DENUNCIAS
"El Ayuntamiento no hace caso a la señalización informativa urbana"
Se acusa, desde hace mucho tiempo, la falta de conservación, con lo que las señales dejan de cumplir su misión
El empeño de un ciudadano, hizo saber a los bancos y a la administración, que ciertas personas tenían dificultades para utilizar cajeros automáticos y aplicaciones bancarias, requiriendo mejor para realizar las operaciones necesarias de una atención personal en la oficina, en la ventanilla como toda la vida. Su campaña “Soy mayor, no idiota” consiguió y en poco tiempo, miles de firmas. Logró hacer visible, lo que ya todos sabíamos que no todo el mundo está preparado para hacer uso, ni siquiera está obligado, a tener conocimientos y móvil adecuado para realizar las operaciones que precisa ante una máquina.
Lo mismo ocurre con la administración, que para ciertos trámites obliga a los ciudadanos, sin tener en cuenta otros condicionantes, a realizar gestiones de forma electrónica, sin que pueda realizarlo como siempre, en papel y presentarlo en el mostrador, no todo el mundo consigue hacerlo.
Corren otros tiempos, hay quien ya considera desfasadas ciertas cosas, otros en cambio, ante la innecesaria adaptación, quieren seguir como siempre. Evidentemente, como lo uno no quita para lo otro, la tecnología al menos de momento debe ser compatible con las opciones tradicionales. Así, habrá quien considere prescindible que existan ciertos indicadores, que informen de direcciones, monumentos, hoteles, aparcamientos y demás, como habrá para quien siga siendo algo de agradecer, porque orienta de donde está cada cosa que busca cuando visita la ciudad, localizándola con mayor facilidad, evitando así dar vueltas innecesariamente.
Tener, tenemos señales informativas urbanas. Viejas pero las tenemos. Ahí están. Evidentemente, como la conservación de todo lo existente, no reclama demasiada atención desde la corporación municipal, se nota que acusan el paso del tiempo, y que salvo raras ocasiones nada se ha hecho por su conservación y que sigan cumpliendo su misión.
Al encontrarse en el exterior sufren las inclemencias del tiempo, que provocan un deterioro progresivo en general, pero principalmente en la parte exterior, así el sol se come el color, principalmente el rojo, que hace que merme su visibilidad, de lejos cuesta verlas y reconocer lo que realmente indican. Como no, la calle es la calle y no quedan nuestros indicadores exentos de sufrir ciertos accidentes, que van desde una simple deformación, rotura o en su caso desaparición en parte. Quedando así pendiente de su reparación, por los años de los años, amén. Paciencia hasta que llegue alguien, con iniciativa para cambiar estéticamente esta nuestra ciudad y convertirla en un atractivo turístico en todas las dimensiones.
Manuel Herrero Alonso
El empeño de un ciudadano, hizo saber a los bancos y a la administración, que ciertas personas tenían dificultades para utilizar cajeros automáticos y aplicaciones bancarias, requiriendo mejor para realizar las operaciones necesarias de una atención personal en la oficina, en la ventanilla como toda la vida. Su campaña “Soy mayor, no idiota” consiguió y en poco tiempo, miles de firmas. Logró hacer visible, lo que ya todos sabíamos que no todo el mundo está preparado para hacer uso, ni siquiera está obligado, a tener conocimientos y móvil adecuado para realizar las operaciones que precisa ante una máquina.
Lo mismo ocurre con la administración, que para ciertos trámites obliga a los ciudadanos, sin tener en cuenta otros condicionantes, a realizar gestiones de forma electrónica, sin que pueda realizarlo como siempre, en papel y presentarlo en el mostrador, no todo el mundo consigue hacerlo.
Corren otros tiempos, hay quien ya considera desfasadas ciertas cosas, otros en cambio, ante la innecesaria adaptación, quieren seguir como siempre. Evidentemente, como lo uno no quita para lo otro, la tecnología al menos de momento debe ser compatible con las opciones tradicionales. Así, habrá quien considere prescindible que existan ciertos indicadores, que informen de direcciones, monumentos, hoteles, aparcamientos y demás, como habrá para quien siga siendo algo de agradecer, porque orienta de donde está cada cosa que busca cuando visita la ciudad, localizándola con mayor facilidad, evitando así dar vueltas innecesariamente.
Tener, tenemos señales informativas urbanas. Viejas pero las tenemos. Ahí están. Evidentemente, como la conservación de todo lo existente, no reclama demasiada atención desde la corporación municipal, se nota que acusan el paso del tiempo, y que salvo raras ocasiones nada se ha hecho por su conservación y que sigan cumpliendo su misión.
Al encontrarse en el exterior sufren las inclemencias del tiempo, que provocan un deterioro progresivo en general, pero principalmente en la parte exterior, así el sol se come el color, principalmente el rojo, que hace que merme su visibilidad, de lejos cuesta verlas y reconocer lo que realmente indican. Como no, la calle es la calle y no quedan nuestros indicadores exentos de sufrir ciertos accidentes, que van desde una simple deformación, rotura o en su caso desaparición en parte. Quedando así pendiente de su reparación, por los años de los años, amén. Paciencia hasta que llegue alguien, con iniciativa para cambiar estéticamente esta nuestra ciudad y convertirla en un atractivo turístico en todas las dimensiones.
Manuel Herrero Alonso

















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