ANOREXIA
Vivir del aire
Encontrarse con un plato de comida para muchos es un placer, para otros incluso una bendición, pero para algunos se puede convertir en un infierno.
Olatz Rodriguez (Santa Cruz de Tenerife, 2003) ha sido una persona que se ha enfrentado a este infierno teniendo que pedir socorro para asumir su anorexia. Este trastorno alimenticio supone un problema, antes de pedir ayuda, el reconocerlo y si es complicado en privado, imagínense en público. Olatz era (espero que vuelva a serlo) una de las grandes promesas de la gimnasia rítmica en España y debió abandonar su deporte. Ella misma alega en una entrevista: “Empecé a exigirme más y empecé por la alimentación, pensé que no se me iba a ir de las manos, pero poco a poco fui restringiendo alimentos y me quedé solo comiendo huevos […] caí en una desnutrición y me tuvieron que llevar al hospital […] allí me diagnosticaron anorexia nerviosa restrictiva […] nunca había estado a gusto con mi cuerpo”.
Olatz ha dado un paso de mucho coraje y ha publicado recientemente “Vivir del aire” (Planeta) donde nos habla sobre su experiencia con el trastorno dándole voz a tantas personas que viven esta situación. Un relato demoledor.
“En cierto modo es como una cárcel, todo gira en torno a lo que has comido en el día todo depende de eso, tus emociones, lo que haces… Pienso que es una adicción por el mero hecho de que ya no solo son alusiones al físico o que no estés a gusto con tu cuerpo, sino porque no eres capaz de gestionar tus propias emociones. Entonces lo canalizas a través de otros medios como quien bebe para evadirse”.
Hay pocas cosas psicológicamente más demoledoras que la obsesión con tu propio peso y una de ellas es que se obsesionen con tu peso los demás. Esto sucede en el deporte de élite como el caso de Olatz, pero también pasa en el día a día con nuestras relaciones sociales, en comidas familiares, en reuniones de trabajo…, pasa cuando dejas de ver a alguien durante un tiempo y el primer comentario suele ser dirigido al peso. Casi todos solemos hacer esta clase de comentarios en forma de elogio “has adelgazado”, “te sientan bien esos kilitos de más”, cuando a lo mejor esos cambios físicos no se deben precisamente a buena salud, pues si son tan bruscos para ser percibidos en lo primero que deberíamos pensar es que a esa persona le está pasando algo. La anorexia es un trastorno terrible ya que a él va ligado la negación del reconocimiento por parte del paciente. Creo que ayudar a la persona para convencerla de lo que padece es tan importante como curarlo. Contar estos trastornos es fundamental, pero también prevenirlos, y en prevenir hemos de actuar todos, pues a veces involuntariamente, sin mala fe en ocasiones, contribuimos al perjuicio.
El deseo de Olatz, después de grandes victorias contra la anorexia, es recuperarse definitivamente y para ello quiere “llegar a ser libre” pudiendo ingerir cualquier alimento sin ningún tipo de culpabilidad o remordimiento y aprendiendo a controlar sus emociones. Olatz Rodriguez se ha convertido en una referente necesaria.
Lucas Enríquez
Encontrarse con un plato de comida para muchos es un placer, para otros incluso una bendición, pero para algunos se puede convertir en un infierno.
Olatz Rodriguez (Santa Cruz de Tenerife, 2003) ha sido una persona que se ha enfrentado a este infierno teniendo que pedir socorro para asumir su anorexia. Este trastorno alimenticio supone un problema, antes de pedir ayuda, el reconocerlo y si es complicado en privado, imagínense en público. Olatz era (espero que vuelva a serlo) una de las grandes promesas de la gimnasia rítmica en España y debió abandonar su deporte. Ella misma alega en una entrevista: “Empecé a exigirme más y empecé por la alimentación, pensé que no se me iba a ir de las manos, pero poco a poco fui restringiendo alimentos y me quedé solo comiendo huevos […] caí en una desnutrición y me tuvieron que llevar al hospital […] allí me diagnosticaron anorexia nerviosa restrictiva […] nunca había estado a gusto con mi cuerpo”.
Olatz ha dado un paso de mucho coraje y ha publicado recientemente “Vivir del aire” (Planeta) donde nos habla sobre su experiencia con el trastorno dándole voz a tantas personas que viven esta situación. Un relato demoledor.
“En cierto modo es como una cárcel, todo gira en torno a lo que has comido en el día todo depende de eso, tus emociones, lo que haces… Pienso que es una adicción por el mero hecho de que ya no solo son alusiones al físico o que no estés a gusto con tu cuerpo, sino porque no eres capaz de gestionar tus propias emociones. Entonces lo canalizas a través de otros medios como quien bebe para evadirse”.
Hay pocas cosas psicológicamente más demoledoras que la obsesión con tu propio peso y una de ellas es que se obsesionen con tu peso los demás. Esto sucede en el deporte de élite como el caso de Olatz, pero también pasa en el día a día con nuestras relaciones sociales, en comidas familiares, en reuniones de trabajo…, pasa cuando dejas de ver a alguien durante un tiempo y el primer comentario suele ser dirigido al peso. Casi todos solemos hacer esta clase de comentarios en forma de elogio “has adelgazado”, “te sientan bien esos kilitos de más”, cuando a lo mejor esos cambios físicos no se deben precisamente a buena salud, pues si son tan bruscos para ser percibidos en lo primero que deberíamos pensar es que a esa persona le está pasando algo. La anorexia es un trastorno terrible ya que a él va ligado la negación del reconocimiento por parte del paciente. Creo que ayudar a la persona para convencerla de lo que padece es tan importante como curarlo. Contar estos trastornos es fundamental, pero también prevenirlos, y en prevenir hemos de actuar todos, pues a veces involuntariamente, sin mala fe en ocasiones, contribuimos al perjuicio.
El deseo de Olatz, después de grandes victorias contra la anorexia, es recuperarse definitivamente y para ello quiere “llegar a ser libre” pudiendo ingerir cualquier alimento sin ningún tipo de culpabilidad o remordimiento y aprendiendo a controlar sus emociones. Olatz Rodriguez se ha convertido en una referente necesaria.
Lucas Enríquez






















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