Chaleco multiusos antiincendios

Lo de esta Comunidad Autónoma es para echarnos de comer aparte. Me refiero a la de  Castilla y León. No creo que se le escape a nadie que si hay que poner como ejemplo de la España vaciada, Castilla y León quedaría la primerita. Algo es algo, la primerita en algo. Y dentro de la Comunidad, lo de Zamora es para llorar. No hay una provincia más abandonada, más olvidada, más menospreciada que Zamora. Y mira que tenemos cosas que enseñar y que demostrar. Bueno pues siempre nos toca la china, la mala, claro. Nunca nos llegan las ayudas a tiempo, o simplemente no llegan; siempre nos quedamos los últimos en los proyectos a desarrollar o poner en marcha. Un último ejemplo, aún no sabemos qué pasa con Montelarreina. Ya están mareando la perdiz con la recalificación de terrenos para poder evitar el problema que denunció la confederación Hidrográfica del Duero en cuanto a las inundaciones de la zona. Y aquí, en cuanto empiezan a demorarse las cosas, ya nos huele mal. Y Zamora no está para demoras.

-Pero lo de ésta semana ha sido indignante-, me interrumpe mi vecina Marisol, -nos han dejado quemar La Sierra de la Culebra y un poco del Valle del Tera. Son más de 30.000 hectáreas de bosque, flora y fauna, calcinadas. Y digo que nos han dejado quemar porque se sabía de sobra que el verano, y la primavera, venía con olas de calor virulentas y, por lo tanto había que prepararse antes para recibirlas y procurar que no hubiera daños-.

¡Cómo no va a tener razón mi vecina!, una vez más. Llevamos años con éste problema. Se están reclamando incrementos de plantillas de bomberos y de personal encargado de vigilancia y observación desde hace décadas.

-Hasta el más tonto de clase sabe ya  que los incendios forestales se previenen y se evitan en invierno-, dice Marisol. –Los bomberos del consorcio llevan años manifestándose delante de la Diputación de Zamora, época de pandemia incluida, pidiendo más medios materiales y personales. Y la Junta de Castilla y León sigue iniciando su “temporada de incendios” el día uno de Julio y la finaliza el treinta de Septiembre, y sanseacabó. La Junta decide que fuera de esos tres meses “no  concede ningún permiso para incendiar bosques”, las llamas están prohibidas, los incendios no existen, y los pajaritos cantan y las nubes se levantan. Es inaudito-.

Pero después de describir todo éste desatino en que se ha convertido el gobierno Regional, llevan más de cuarenta años los mismos, nos ha llegado la desgracia de la Sierra de la Culebra.

-Sí, y los prebostes se presentan a los dos días en una de las zonas afectadas, todos uniformados con chalecos multibolsillos, serán antiincendios, como si fueran a un festival de la caza del gamusino. Van a salir en la foto que demuestre que estuvieron allí-. Marisol, completamente indignada, no para.

-Tranquilizate-, le dice su amiga Concepción, la funcionaria eficiente, que nunca dice palabrotas. –va a subirte la tensión. Aunque tienes toda la razón porque, además, el Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta, el tal Suarez-Quiñones (otro con guión), dijo que incrementar los medios antiincendios en Castilla y León era un despilfarro. ¡Qué desvergüenza!-.

Y la cosa no acaba aquí, el Presidente Mañueco, ese tipo tan inteligente que convocó elecciones en la comunidad, para perderlas y para cambiar a Ciudadanos por VOX, y al que cualquier día lo elevaran a los altares, acaba de decir, con toda su cara dura, que los medios eran absolutamente suficientes.

-Claro hombre, por eso tuvieron que incorporarse los militares de la U.M.E, bomberos de de otras autonomías y hasta de Portugal. Y los bomberos del consorcio, esperando instrucciones mientras los vecinos del pueblo tenían que achicar lo que podían-, interviene Concepción.

-No me extraña-, continúa Marisol, -que insultaran a Mañueco y compañía, el día que les dio por aparecer por Villanueva de Valrojo a hacerse más fotos. Como decía una vecina del pueblo “¿A qué han venido, a que le abramos el bar?”. Estaban absolutamente indignados, porque decir quemados en éste momento, no es muy procedente.

El cabreo es generalizado, los daños son incalculables. Porque no solo son los daños forestales, los de la flora y la fauna de la zona, es que hay daños materiales de medios de trabajo y subsistencia. Se han calcinado tierras de labor, ganadería particular, colmenas que daban una producción de hasta 40 kilos por cada una, una verdadera catástrofe.

-Pues nada, ayudas inmediatas ha ofrecido Mañueco-, dice mi vecina, -ya veremos en qué quedan y, sobre todo, cuando las reciben-.

-Marisol, hoy no has dicho ningún taco-, le recuerda Concepción a su amiga.

-Tienes razón, y no es porque no tenga motivos para soltar más que cabezas hay en una riestra de ajos, pero es que hoy tengo más lágrimas que tacos después de ver hacer el ridículo a éstos artistas del chaleco multiusos-.

Y se fueron las dos hasta Álvaro Artesanos a comprarse unos bombones para disipar esas lágrimas.

Kebedo.