Eugenio de Ávila
Martes, 03 de Mayo de 2022
DÍA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA

Sin prensa libre, no hay democracia

Los empresarios de los medios de comunicación, estrechamente vinculados a los poderes políticos, verdaderos felones de la libertad de prensa

[Img #65480]Día Mundial de la Libertad de Prensa. 3 de mayo. Los medios de comunicación deben cumplir con una sagrada misión: criticar al poder, sea el que fuera. Cuando la prensa se convierte en cobista de los políticos o silencia noticias que podrían dañarlos, comete un delito ético y moral, porque se transformará en cómplice necesario de los que mandan.

 

En Zamora, no se realiza esa labor, porque la prensa vive del dinero que inyectan las instituciones públicas. Ningún digital, ni periódico, ni emisoras, ni televisiones podrían mantener sus puestos de trabajo si no fuera por la ingente cantidad de ayudas, en formas de publicidad, a veces soterradas, que reciben los negocios.

 

Fui castigado, en tiempos pretéritos, por la presidenta de una institución pública, debido a que mi línea editorial le disgustaba. Me echaron de un medio de comunicación, que creé y dirigí, porque me negué a ejercer como la voz de su amo. A la puta calle. ¿Libertad de prensa?

 

Los licenciados en una carrera que no debería existir pasan a ser víctimas de las empresas, muchas de ellas, propiedad de constructores y promotores. Se les obliga a escribir de acuerdo con la ideología o intereses de los editores, sufren la dictadura del redactor jefe y del director, servidores de los que ponen la pasta. Y si destacan, despiertan la envidia de compañeros y gerifaltes.  Se les paga mal, por escribir, hablar o hacer reportajes de televisión. No se les permite escribir artículos, ni mostrar ideas. Se convierten en esclavos de las palabras, habladas o escritas. No hay poesía en los medios de comunicación. Solo trabajo casi funcionarial.

 

Editores y políticos forman parte del mismo sistema. Se necesitan para perpetuar el régimen. Los periódicos, emisoras y televisiones se alquilan por horas. Si en la Diputación, verbigracia, manda el PP, se trata con deferencia al presidente, siempre que pague el canon publicitario. Si en el Ayuntamiento ejerce el poder IU, pues buen trato, preferente, al que reparte el dinero. Y si no se entrega la cantidad que el editor juzga como justa, se criticará al alcalde y a su equipo de Gobierno, porque no admite ese chantaje periodístico.

 

Los medios de comunicación están incapacitados para servir al poder y a la oposición, a la verdad y a la mentira. Se intenta, pero se les ve el plumero, el talante servicial, la descomposición ética y estética, la deriva hacia la no prensa, la antítesis de la razón de su existencia: criticar al poder.

 

El lector ideologizado no entiende que critiques a su político y partidos favoritos. Si así ejerces tu papel, te criticará. Pero te alabará, si criticas al rival, el enemigo ideológico. Las gentes de izquierdas loaban mis duras críticas a Rajoy, Maíllo o Martín Pozo; pero les repugna que censure a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y otros dirigentes políticos de PSOE y Podemos. La Ley del Embudo. Se comportan como hinchas de equipos de fútbol. El seguidor madridista verá penas máximas a su favor siempre. El blaugrana se comportará de idéntica forma. Nunca les gana el rival, sino que pierden ellos.

 

Nunca como en estos últimos años, en provincias en franca decadencia económica y social como la nuestra, los medios de comunicación dependieron tanto del dinero público, de las instituciones. Si Zamora, desde que la democracia llegó a municipios, diputaciones y autonomías, hubiera mantenido, con capital privado, empresas periodísticas, quizá ahora nuestra tierra se encontrase más poblada, habría más actividad económica y los jóvenes trabajarían en su patria chica. Sin libertad de prensa, no hay democracia.

 

En Zamora, los primeros en evitar esa libertad, son los editores y sus lacayos, los directores de los medios. En esta provincia todavía la prensa se comporta como en el postfranquismo. Porque antes de dejar de criticar al poder, prefiero hundir este barquito de papel, botado con el nombre de El Día de Zamora, que lleva navegando por este estanque que es esta ciudad desde hace casi doce años. Durante todo este tiempo, nunca censuré una sola palabra de articulistas y partidos políticos. Izquierda Unida gozó de dos páginas semanales durante un lustro. Podemos, más de tres años. Ciudadanos, también. Curiosamente, los partidos conservadores carecieron de esos privilegios. Pero sus notas de prensa se editaron tal cual se enviaron desde sus gabinetes de prensa. Libertad absoluta. Y llegué a publicar cartas de políticos denostando mi labor periódistica. Empírico.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

Empresario, editor y director de El Día de Zamora

 

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