ZAMORA10
Zamora, una reflexión 10
Argumentos en la defensa de la creación, apoyo y pervivencia de Zamora10
Inmersos en el inicio, que no en el final, que todavía se extiende en el tiempo, de esta crisis económica, hace ya casi un lustro, cuando muchos empresarios, comerciantes, los profesionales del sector primario, nuestros héroes de la agricultura y ganadería; hosteleros y personas del mundo del derecho, la arquitectura, la ingeniería, la cultura, en diferentes foros, comentaban, con enorme preocupación, el devenir de sus negocios y, por ende, el presente y futuro socioeconómico de Zamora...
Así empezaba un servidor un artículo ha tiempo, acerca de por qué, a mi parecer, basado en lo empírico, nació un proyecto como Zamora10 y las razones de su existencia. Pasados ya más de cinco años de su génesis teórica, de su conceptualización y de aquellas primeras mesas de trabajo independientes, solventes y, como muy bien me recuerdan muchos de los que participaron en ellas, muy productivas; una evaluación objetiva y realista de la situación de Zamora y de los últimos acontecimientos acaecidos en el seno del proyecto obligan, si cabe más hoy, a poner sobre la mesa algunas reflexiones. No obstante, cuando la Cámara de Comercio y la Patronal decidieron abandonar el barco, así, a las buenas de Dios o de Satán, ya escribí un artículo sobre este adiós sin razones, como cantaba Camilo Sesto en su día. Pero insisto hoy, cuando San Pedro, un santo que no tiene nada de zamorano, protagoniza la vida de nuestra capital, en la importancia, a mi juicio, que le concedo a Zamora10, como organismo aportador de ideas, generador de proyectos, ariete de la verdad de nuestra tierra. Analizo ya. Sin más preámbulos. Datos. No sirvo a dos señores como otros medios. La pela es la pela. El honor prima en El Día de Zamora, más allá del vil metal.
Pregunta directa: ¿Cuál es el resultado real de todos los proyectos estratégicos en Zamora desde una vertiente institucional en los últimos seis años?
Pues lea usted las propuestas de Zamora10, que son sugerencias, anhelos, deseos de nuestra ciudad y provincia, pues afectan a lo público y lo privado, algunas son ya muy conocidas, por antiguas, u otras, muy novedosas por su frescura, y, aunque a algunos les moleste tanto, no lo olvidemos, proyectos en marcha o avanzados para nuestra provincia, además de la Fundación Internacional de Industrias Lácteas y su Escuela, la Marca Zamora Enamora, las rutas del vino, el Encuentro Mundial del Queso, “Fromago Cheese Experience”, Zamora es +App, el Campamento Militar de Monte la Reina, las conexiones con Portugal de nuestra red viaria: A 111/ Braganza-Puebla de Sanabria, los cursos de español para extranjeros, el Centro de Innovación del Ovino, Dinamiza Zamora, y el Centro Logístico “Puerta del Noroeste” en Benavente, la Estrategia Silver Economy, el Parque Tecnológico “Silver Economy”, y otros que han quedado aparcados, atascados o simplemente desechados.
Balance medio, siendo muy generosos, para seis años de esfuerzos desde un punto de vista de eficacia empresarial y siendo todos los parámetros socioeconómicos de nuestra provincia mucho peores hoy que al inicio de esta última singladura, pues, los últimos datos demográficos son absolutamente devastadores. No es opinión. No se trata de ser apocalíptico ni dantesco.
Aunque, desde esa visión, el resultado final pudiera parecer escaso para el ciudadanos medio; diáfano qué, tantas energías gastadas en los primeros tres años, con una incomprensible disputa con una parte de la clase política, liderada por la Diputación y su presidenta, Mayte Martín Poxo (que quizá ahora se haya dado cuenta de su error) y, a pesar de los frenos internos, a todas luces ya demostrados con la incomprensible y felona retirada empresarial, de esa quinta columna que siempre denuncié; seguramente, todo este escenario cainita y esta travesía del desierto eran necesarios y había, como un mal sarampión, que pasarlo. Pareciera, desde un punto de vista sociológico, que esta etapa de cambio social y de reactivación de Zamora era necesaria y obligada.
Zamora10 ha supuesto, en contraposición a todas las plataformas anteriores fracasadas (por mucho que se niegue desde algunos agentes empresariales), como muy bien apuntaron, unánimemente, los empresarios y profesionales al inicio del proyecto, un nuevo aire fresco como elemento dinamizador y participativo real e independiente de la sociedad civil de Zamora.
Y, si bueno fue que Zamora10 provocase el mayor caudal de participación profesional, empresarial y ciudadano de los últimos treinta años y que, además, consiguiera despertar el debate y las conciencias de miles de zamoranos que hoy, es evidente, no están conformes con la situación de nuestra capital y su provincia; ahora la palabra unidad, más que nunca, cobra una importancia medular.
Zamora, sin superar la crisis del 2008, la pandemia del COVID-19 y ahora la guerra de Ucrania, no está para sectarismos ni tácticas ideológicas. No está para personalismos y egos, ni para seguir soportando un ejercicio de hipocresía que lo único que nos hace es continuar sumando puntos a la cola de las provincias de España y ocupar la zona cero de la despoblación.
Zamora10 nació para servir de ayuda, junto a las instituciones, como impulsor y coordinador, entre lo público y lo privado, de ese esfuerzo de unidad empresarial, profesional y ciudadana que entre muchos han construido y deberían continuar realizando.
El proyecto nació desde el convencimiento de la unión verdadera, la unión zamorana de hechos y no de falsas palabras. Si no se ha avanzado mejor y más rápido, ha sido porque algunos no han creído desde el principio en el proyecto, y así lo escribí y denuncié a los escasos meses de su creación, y no han estado a la altura de la historia y de la difícil situación social y económica zamorana.
Zamora10 nació para desarrollarse, crecer, y si el proceso y sus objetivos, así como sus verdaderos protagonistas lo requieren, los zamoranos, reproducirse y, por supuesto, como todos los proyectos cuantitativos: morir.
Pero ese final, que si estaba escrito, no tocaba ni ahora, ni de la forma que los dirigentes de las organizaciones empresariales y sus secretarios, y algunos pocos políticos, equivocadamente, han querido escribir. Una decisión legal, pero a todas luces cuestionada por una gran mayoría del empresariado y profesionales zamoranos.
El legado de Zamora10 es claro, y, aunque a una pequeña parte de la clase política y empresarial no le guste, esa participación tan numerosa y eficaz cualitativa y cuantitativamente es y debe de ser un activo que Zamora no puede ni debe desaprovechar.
¿O es que alguien duda de lo positivo del Consejo General de Zamora10, órgano que cada dos meses reúne a algunos de los máximos responsables institucionales y organizacionales, sin posibilidad de delegación, sin partidismos ni colores y que requiere que hablen, evalúen, debatan, consensuen y aprueben los esfuerzos acerca de los proyectos estratégicos de nuestra tierra, esos que, se entiende, todo el mundo apoya?
Este organismo, cargado de una profunda legitimidad, apoyado por todos esos cientos de zamoranos que colaboran de manera altruista por su tierra, es mejorable y sustancialmente ampliable para su crecimiento y ajuste representativo con algunos otros sectores integrados e involucrados en esta encomienda común que es el presente y futuro de Zamora. Pero esta reflexión no toca hoy, más bien más adelante, cuando sea menester hablar y debatir su idoneidad y mejora. La realidad y los hechos son lo importante. Daba igual cómo se llamase y cuántos eran los proyectos a afrontar. La Zamora real, la de esos cientos de zamoranos, empresarios, profesionales y ciudadanos que ya se han manifestado alto y claro acerca de su posición en cuanto al devenir de esta plataforma, es lo que nos debería de hacer pensar a todos.
La unidad no es negociable. Quienes crean que, en solitario, como se estaba realizando, pueden arreglar los problemas de esta provincia, ¡por favor!, pónganse simplemente a un lado, no entorpezcan ni pongan más palos en las ruedas. La gran mayoría piensa y cree que juntos somos más fuertes, que cooperando entre todos, sin sectarismos ideológicos ni organizacionales; sin protagonismos, podemos conseguir, como Zamora10 y las instituciones han demostrado, más altas metas, alcanzar objetivos irrenunciables. Este es el ejemplo de que, cuando queremos y remamos juntos, se puede.
Eugenio-Jesús de Ávila
Inmersos en el inicio, que no en el final, que todavía se extiende en el tiempo, de esta crisis económica, hace ya casi un lustro, cuando muchos empresarios, comerciantes, los profesionales del sector primario, nuestros héroes de la agricultura y ganadería; hosteleros y personas del mundo del derecho, la arquitectura, la ingeniería, la cultura, en diferentes foros, comentaban, con enorme preocupación, el devenir de sus negocios y, por ende, el presente y futuro socioeconómico de Zamora...
Así empezaba un servidor un artículo ha tiempo, acerca de por qué, a mi parecer, basado en lo empírico, nació un proyecto como Zamora10 y las razones de su existencia. Pasados ya más de cinco años de su génesis teórica, de su conceptualización y de aquellas primeras mesas de trabajo independientes, solventes y, como muy bien me recuerdan muchos de los que participaron en ellas, muy productivas; una evaluación objetiva y realista de la situación de Zamora y de los últimos acontecimientos acaecidos en el seno del proyecto obligan, si cabe más hoy, a poner sobre la mesa algunas reflexiones. No obstante, cuando la Cámara de Comercio y la Patronal decidieron abandonar el barco, así, a las buenas de Dios o de Satán, ya escribí un artículo sobre este adiós sin razones, como cantaba Camilo Sesto en su día. Pero insisto hoy, cuando San Pedro, un santo que no tiene nada de zamorano, protagoniza la vida de nuestra capital, en la importancia, a mi juicio, que le concedo a Zamora10, como organismo aportador de ideas, generador de proyectos, ariete de la verdad de nuestra tierra. Analizo ya. Sin más preámbulos. Datos. No sirvo a dos señores como otros medios. La pela es la pela. El honor prima en El Día de Zamora, más allá del vil metal.
Pregunta directa: ¿Cuál es el resultado real de todos los proyectos estratégicos en Zamora desde una vertiente institucional en los últimos seis años?
Pues lea usted las propuestas de Zamora10, que son sugerencias, anhelos, deseos de nuestra ciudad y provincia, pues afectan a lo público y lo privado, algunas son ya muy conocidas, por antiguas, u otras, muy novedosas por su frescura, y, aunque a algunos les moleste tanto, no lo olvidemos, proyectos en marcha o avanzados para nuestra provincia, además de la Fundación Internacional de Industrias Lácteas y su Escuela, la Marca Zamora Enamora, las rutas del vino, el Encuentro Mundial del Queso, “Fromago Cheese Experience”, Zamora es +App, el Campamento Militar de Monte la Reina, las conexiones con Portugal de nuestra red viaria: A 111/ Braganza-Puebla de Sanabria, los cursos de español para extranjeros, el Centro de Innovación del Ovino, Dinamiza Zamora, y el Centro Logístico “Puerta del Noroeste” en Benavente, la Estrategia Silver Economy, el Parque Tecnológico “Silver Economy”, y otros que han quedado aparcados, atascados o simplemente desechados.
Balance medio, siendo muy generosos, para seis años de esfuerzos desde un punto de vista de eficacia empresarial y siendo todos los parámetros socioeconómicos de nuestra provincia mucho peores hoy que al inicio de esta última singladura, pues, los últimos datos demográficos son absolutamente devastadores. No es opinión. No se trata de ser apocalíptico ni dantesco.
Aunque, desde esa visión, el resultado final pudiera parecer escaso para el ciudadanos medio; diáfano qué, tantas energías gastadas en los primeros tres años, con una incomprensible disputa con una parte de la clase política, liderada por la Diputación y su presidenta, Mayte Martín Poxo (que quizá ahora se haya dado cuenta de su error) y, a pesar de los frenos internos, a todas luces ya demostrados con la incomprensible y felona retirada empresarial, de esa quinta columna que siempre denuncié; seguramente, todo este escenario cainita y esta travesía del desierto eran necesarios y había, como un mal sarampión, que pasarlo. Pareciera, desde un punto de vista sociológico, que esta etapa de cambio social y de reactivación de Zamora era necesaria y obligada.
Zamora10 ha supuesto, en contraposición a todas las plataformas anteriores fracasadas (por mucho que se niegue desde algunos agentes empresariales), como muy bien apuntaron, unánimemente, los empresarios y profesionales al inicio del proyecto, un nuevo aire fresco como elemento dinamizador y participativo real e independiente de la sociedad civil de Zamora.
Y, si bueno fue que Zamora10 provocase el mayor caudal de participación profesional, empresarial y ciudadano de los últimos treinta años y que, además, consiguiera despertar el debate y las conciencias de miles de zamoranos que hoy, es evidente, no están conformes con la situación de nuestra capital y su provincia; ahora la palabra unidad, más que nunca, cobra una importancia medular.
Zamora, sin superar la crisis del 2008, la pandemia del COVID-19 y ahora la guerra de Ucrania, no está para sectarismos ni tácticas ideológicas. No está para personalismos y egos, ni para seguir soportando un ejercicio de hipocresía que lo único que nos hace es continuar sumando puntos a la cola de las provincias de España y ocupar la zona cero de la despoblación.
Zamora10 nació para servir de ayuda, junto a las instituciones, como impulsor y coordinador, entre lo público y lo privado, de ese esfuerzo de unidad empresarial, profesional y ciudadana que entre muchos han construido y deberían continuar realizando.
El proyecto nació desde el convencimiento de la unión verdadera, la unión zamorana de hechos y no de falsas palabras. Si no se ha avanzado mejor y más rápido, ha sido porque algunos no han creído desde el principio en el proyecto, y así lo escribí y denuncié a los escasos meses de su creación, y no han estado a la altura de la historia y de la difícil situación social y económica zamorana.
Zamora10 nació para desarrollarse, crecer, y si el proceso y sus objetivos, así como sus verdaderos protagonistas lo requieren, los zamoranos, reproducirse y, por supuesto, como todos los proyectos cuantitativos: morir.
Pero ese final, que si estaba escrito, no tocaba ni ahora, ni de la forma que los dirigentes de las organizaciones empresariales y sus secretarios, y algunos pocos políticos, equivocadamente, han querido escribir. Una decisión legal, pero a todas luces cuestionada por una gran mayoría del empresariado y profesionales zamoranos.
El legado de Zamora10 es claro, y, aunque a una pequeña parte de la clase política y empresarial no le guste, esa participación tan numerosa y eficaz cualitativa y cuantitativamente es y debe de ser un activo que Zamora no puede ni debe desaprovechar.
¿O es que alguien duda de lo positivo del Consejo General de Zamora10, órgano que cada dos meses reúne a algunos de los máximos responsables institucionales y organizacionales, sin posibilidad de delegación, sin partidismos ni colores y que requiere que hablen, evalúen, debatan, consensuen y aprueben los esfuerzos acerca de los proyectos estratégicos de nuestra tierra, esos que, se entiende, todo el mundo apoya?
Este organismo, cargado de una profunda legitimidad, apoyado por todos esos cientos de zamoranos que colaboran de manera altruista por su tierra, es mejorable y sustancialmente ampliable para su crecimiento y ajuste representativo con algunos otros sectores integrados e involucrados en esta encomienda común que es el presente y futuro de Zamora. Pero esta reflexión no toca hoy, más bien más adelante, cuando sea menester hablar y debatir su idoneidad y mejora. La realidad y los hechos son lo importante. Daba igual cómo se llamase y cuántos eran los proyectos a afrontar. La Zamora real, la de esos cientos de zamoranos, empresarios, profesionales y ciudadanos que ya se han manifestado alto y claro acerca de su posición en cuanto al devenir de esta plataforma, es lo que nos debería de hacer pensar a todos.
La unidad no es negociable. Quienes crean que, en solitario, como se estaba realizando, pueden arreglar los problemas de esta provincia, ¡por favor!, pónganse simplemente a un lado, no entorpezcan ni pongan más palos en las ruedas. La gran mayoría piensa y cree que juntos somos más fuertes, que cooperando entre todos, sin sectarismos ideológicos ni organizacionales; sin protagonismos, podemos conseguir, como Zamora10 y las instituciones han demostrado, más altas metas, alcanzar objetivos irrenunciables. Este es el ejemplo de que, cuando queremos y remamos juntos, se puede.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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