HABLEMOS
¡Coherencia y pacto bienvenidos!
Carlos Domínguez
En Castilla y León la cordura parece abrirse camino, con arreglo a la voluntad popular de un electorado mayoritario, recalando en las dos opciones con posibilidad de articular un gobierno fiable, para anticipar, y esa es su responsabilidad, un gran pacto a nivel nacional que permita desalojar al PSOE junto a sus tentáculos comunistas y separatistas del poder, a fin de restaurar las bases de un proyecto de convivencia y auténtico progreso, a pilotar por la derecha conservadora.
Aun así, lo ocurrido en estos últimos tiempos no puede menos que llamar a la reflexión. La vida política española está tomando derroteros peligrosísimos, desde el designio totalitario que anuncia una política de gueto y apartheid, a causa del fanatismo alentado por una extrema izquierda radicalizada, PSOE con sus apéndices estalinistas, que lleva a deslegitimar por medio del anatema ideológico el impecable resultado de las urnas, como expresión de auténtica soberanía. La especie de gulag o gueto político bajo el eufemismo de un mal llamado cordón sanitario contra un partido como Vox, tercera fuerza en las recientes elecciones autonómicas después de serlo a nivel nacional, llega a proponer como ha sucedido cambalaches partitocráticos contra natura, al punto de desvirtuar la voluntad ciudadana en forma de maniobras oportunistas faltas de la menor credibilidad. Prácticas filibusteras que auguran un clima antidemocrático de exclusión, junto a un propósito cuando menos liberticida.
Propósito que amenaza no ya con la marginación de una fuerza amparada por los derechos constitucionales de libertad y participación política. El fanatismo socialcomunista bien podría acabar no ya en privación de derechos civiles con toda su gravedad, sino en la estigmatización de militantes, simpatizantes, votantes o simples ciudadanos, solidarios en una sincera defensa de la libertad y la participación, como garantía de todos sin distinción.
¿Se anuncian acaso nuevos brazaletes y estrellas amarillas, al dictado de otra Varsovia bajo bota o color/correaje… gamado/progresista? Frente a quienes se sienten investidos por un aura de santidad poco menos que mirífica en lo político y lo doctrinal, moderno Santo Oficio pese a una memoria histórica para ellos digna de olvidar en el mejor de los casos, Vox, con independencia de que se compartan o no sus propuestas, es un partido legal, constitucional y democrático, víctima de un estigma infame por alinearse en las posiciones de un conservadurismo que, al margen de estereotipos tan falaces como sesgados, defiende principios básicos como el imperio de la ley, el Estado de derecho, la igualdad jurídica, la familia y la propiedad privada, desde una legítima discrepancia con los dogmas hoy dominantes de la corrección política, en la línea de un pensamiento único aspirando a convertirse en insidiosa dictadura sobre la opinión y las conciencias. De momento, bienvenida sea la nueva presidencia de las Cortes castellanoleonesas. Ahora a trabajar en firme, para demostrar eficacia y capacidad gestora a los ojos de la ciudadanía, conforme a un programa que, desde este mismo momento, es preciso desarrollar y concretar en el marco de un gobierno de coalición.
En Castilla y León la cordura parece abrirse camino, con arreglo a la voluntad popular de un electorado mayoritario, recalando en las dos opciones con posibilidad de articular un gobierno fiable, para anticipar, y esa es su responsabilidad, un gran pacto a nivel nacional que permita desalojar al PSOE junto a sus tentáculos comunistas y separatistas del poder, a fin de restaurar las bases de un proyecto de convivencia y auténtico progreso, a pilotar por la derecha conservadora.
Aun así, lo ocurrido en estos últimos tiempos no puede menos que llamar a la reflexión. La vida política española está tomando derroteros peligrosísimos, desde el designio totalitario que anuncia una política de gueto y apartheid, a causa del fanatismo alentado por una extrema izquierda radicalizada, PSOE con sus apéndices estalinistas, que lleva a deslegitimar por medio del anatema ideológico el impecable resultado de las urnas, como expresión de auténtica soberanía. La especie de gulag o gueto político bajo el eufemismo de un mal llamado cordón sanitario contra un partido como Vox, tercera fuerza en las recientes elecciones autonómicas después de serlo a nivel nacional, llega a proponer como ha sucedido cambalaches partitocráticos contra natura, al punto de desvirtuar la voluntad ciudadana en forma de maniobras oportunistas faltas de la menor credibilidad. Prácticas filibusteras que auguran un clima antidemocrático de exclusión, junto a un propósito cuando menos liberticida.
Propósito que amenaza no ya con la marginación de una fuerza amparada por los derechos constitucionales de libertad y participación política. El fanatismo socialcomunista bien podría acabar no ya en privación de derechos civiles con toda su gravedad, sino en la estigmatización de militantes, simpatizantes, votantes o simples ciudadanos, solidarios en una sincera defensa de la libertad y la participación, como garantía de todos sin distinción.
¿Se anuncian acaso nuevos brazaletes y estrellas amarillas, al dictado de otra Varsovia bajo bota o color/correaje… gamado/progresista? Frente a quienes se sienten investidos por un aura de santidad poco menos que mirífica en lo político y lo doctrinal, moderno Santo Oficio pese a una memoria histórica para ellos digna de olvidar en el mejor de los casos, Vox, con independencia de que se compartan o no sus propuestas, es un partido legal, constitucional y democrático, víctima de un estigma infame por alinearse en las posiciones de un conservadurismo que, al margen de estereotipos tan falaces como sesgados, defiende principios básicos como el imperio de la ley, el Estado de derecho, la igualdad jurídica, la familia y la propiedad privada, desde una legítima discrepancia con los dogmas hoy dominantes de la corrección política, en la línea de un pensamiento único aspirando a convertirse en insidiosa dictadura sobre la opinión y las conciencias. De momento, bienvenida sea la nueva presidencia de las Cortes castellanoleonesas. Ahora a trabajar en firme, para demostrar eficacia y capacidad gestora a los ojos de la ciudadanía, conforme a un programa que, desde este mismo momento, es preciso desarrollar y concretar en el marco de un gobierno de coalición.























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.34