Leer personas como si fueran libros

Existe en las sociedades una creciente tendencia y comportamiento colectivo que hace a sus individuos cada vez menos sensibles, más indiferentes y poco empáticos respecto a las situaciones ajenas que pueden involucrar sufrimiento, dolor y carencias. Incluso ante condiciones problemáticas del medio ambiente, ecosistemas, etc. Y lejos de sentir algún tipo de compasión respecto a las dificultades de otros, las personas se hayan cada vez menos comprometidas emocionalmente, pudiendo llegar a expresar desdén, indiferencia y crueldad.  

 En un mundo tan diverso como el actual, resultan imprescindibles valores como la empatía, el entendimiento y, sobre todo, saber escuchar a otras personas. Más aún si como vemos cada día, la sociedad parece más polarizada y crispada que nunca. El ruido en las redes sociales, los enfrentamientos entre corrientes políticas o el peligroso fenómeno de la desinformación, entre otras cosas, hacen necesarios espacios donde el diálogo real, la inclusión y la tolerancia sean la nota predominante. 

 Las bibliotecas humanas nacieron en Dinamarca en torno al año 2000 con el objetivo de compartir experiencias a través del contacto humano. La primera que se conoce abrió sus puertas ese mismo año en Copenhage, dentro del Festival de Roskilde, uno de los mayores festivales de verano que se celebran en Europa. 

 El éxito que tuvieron las primeras bibliotecas humanas en Dinamarca animó a extender la idea por otros países. Rumanía, Islandia, Noruega, Canadá, India, Italia, Estados Unidos y Portugal fueron los siguientes países que se unieron a esta iniciativa: un espacio en el que la ciudadanía encuentra y conoce los testimonios directos de personas con historias que contar. 

 El funcionamiento de la biblioteca humana es sencillo. Los usuarios que acceden a ella pueden consultar un catálogo de opciones, en el que en lugar de encontrar libros hallan personas. De esta manera, pueden sentarse cara a cara con la persona-libro elegida, para escuchar, dialogar y establecer conversaciones durante aproximadamente media hora. 

 En España existen bibliotecas humanas en Madrid, Barcelona o Sevilla. En Zamora, desde el año 2016 hasta el año 2019, el Grupo de literatura ¿Qué te apetece leer? incluyó (entre otras muchas actividades dedicadas a la literatura) la Biblioteca humana, dentro de su anual Congreso de Escritores, desarrollado la primera semana del mes de diciembre. Con el objetivo de crear un espacio en el que personas con algo que contar hicieran de libros y así ofrecer una nueva forma de aprender de los demás, de sus experiencias vitales, quienes escuchaban a estas personas, conocían nuevas realidades y empatizaban con su situación, rompiendo prejuicios, fomentando el diálogo y el respeto entre gente de diferentes países, culturas, religiones, capacidades, formas de vivir, de amar y de sentir. Luego, llegó la pandemia y, con ella, el mundo pareció enmudecer... 

  En medio de los cambios que estamos enfrentando constantemente: pandemias, guerras, cambios climáticos, desastres naturales, avances tecnológicos, es fácil pensar que la sociedad está siendo arrastrada a un abismo que aparentemente no tenga salida. Las personas somos como portadas de libros que aún no hemos leído y que deberíamos leer. Igual que no hay que juzgar a un libro por su portada, tampoco debemos juzgar a una persona por su apariencia. Habla con ella, y conoce cómo piensa. Seguro que cambiará tu opinión.  

 Tal vez, saturados por tanta tecnología punta, estos proyectos nos sirvan de respiro y al mismo tiempo también para cuestionarnos que quizás lo más innovador, ahora mismo, consista en priorizar y potenciar los aspectos más humanos y retomar algunos valores de antaño ya olvidados y, al parecer, tan necesarios. 

 Emilia Casas Fernández