talento.
Fijémonos en el caso del PP de Zamora. Todos a favor de Casado. Mientras Ayuso es una aprovechada y otras cosas; digamos, traidora y trepa. Curioso, porque exceptuando a Elvira Velasco, los tres senadores, Barrios, Maíllo y Martín Pozo eran, quizá lo sigan siendo, gente de Rajoy y, en su defecto, de Soraya Sáenz de Santamaria, ese dúo que entregó España a la izquierda y a las fuerzas desintegradoras, antiespañolas y enemigas de la democracia, que, además, se enfrentaron al actual presidente del PP e intentaron hacerle la cama. ¡Cómo cambia el personal! Pero, si a la larga, Ayuso, por valiente, por no sentirse inferior moralmente a las izquierdas se impone en el PP, seguro, convencido, que también le harán la pelota a la hermosa Isabel. Porque hay que seguir viviendo de este momio de la política hasta que el cuerpo aguante.
España, como este PP, sigue siendo la de la charanga y pandereta, si bien ya no es devota de toreros ni vírgenes, como escribía Machado en 1917. Ahora bien, si el poeta sevillano soñaba con una España del cincel y de la maza, una España implacable y redentora, la que alborea con un hacha en la mano, la de la de la rabia y de la idea; sostengo que ahora solo es creíble una España fracturada, en quiebra moral y ética, gobernada por políticos infames, botarates, pérfidos y tarambanas.
Azaña, cuando comprendió que su república se la había devorado la revolución, escribió aquello de: "Política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta" / "Insufrible por su inepcia, injusticia, mezquindad o tontería". (Calificaciones en sus Diarios sobre la política en la República). Y "Obtusos", "loquinarios", "botarates", "gente impresionable, ligera, sentimental y de poca chaveta" / (Sobre los políticos radicales de izquierda en sus Diarios).
Si don Manuel se levantara ahora descalificaría a la actual clase política, secta para Pablo Iglesias, con más graves definiciones.





























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