MI VECINA MARISOL
Un circo de tres "PP”ISTAS
Aunque tengo miles de lectores jóvenes no creo que tenga que explicar a nadie lo que es un circo, aunque sí que creo que habrá que recordar cómo era un circo, el clásico circo.
Pues había un Jefe de pista, o de ceremonias, que era el encargado de presentar las atracciones, entre las que se encontraban los payasos, los malabaristas, los domadores de fieras, los equilibristas, los trapecistas, quizá algún mago, bueno una serie de personas y personajes que, sobre todo cuando éramos niños, nos hacían las delicias y nos abrían los ojos como platos.
Se trataba de un espectáculo de variedades que nos traía aventuras al lado de casa y nos lo pasábamos de rechupete. Recordemos que cuando éramos pequeños no había televisión, o está estaba en pañales con uno, incluso dos canales. Por lo tanto, cuando llegaba el circo, era todo un acontecimiento en la ciudad que nos la ponía patas arriba y estábamos todos deseosos de acudir a ver el espectáculo.
Y ahora, el espectáculo, nos lo traen a casa también, pero vía televisión, redes sociales, informativos o plataformas digitales que nos tienen al minuto al cabo de la calle de cualquier suceso que ocurra al otro extremo del mundo.
Pero el circo no ha cambiado mucho, si me permitís el símil. El PP actual tiene de todo. Si recordáis, los payasos iban por parejas; uno era El Clown o Carablanca, que era el listo, el que proponía algo que hacer al otro, que se llamaba el Augusto, y que siempre se equivocaba, se tropezaba o hacía las cosas al revés.
-El clown es Teodoro García Egea y el Augusto es Pablo Casado-, me salta inmediatamente mi vecina Marisol cuando le hago esta presentación. -Claro, porque Teodoro propone las cosas y Pablo siempre se equivoca y lo hace todo mal. Teodoro idea estrategias y Pablo se pega los porrazos-.
Y continúa, -Además Teodoro también puede entrar en el capítulo de los malabaristas, más o menos, porque se dedica a su extraordinario número de lanzador de titos de aceituna sobre Casado. Le da en el ojo, de vez en cuando, pero no le importa-.
Bueno es una forma muy particular, la de mi vecina, de comparar las cosas, pero no está mal traído. Y continúa con su descripción y me dice que José Luis Martínez Almeida podría ser el equilibrista porque siempre anda en la cuerda floja, ahora para allí, luego para el lado contrario, ahora digo, luego me desdigo, ahora apoyo a uno, luego bendigo al otro, a la otra más bien, a Isabel Díaz Ayuso, que con esos ojazos se fija mucho en las cosas que le dice Miguel Ángel Rodriguez, su mentor, de mentir.
Pero me troncho cuando me dice mi vecina -La domadora de Fieras es sin duda alguna Cayetana Álvarez de Toledo-, y se corrige ella misma y dice. –aunque más bien tiene aspecto de estricta gobernanta, imaginadla con el body de cuero, botas altas y látigo-.
-Bueno Marisol, ya estamos con ordinarieces-, la riñe Concepción, su amiga funcionaria, que nunca dice palabrotas.
-No he dicho ninguna ordinariez ni palabrota y a Kebedo no lo leen los niños, que están en el cole-, protesta defendiéndose mi vecina.
La verdad es que, con el espectáculo que están dando, sí que parece un circo en el que hay de todo pero, por el contrario que en el espectáculo circense, no todo es bueno y no es ficción, es la realidad cruda.
Pero Marisol sigue a lo suyo y me dice que como Jefe de Pista, sin duda está Feijóo, preparado para dirigir, pero, como buen qallego no sabemos si quiere o no quiere, vamos que no quiere, pero quiere que lo quieran y se dejará querer. Jejejeje.
-Y también hay espectadores en éste circo de tres pistas-, insiste. –En primera fila está Pedro Sánchez , mirándose al espejo y diciéndose “qué cosa más bonita estoy viendo”-. No sabemos si se refiere al espectáculo o a él mismo. –Y del lado contrario está Mefistófeles Santiago Abascal, sentado en un sillón y acariciando a un gato negro. Y esto da mucho miedito-, remata mi vecina.
Los acontecimientos se precipitan y le digo a Marisol que Teodoro ha dimitido y ha dejado de tirar titos y de ser “el listo” y que Pablo está en capilla y va a dejar de hacer el payaso.
-Dejemos a los profesionales del gremio que hagan su trabajo. No hay ya circos como los de antes-, comentan entre ellas mientras se van ambas amigas a comerse una bamba de nata, porque las dos son muy golosas.
Kebedo.
Aunque tengo miles de lectores jóvenes no creo que tenga que explicar a nadie lo que es un circo, aunque sí que creo que habrá que recordar cómo era un circo, el clásico circo.
Pues había un Jefe de pista, o de ceremonias, que era el encargado de presentar las atracciones, entre las que se encontraban los payasos, los malabaristas, los domadores de fieras, los equilibristas, los trapecistas, quizá algún mago, bueno una serie de personas y personajes que, sobre todo cuando éramos niños, nos hacían las delicias y nos abrían los ojos como platos.
Se trataba de un espectáculo de variedades que nos traía aventuras al lado de casa y nos lo pasábamos de rechupete. Recordemos que cuando éramos pequeños no había televisión, o está estaba en pañales con uno, incluso dos canales. Por lo tanto, cuando llegaba el circo, era todo un acontecimiento en la ciudad que nos la ponía patas arriba y estábamos todos deseosos de acudir a ver el espectáculo.
Y ahora, el espectáculo, nos lo traen a casa también, pero vía televisión, redes sociales, informativos o plataformas digitales que nos tienen al minuto al cabo de la calle de cualquier suceso que ocurra al otro extremo del mundo.
Pero el circo no ha cambiado mucho, si me permitís el símil. El PP actual tiene de todo. Si recordáis, los payasos iban por parejas; uno era El Clown o Carablanca, que era el listo, el que proponía algo que hacer al otro, que se llamaba el Augusto, y que siempre se equivocaba, se tropezaba o hacía las cosas al revés.
-El clown es Teodoro García Egea y el Augusto es Pablo Casado-, me salta inmediatamente mi vecina Marisol cuando le hago esta presentación. -Claro, porque Teodoro propone las cosas y Pablo siempre se equivoca y lo hace todo mal. Teodoro idea estrategias y Pablo se pega los porrazos-.
Y continúa, -Además Teodoro también puede entrar en el capítulo de los malabaristas, más o menos, porque se dedica a su extraordinario número de lanzador de titos de aceituna sobre Casado. Le da en el ojo, de vez en cuando, pero no le importa-.
Bueno es una forma muy particular, la de mi vecina, de comparar las cosas, pero no está mal traído. Y continúa con su descripción y me dice que José Luis Martínez Almeida podría ser el equilibrista porque siempre anda en la cuerda floja, ahora para allí, luego para el lado contrario, ahora digo, luego me desdigo, ahora apoyo a uno, luego bendigo al otro, a la otra más bien, a Isabel Díaz Ayuso, que con esos ojazos se fija mucho en las cosas que le dice Miguel Ángel Rodriguez, su mentor, de mentir.
Pero me troncho cuando me dice mi vecina -La domadora de Fieras es sin duda alguna Cayetana Álvarez de Toledo-, y se corrige ella misma y dice. –aunque más bien tiene aspecto de estricta gobernanta, imaginadla con el body de cuero, botas altas y látigo-.
-Bueno Marisol, ya estamos con ordinarieces-, la riñe Concepción, su amiga funcionaria, que nunca dice palabrotas.
-No he dicho ninguna ordinariez ni palabrota y a Kebedo no lo leen los niños, que están en el cole-, protesta defendiéndose mi vecina.
La verdad es que, con el espectáculo que están dando, sí que parece un circo en el que hay de todo pero, por el contrario que en el espectáculo circense, no todo es bueno y no es ficción, es la realidad cruda.
Pero Marisol sigue a lo suyo y me dice que como Jefe de Pista, sin duda está Feijóo, preparado para dirigir, pero, como buen qallego no sabemos si quiere o no quiere, vamos que no quiere, pero quiere que lo quieran y se dejará querer. Jejejeje.
-Y también hay espectadores en éste circo de tres pistas-, insiste. –En primera fila está Pedro Sánchez , mirándose al espejo y diciéndose “qué cosa más bonita estoy viendo”-. No sabemos si se refiere al espectáculo o a él mismo. –Y del lado contrario está Mefistófeles Santiago Abascal, sentado en un sillón y acariciando a un gato negro. Y esto da mucho miedito-, remata mi vecina.
Los acontecimientos se precipitan y le digo a Marisol que Teodoro ha dimitido y ha dejado de tirar titos y de ser “el listo” y que Pablo está en capilla y va a dejar de hacer el payaso.
-Dejemos a los profesionales del gremio que hagan su trabajo. No hay ya circos como los de antes-, comentan entre ellas mientras se van ambas amigas a comerse una bamba de nata, porque las dos son muy golosas.
Kebedo.





























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