Sábado, 22 de Noviembre de 2025

Eugenio de Ávila
Miércoles, 23 de Marzo de 2022
PASIÓN POR ZAMORA

La deuda política del Estado con Zamora

[Img #63935]Quedamos hace unos días en que a un servidor no le representa partido político alguno. Amo la política, pero sospecho de todo político. Zamora, nuestra ciudad y provincia, carece de hombres y mujeres que trabajen por el futuro de los zamoranos en Valladolid y Madrid.  Y no se trata de un pecado mortal cometido sobre nuestra tierra ahora, cuando se halla tendida al sol, sin latido, nuestra geografía.

 

Fue, es y será, si los zamoranos lo seguimos permitiendo, una forma de actuar de diputados nacionales, senadores  y procuradores en las Cortes de Castilla y León casi desde el génesis de la democracia. El político, una vez ocupado el cargo, se olvida de quienes lo votaron, porque sabe que, con la actual Ley Electoral, se lo debe a la jerarquía de la formación política que ya lo eligió antes de pasar por las urnas, nunca al ciudadano. El político de cualquier partido solo representa al partido. El pueblo se transforma en sutil excusa. Forma parte de esta falacia de democracia.

 

Este sistema, que va camino de un régimen, se caracteriza por el alejamiento del político del pueblo. Así lo denunció, cuando yo creía que él era el Prometeo de la democracia, Pablo Iglesias. Esta democracia, reitero, resultó muy beneficiosa para los políticos y sus familias, amigos y amantes. El nepotismo caracterizó la esencia del poder político. Se enchufó con descaro, con desahogo. No hubo diferencias entre unos y otros.  Hay un árbol genealógico del nepotismo en las instituciones públicas. Me atrevería a concluir que, cuanto más cercana, más provinciana es la administración, más descarado fue la privanza. Auténticas mediocridades se convirtieron, de la noche a la mañana, en funcionarios. El sueldo fijo, pase lo que pase, pandemias económicas incluidas, hasta la jubilación. ¿Méritos? Ninguno. Ser familia, amigo, amante de algún poderoso.

 

En Zamora, conviven muchos funcionarios y ancianos con autónomos y pequeños empresarios, agricultores y ganaderos. Una gran mayoría de nuestra población muestra una apatía antropológica, enfermedad psicológica que condena al ciudadano a vivir en el redil, a balar, a tragárselo todo, como la papa el infante, hasta que no queda nada en el plato del poder.

 

Los zamoranos hemos sido cómplices de esta ruina, de nuestra decadencia económica, de unos datos demográficos catastróficos, casi apocalípticos. Cierto, los políticos abrieron la senda hacia la nada, pero nosotros les seguimos. Tampoco contamos con la crítica al poder de la prensa local, ahora más dependiente que nunca del dinero público. Me temo que se cerrarían todos los medios si las aportaciones de las administraciones desaparecieran. Porque el tejido empresarial zamorano se halla en mínimos. Y no puede asistir, sujetar, mantener el entramado de la prensa local. Recuerdo que el periódico centenario se vendió a un grupo nacional, porque aquí no hubo arrestos empresariales para tirar con el desaparecido o engullido El Correo de Zamora. Desaparecido nuestro púlpito intelectual, todo quedó en manos de los políticos. A partir de ese instante, nuestra tierra caminó directo hacia el abismo, momento que ahora padecemos.

 

¡Cómo estaría Zamora para que empresarios, la mayor parte de ellos con sus negocios consolidados para décadas, para varias generaciones, constituyesen Zamora10!

 

Y Zamora solo saldrá de su actual pandemia económica con la ayuda del Estado. Ahora gobierna el PSOE con el anacrónico neocomunismo burgués, formado por funcionarios, gente reaccionaria, conservadora, que ignora cómo se paga una nómina, se amortiza un crédito, se levanta un negocio. Y el partido de los 140 años, jalonado con varios golpes de Estado, corrupciones múltiples, amenazas singulares, iniciadas por Pablo Iglesias a Antonio Maura, en julio de 1910, en sede parlamentaria, tiene una deuda con Zamora, con esta provincia, porque decisiones de sus gobiernos, abiertas por González, desmoronaron la economía de la capital, principales ciudades, como Benavente y Toro, y de la provincia, dando la puntilla al sector primario, de lo que se vivió aquí siempre.

 

Por lo tanto, si los socialistas quieren saldar su deuda con los zamoranos, que su Gobierno cumpla con lo prometido: Terrenos de Adif, cedidos al Ayuntamiento; inversión en Monte La Reina y transformación en autovía de la Nacional entre Zamora y frontera lusa, dos proyectos incluido en el PGE, pero que quizá la guerra de Putin y la quiebra económica impida que se hagan realidad. Me olvido de otras menudencias, como la restauración global de la muralla y el 1,5% Cultural pedido, por enésima vez, por un equipo de gobierno municipal desde la Casa de las Panaderas. El resto no me importa.

 

¡Abrid vuestras mentes, zamoranos. Que no os engañen los políticos. Pedid. Estáis en vuestro derecho. No seáis pusilánimes. Salid del redil! Los partidos y nuestra cobardía, más la prensa de la desinformación se constituyen en nuestros enemigos. Pensad. No hace daño. PSOE y PP, si gobierna algún día, que lo dudo, deben restituirnos lo que nos robaron. ¡Qué pagan los privilegiados! Nosotros somos los humildes. Somos el proletariado de la España profunda. Velad por la tierra más esquilmada de la nación más antigua de Europa.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

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