BADULAQUES
Pintadas que se ocultan, mientras otras, en la calle de al lado, permanecen
Se eliminaron grafitis en unas fachadas, otras cercanas no han tenido tanta suerte
Se podía, se ha hecho. Encontrándose las arcas municipales bien llenas, debido a que se ha cobrado de más a los zamoranos, no se ha invertido lo necesario o ambas cosas, y habiendo disposición para ello, bastó material y la mano de obra de unos trabajadores, para ocultar las pintadas que tanto afeaban las fachadas de la ciudad. Quedando agradecidos, todos los zamoranos que encontramos una ciudad menos vergonzosa, los forasteros que encuentran una ciudad más decorosa como acogedora y como no, los propietarios que se libran de la gamberrada en lo suyo.
Del mismo color que había antes de la fechoría, en el casco antiguo y por normativa municipal la gama a emplear es muy reducida, se ha cubierto de pintura esas huellas en las paredes de la calle de los vándalos. Mucho más decentes y más resguardadas, no deja de tener una capa a mayores, han quedado las fachadas. También alguna puerta, quedando más presentables, agradecidas y protegidas, tanto las de madera, como las metálicas.
Lo paradójico del caso es el itinerario seguido de los reparadores del rodillo, como es obvio por indicaciones municipales, puesto que, por propia iniciativa, el resultado de lo que tenían que cubrir bien pudiera haber sido otro, han repasado calles, dejando al lado las travesías, que de igual modo también estaban afectados por las pintadas vandálicas. El resultado una chapuza. Conviven en el mismo edificio, una lateral impoluto, mientas que el otro está lleno de garabatos, así el resto de la calle.
El criterio para pintar aquí, pero aquí no, tampoco coincide, exactamente, con el recorrido de los desfiles, aunque en algo se aproxima. Vamos, que la Esperanza, su procesión, cambiará como de ciudad cuando gire desde Ignacio Gazapo a San Julián del Mercado. ¡Cómo para hacer cambios de última hora!
El resultado penoso, si lo que pretendían es que quienes tomen fotos no capten ningún grafiti, en alguna de las paredes, no lo han conseguido, pues con sacar el ángulo, se verá la falta. Si lo que buscaban era mejorar la imagen de la ciudad, tampoco lo han logrado, porque la gente no transita por los sitios afortunados donde se han quitado los manchones en las paredes, por el resto, por donde se conservan, también lo hacen. Y, no vale la excusa de que los trabajos no están acabados, que estamos en Semana Santa.
Manuel Herrero Alonso
Se podía, se ha hecho. Encontrándose las arcas municipales bien llenas, debido a que se ha cobrado de más a los zamoranos, no se ha invertido lo necesario o ambas cosas, y habiendo disposición para ello, bastó material y la mano de obra de unos trabajadores, para ocultar las pintadas que tanto afeaban las fachadas de la ciudad. Quedando agradecidos, todos los zamoranos que encontramos una ciudad menos vergonzosa, los forasteros que encuentran una ciudad más decorosa como acogedora y como no, los propietarios que se libran de la gamberrada en lo suyo.
Del mismo color que había antes de la fechoría, en el casco antiguo y por normativa municipal la gama a emplear es muy reducida, se ha cubierto de pintura esas huellas en las paredes de la calle de los vándalos. Mucho más decentes y más resguardadas, no deja de tener una capa a mayores, han quedado las fachadas. También alguna puerta, quedando más presentables, agradecidas y protegidas, tanto las de madera, como las metálicas.
Lo paradójico del caso es el itinerario seguido de los reparadores del rodillo, como es obvio por indicaciones municipales, puesto que, por propia iniciativa, el resultado de lo que tenían que cubrir bien pudiera haber sido otro, han repasado calles, dejando al lado las travesías, que de igual modo también estaban afectados por las pintadas vandálicas. El resultado una chapuza. Conviven en el mismo edificio, una lateral impoluto, mientas que el otro está lleno de garabatos, así el resto de la calle.
El criterio para pintar aquí, pero aquí no, tampoco coincide, exactamente, con el recorrido de los desfiles, aunque en algo se aproxima. Vamos, que la Esperanza, su procesión, cambiará como de ciudad cuando gire desde Ignacio Gazapo a San Julián del Mercado. ¡Cómo para hacer cambios de última hora!
El resultado penoso, si lo que pretendían es que quienes tomen fotos no capten ningún grafiti, en alguna de las paredes, no lo han conseguido, pues con sacar el ángulo, se verá la falta. Si lo que buscaban era mejorar la imagen de la ciudad, tampoco lo han logrado, porque la gente no transita por los sitios afortunados donde se han quitado los manchones en las paredes, por el resto, por donde se conservan, también lo hacen. Y, no vale la excusa de que los trabajos no están acabados, que estamos en Semana Santa.
Manuel Herrero Alonso
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