RES PÚBLICA
Vergüenza ajena de los políticos
«La división tan sencilla como falaz hecha por el gobierno entre fascistas y demócratas para estimular al pueblo no se corresponde con la verdad». Clara Campoamor, feminista, republicana y liberal (1936).
“Hoy es un mal día para Castilla y León y también para la democracia porque la extrema derecha vuelve a los gobiernos 40 años después de la mano del PP de Feijóo". Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE. (10 de marzo de 2022).
Como persona cándida, analfabeto en historia de España y ágrafo en ideologías, pregunto:
¿Cómo calificar el pacto de Pedro Sánchez con partidos golpistas como ERC, en junio, Prats de Mollló, de 1926; 6 de octubre de 1934 y 1 de octubre de 2017? ¿Qué decir del apoyo al Gobierno de Bildu, partido político ETA, banda asesina de niños, mujeres y ancianos, de funcionarios del Estado, de quiosqueros, etc, que todavía no ha manifestado su arrepentimiento después de tanto crimen?
¿Cómo admitir favores políticos, como el de la moción de censura contra Rajoy, del PNV, invento de Sabino Arana, un enfermo mental, más racista que Hitler, autor de cientos de reflexiones como esta: “El bizkaíno es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, capaz de dejarse morir de hambre antes que pedir limosna (…); el español es vago hasta el colmo, y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar”?
¿Entra en la ético pactar con los hijos de Pujol, quizá el mayor ladrón político de Europa, cuyo representante más destacado es Puigdemont, cobardica que se escapó tras el golpe de Estado?
¿Formar Gobierno con un partido que admira a genocidas como Lenin y Stalin, admirador de dictaduras como las de la URSS, del Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, Venezuela?
¿No sienten vergüenza los socialistas por el mayor robo de dinero público, mil millones de euros, ERES, registrado en España por sus camaradas andaluces desde la Junta de Andalucía, poco comentados en las televisiones de multimillonarios trotskistas?
Exijo gallardía a los partidos de izquierdas españoles. Verbigracia: si VOX significa un grave peligro para la democracia española, por qué no se ilegaliza a la formación de Abascal, en la que también milita Ortega Lara, secuestrado en un zulo inmundo por el partido de Otegui.
¿No siente vergüenza el sanchismo cuando podemitas arrojaron piedras a dirigentes de VOX durante un mitin celebrado a cielo abierto en la capital de España, donde resultó herida una niña por esos salvajes demócratas?
¿Es vergonzoso no respetar la Constitución como han demostrado todos los apoyos políticos del Gobierno en numerosas ocasiones?
¿No se arrepiente Sánchez y sus gentes del golpe de Estado de 1934 contra el legítimo gobierno de la II República, que apenas llevaba diez meses en el ejecutivo?
Recuerdo, por si los socialistas de este siglo XXI lo han olvidado, la frase pronunciada por Indalecio Prieto, en México, en su exilio, el 1 de mayo de 1942: “Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación de aquel movimiento revolucionario. Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria. Estoy exento de responsabilidad en la génesis de aquel movimiento, pero la tengo plena en su preparación y desarrollo".
¿No se avergüenza el PSOE sanchista de Largo Caballero y sus conceptos sobre lo que tiene que ser la democracia, verbigracia: “Quiero decirles a las derechas que, si triunfamos, colaboraremos con nuestros aliados. Pero, si triunfan las derechas, nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”. Escribió en “El Liberal”, el 20 de enero de 1936.
A mí me da vergüenza ajena el nivel ético y estético de los que se dicen representantes de los españoles. Nunca, como ahora, a derecha e izquierda, hemos conocido a tantos jetas y caraduras viviendo del cuento de la política. Jamás la mentira obtuvo triunfos tan espléndidos para ocupar la jerarquía de las instituciones. Cada año que pasa, cada intervención parlamentaria que veo y escucho en Congreso y Senado, echo de menos a personalidades como Felipe González, con todas sus corrupciones y gales; Alfonso Guerra, Jorge Semprún; Santiago Carrillo, incluso con Paracuellos en su memoria; a Adolfo Suárez, falangista y hacedor de esta democracia; a sindicalistas como Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, a intelectuales como López Aranguren, García Calvo, Gustavo Bueno, Antonio Escohotado y José Bergamín, y a un escritor de la altura ética y literaria de Miguel Delibes.
Padecemos la España de la mediocridad, de la vulgaridad, de la falacia y la hipocresía, del periodismo alquilado al poder político, de la televisión como aparato hipnotizador de las masas. Y podría extrapolar esta bajeza moral y ética a los líderes de las grandes naciones del orbe, desde Macrón a Johnson; pasando por Putin, el nuevo Stalin, y la momia Biden, que vive en el sarcófago de la Casa Blanca.
“Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella ventura sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de 'tuyo' y 'mío'. Ahora, recojo los versos de León Felipe: hazme un sitio en tu montura, caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura que yo también voy cargado de amargura y no puedo batallar!
Eugenio-Jesús de Ávila
«La división tan sencilla como falaz hecha por el gobierno entre fascistas y demócratas para estimular al pueblo no se corresponde con la verdad». Clara Campoamor, feminista, republicana y liberal (1936).
“Hoy es un mal día para Castilla y León y también para la democracia porque la extrema derecha vuelve a los gobiernos 40 años después de la mano del PP de Feijóo". Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE. (10 de marzo de 2022).
Como persona cándida, analfabeto en historia de España y ágrafo en ideologías, pregunto:
¿Cómo calificar el pacto de Pedro Sánchez con partidos golpistas como ERC, en junio, Prats de Mollló, de 1926; 6 de octubre de 1934 y 1 de octubre de 2017? ¿Qué decir del apoyo al Gobierno de Bildu, partido político ETA, banda asesina de niños, mujeres y ancianos, de funcionarios del Estado, de quiosqueros, etc, que todavía no ha manifestado su arrepentimiento después de tanto crimen?
¿Cómo admitir favores políticos, como el de la moción de censura contra Rajoy, del PNV, invento de Sabino Arana, un enfermo mental, más racista que Hitler, autor de cientos de reflexiones como esta: “El bizkaíno es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, capaz de dejarse morir de hambre antes que pedir limosna (…); el español es vago hasta el colmo, y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar”?
¿Entra en la ético pactar con los hijos de Pujol, quizá el mayor ladrón político de Europa, cuyo representante más destacado es Puigdemont, cobardica que se escapó tras el golpe de Estado?
¿Formar Gobierno con un partido que admira a genocidas como Lenin y Stalin, admirador de dictaduras como las de la URSS, del Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, Venezuela?
¿No sienten vergüenza los socialistas por el mayor robo de dinero público, mil millones de euros, ERES, registrado en España por sus camaradas andaluces desde la Junta de Andalucía, poco comentados en las televisiones de multimillonarios trotskistas?
Exijo gallardía a los partidos de izquierdas españoles. Verbigracia: si VOX significa un grave peligro para la democracia española, por qué no se ilegaliza a la formación de Abascal, en la que también milita Ortega Lara, secuestrado en un zulo inmundo por el partido de Otegui.
¿No siente vergüenza el sanchismo cuando podemitas arrojaron piedras a dirigentes de VOX durante un mitin celebrado a cielo abierto en la capital de España, donde resultó herida una niña por esos salvajes demócratas?
¿Es vergonzoso no respetar la Constitución como han demostrado todos los apoyos políticos del Gobierno en numerosas ocasiones?
¿No se arrepiente Sánchez y sus gentes del golpe de Estado de 1934 contra el legítimo gobierno de la II República, que apenas llevaba diez meses en el ejecutivo?
Recuerdo, por si los socialistas de este siglo XXI lo han olvidado, la frase pronunciada por Indalecio Prieto, en México, en su exilio, el 1 de mayo de 1942: “Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación de aquel movimiento revolucionario. Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria. Estoy exento de responsabilidad en la génesis de aquel movimiento, pero la tengo plena en su preparación y desarrollo".
¿No se avergüenza el PSOE sanchista de Largo Caballero y sus conceptos sobre lo que tiene que ser la democracia, verbigracia: “Quiero decirles a las derechas que, si triunfamos, colaboraremos con nuestros aliados. Pero, si triunfan las derechas, nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”. Escribió en “El Liberal”, el 20 de enero de 1936.
A mí me da vergüenza ajena el nivel ético y estético de los que se dicen representantes de los españoles. Nunca, como ahora, a derecha e izquierda, hemos conocido a tantos jetas y caraduras viviendo del cuento de la política. Jamás la mentira obtuvo triunfos tan espléndidos para ocupar la jerarquía de las instituciones. Cada año que pasa, cada intervención parlamentaria que veo y escucho en Congreso y Senado, echo de menos a personalidades como Felipe González, con todas sus corrupciones y gales; Alfonso Guerra, Jorge Semprún; Santiago Carrillo, incluso con Paracuellos en su memoria; a Adolfo Suárez, falangista y hacedor de esta democracia; a sindicalistas como Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, a intelectuales como López Aranguren, García Calvo, Gustavo Bueno, Antonio Escohotado y José Bergamín, y a un escritor de la altura ética y literaria de Miguel Delibes.
Padecemos la España de la mediocridad, de la vulgaridad, de la falacia y la hipocresía, del periodismo alquilado al poder político, de la televisión como aparato hipnotizador de las masas. Y podría extrapolar esta bajeza moral y ética a los líderes de las grandes naciones del orbe, desde Macrón a Johnson; pasando por Putin, el nuevo Stalin, y la momia Biden, que vive en el sarcófago de la Casa Blanca.
“Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella ventura sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de 'tuyo' y 'mío'. Ahora, recojo los versos de León Felipe: hazme un sitio en tu montura, caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura que yo también voy cargado de amargura y no puedo batallar!
Eugenio-Jesús de Ávila























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