Vox a Educación

   En las recientes elecciones autonómicas se consumó la lógica de las cosas, a la hora de materializar una inevitable coalición de los partidos de la derecha conservadora, como único medio de respetar la voluntad de las urnas y conformar el ejecutivo regional. Pero, como suele, no todo acaba ahí. Más allá del curso de los acontecimientos, ahora la voluntad y la decisión políticas juegan un papel esencial. Algo en lo que la ciudadanía se halla a la espera, respecto a las Consejerías que asumirán PP y Vox, asunto no baladí para el futuro de la Comunidad en el terreno de la política diaria. El PP como partido que preside la Junta ha de asumir las Consejerías técnicas de mayor calado, pues justo es que al frente de las mismas desarrolle su programa, convergente y compatible según se ha demostrado con el del partido de Abascal, mas también desde diferencias antes de forma que de fondo. Precisamente por ello, Vox debe asumir Consejerías que respondan a aquello por lo que mereció la confianza de sus electores, nada distinto a lo que cabría calificar de programa de ideario, fundado en valores por encima de metas u objetivos técnicos.

   Sería poco razonable que Economía o Sanidad, por poner un ejemplo, no estuvieran gestionadas por el PP bajo el aval incluso de su experiencia de gobierno. Mas por lo mismo tampoco lo sería que una Consejería como la de Educación, atrincherada durante décadas en el mastodonte burocrático del Monasterio de Prado, al servicio de una izquierda política y sindical que ha colonizado todos sus espacios, desde cualquier escuela primaria hasta una Universidad convertida hoy en gueto de activismo de la mano de rectores y docentes de simpatías cuando no militancia acreditadas, no fuera asumida por Vox dado el componente “cultural” de su programa, inseparable de la oposición a una ideología marxista de izquierda, particularmente a través de sus nuevos evangelios.

   Vox debe estar al frente de Educación precisamente para garantizar la neutralidad ideológica y política en nuestros centros educativos, frente al dominio sectario de una izquierda y un sindicalismo que se han adueñado por completo del sistema, gracias a la labor de zapa protagonizada por cuerpos docentes degradados en saber y competencia, junto a los numerosos apéndices “funcionariales” creados ad hoc: orientaciones, gabinetes pedagógicos, CEP, comisiones y liberadurías sindicales, a favor de una izquierda combativa normalmente por lo suyo, en lugar de por una tan cacareada como menospreciada enseñanza pública; o sea, cargos, pluses, despachos y horas sindicales, en lugar de la tarima, tiza y encerado del maestro o catedrático de toda la vida. 

   Que en su caso la labor de Vox en Educación supusiera remover hasta los cimientos el aparato burocrático orquestado por un PP cobarde y complaciente desde la Consejería y Monasterio de Prado a lo largo de décadas, con Directores provinciales, jefaturas y cuerpos de inspección rendidos al poder de la izquierda en direcciones escolares, jefaturas de Estudios, secretarías, orientaciones, gabinetes pedagógicos y demás, es cuestión distinta. Pero debe y puede hacerse, más aún con la aberración política, técnica y educativa de la LOMLOE sanchista, como expresión de una funesta ideología manipuladora de nuestra enseñanza y las conciencias de nuestros hijos. En vez de por Educación, optar por la Consejería de Cultura resulta una pésima elección, que a medio plazo dirá muy poco del papel ahora ya protagonista de Vox en el ejecutivo regional.