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Redacción
Lunes, 07 de Marzo de 2022
HABLEMOS

De eurócratas y ecologetas

Carlos Domínguez

[Img #63164]    Los sueños, sueños son. Y las majaderías, majaderías, igual que la desvergüenza, desvergüenza. Con su sabiduría decantada a lo largo de siglos, los clásicos nunca son mala referencia, aunque en estos tiempos de avance, modernidad y mucho progresismo, habitualmente se quedan cortos. Incluso Calderón, con la solera y veteranía suficiente como para dejar in puribus a la actual legión de imbéciles con sus ensueños y delirios. Cosa distinta, cierto es, son los caraduras que con desfachatez lo fían todo a la buena marcha del negocio propio, cursus honorum se decía en tiempos, por lo que toca a la cosa y el servicio público.

 

   La juventud de LOGSE y ESO  ni lo sabe ni lo recuerda, porque ya se encarga la secta ideológica que parasita un sistema educativo degradado de no comentarlo ni hacerlo ver. Pese a la mucha corrección y propaganda, algunos todavía recordarán a aquella izquierda fanatizada de socialismo, comunismo y sindicalismo, que se mofaba con algazara de una España ardiendo por los cuatro costados, y vaya usted a saber quién prendía la mata, con aquello tan ocurrente del “Cuando un bosque se quema, algo suyo se quema, señor conde”. Es decir, comunistas de entonces y ecologetas de ahora, dando muestra de coherencia sobre todo cuando bosque, pasto y macrogranja de pesebre público, son algo suyo e inclusivo, al menos desde el propósito de dejar al resto fuera.

 

   Más o menos en la línea del eslogan: “Nuclear, no gracias”, referido a aquella energía capitalista, americana e imperialista, que una izquierda no ya hipócrita sino inmoral aireaba al dictado de los intereses soviéticos, para que al final el caseto precisamente soviético y comunista de Chernobyl saltara por los aires, envenenando Europa entera por los siglos de los siglos. Aun así, lo que causa estupefacción es que la eurocracia, ese mastodonte continental al servicio desde su origen de una socialdemocracia ejerciendo de acólito del imperialismo rusosoviético, junto a los bien enseñados y aun mejor domesticados partidos socialcristianos y liberales, después de años de enarbolar la bandera verde y antinuclear busque ahora con descaro, y ante la fuerza de los hechos, revisar lo que no deja de ser prejuicio ideológico, para catalogar como verde la energía más limpia y menos contaminante que existe, si bien, dígase todo, peligrosísima en caso de accidente.

 

    La desvergüenza de la UE se halla en la pretensión de mantener el tinglado medioambiental junto a sus falacias, a día de hoy multiplicadas gracias a la dictadura de la corrección política, para reconvertir por arte de birlibirloque la demonizada energía nuclear en recurso verde y de pedigrí ecológico, según el arbitrismo de unas impresentables oligarquías bruselenses. Con Úrsula al mando, esa heroína de escasa talla por cualquier lado que se mire, a quien algunos machotes de turbante y mucha bula vaticana, últimamente también cualquier estadista africano, esto, entiéndase, como metáfora política y no selvática viniendo diplomáticamente de donde viene,  dejaron plantada y de pie como un estafermo, o bien negándole el saludo. Menos mal la talla, aun como pobre recurso a la hora de disimular y pasar inadvertida. Europa hoy, sin adjetivo ni comentario.

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