Jueves, 13 de Noviembre de 2025

Nélida L. Del Estal Sastre
Miércoles, 30 de Marzo de 2022
CON LOS CINCO SENTIDOS

Tiempos modernos

[Img #64195]Hace algunas semanas recuperé una película de Chaplin para visionarla tranquilamente. Era una tarde tonta de febrero y por más que cambiaba de canal en la televisión, nada era capaz de captar mi atención. Nada. Mira que es complicado el asunto, con la cantidad de cadenas, canales de series y películas, en idiomas diversos y de países que no podré visitar en mi vida. 

 

        Estaba tremendamente aburrida y recordé una conversación que tuve días atrás con mi hija acerca de las dificultades con las que se encuentran ahora los jóvenes para encontrar un trabajo, un sueldo digno con el que se puedan emancipar y la abrumadora falta de expectativas que tienen. Todo esto intentando yo convencerla de que esa desidia en la búsqueda, desidia en el trabajo de soñar y en el esfuerzo por labrarse un futuro, no podían suponer una excusa para que miles de jóvenes tiraran la toalla y se dedicasen a emborracharse cada fin de semana, saltándose o no las normas una y otra vez, esas que ahora han desaparecido casi por completo. Digo miles de jóvenes, porque hay cientos de miles que no lo hacen. No van a lo fácil, pero los otros hacen mucho ruido. No sería de justicia equiparar una parte con el todo. 

Todos hemos sido jóvenes. Eso es cierto. Todos hemos tenido ansias de libertad, de cambiar el mundo, de comprar utopías y dejar alguna impronta. Nos hemos manifestado, hemos hecho sentadas, nos hemos indignado…pero al final de la jornada, íbamos a casa de papá y mamá para cenar o vomitar la borrachera y la indignación y acabar en nuestra camita, calientes y seguros entre sábanas limpias. 

 

        Es difícil convivir con todo lo que está ocurriendo, fin de una pandemia, pobreza enquistada, precios desorbitados, una invasión en Ucrania, pero es que es difícil para todos, en todas las edades. Hemos tenido abuelos que pasaban hambre, pero hambre de irse a dormir a un jergón de paja con el estómago vacío. A soñar, porque no había televisión, ni móviles, ni redes sociales en las que descargar esa furia infinita que adorna a los de ahora, los mismos jóvenes, pero con la piel más fina y delicada. Sí, como madre veo lo que hay. Está siendo una época dura, pero si no has educado a tus hijos en el valor del esfuerzo y en la tolerancia a la frustración, estarás condenado a verlos vagar por el pasillo de tu casa. Condenados a un “hola”, o a un “adiós” como toda dialéctica paterno filial. Siempre prendidos y prendados de ese aparatito que no sueltan ni cuando duermen…Creen que conocen a todo el mundo, que son los reyes del mambo en una sociedad en la que cualquiera puede acceder a tu vida más íntima, en la que no eres nadie sin los “likes” de tus tontunas.  

 

        Pero es que es muy difícil hacer entender a un adolescente, en este 2022, después del 2020/2021 que hemos tenido, que los vamos a arropar siempre, claro, pero que la vida cuesta y hay que ganarse el derecho hasta de quejarte mientras vives en casa de tus padres y son ellos los que te mantienen a flote, pagan tus facturas, tus vaqueros, tus condones y tu jodido móvil, ese con el que nos pones de vuelta y media con los amigos.  

 

     Son tiempos complejos para todos, en los que la salud importa como siempre, pero en los que se dispone de unos medios que hubieran sido inimaginables para las generaciones que antecedieron a los que ahora cuentan con veinte años. 

 

        Así que sí, me hubiera venido muy bien ver “Tiempos Modernos” de Chaplin con mi hija, en silencio, sintiendo ambas cómo la sociedad capitalista engulle a la persona si se deja. Si se deja. Y todo con ese toque de humor que tanta falta nos hace y que tan poco adorna nuestra existencia en estos momentos.  

 

              Algunos jóvenes de ahora son muy melodramáticos y fatalistas, parece que hubieran descubierto la lucha y sus padres y abuelos no supieran de nada…Pobres. Parte de culpa, mucha, en esa manera de concebir sus vidas, la tenemos los propios padres al pretender que no les falte de nada, al menos, de nada de lo que nos pudo faltar a nosotros. También tienen la culpa los nuevos políticos, esos que parece que nacieron en Twitter. Esos que abrasan con sus arengas vacías de contenido unos cerebros que los padres intentamos moldear para bien, no para que incendien las calles y destrocen al otro. Antes de que todos esos nuevos políticos y sus demagogos discursos espantosos alimentasen los cerebros de nuestros hijos, tuvimos padres, abuelos, bisabuelos y demás que sí supieron lo que fue luchar por la libertad de todos, incluso por la libertad del que no la quiere para nadie.  

 

          Ahora se habla mucho de “altura de miras”, “talante”, “diálogo”, "no a la guerra", "diplomacia de precisión" (manda cojones...) cuando estas expresiones últimas son más estúpidas y vacías que otra cosa, sobre todo cuando la guerra ya te come y te afecta desde el principio y la palabra, por muy buena intención que tenga, no sirve según quién sea el interlocutor o el que ha provocado está dantesca situación. Tanto se habla de ello, que ha perdido casi todo su sentido. Supongo que será cosa de los tiempos modernos… 

 

Nélida L. del Estal Sastre 

 

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