CON LOS CINCO SENTIDOS
El amor y las palabras
Cuando amas, pero de veras, no basta el contacto de las carnes para luego echarte a dormir de lado, espalda contra espalda en la cama de la vida. Cuando amas y es un amor de verdad, amas lo que dice la persona amada, sus defectillos no son tales, ya los conoces, los asumes y te hacen gracia. Pero son sus palabras hacia ti lo que hace que se desmorone tu ser, más que el propio sexo. De hecho, el sexo es como la culminación de algo superior que es el conocimiento del otro, en toda su extensión, con todas sus virtudes y esas pequeñas cosas que pueden no gustarte tanto, pero forman parte de la persona amada y, por ende, también has de amar y aceptar si son pequeñeces. Porque si no lo fueran, no amarías, no estarías ahí.
Hay un momento en la vida en pareja en el que las palabras importan tanto o más que los actos. Yo prefiero un poema de puño y letra como regalo a un caro ramo de rosas, porque el poema ha salido del corazón, ha costado hacerlo, pensarlo… Y las rosas sólo salieron de la cartera. No hay color. Si ambas cosas van juntas el éxtasis ya es total. Porque, aparte de demostrarte que se gasta dinero en ti, también invierte su tiempo y su intelecto en deleitarte con unas palabras que le salen del corazón, porque te ama.
Si estás enamorado, díselo, obsequia a la persona amada con tus palabras porque te aseguro que llenan, nunca se olvidan y hacen que el destinatario de las mismas se sienta la persona más importante para ti en ese momento, pero elígelas bien, sé sincero, honesto y leal. Si amas, díselo a corazón abierto, luego si eso le regalas unas rosas u otra cosa, pero primero di lo que sientes, sin reparos, sin sentirte inferior por mostrar tus sentimientos. ¿Sabes una cosa? Si dices lo que sientes a la persona que amas, a la cara, de palabra, eres valiente, no débil. Que no te engañen. La sinceridad en el amor es el poder absoluto, es la fuerza incontrolable que lo arrasa todo. Si amas, que todo el mundo lo sepa y te envidie porque, encima, lo llevas por bandera.
Las palabras en el amor son importantes. Esenciales, tengas la edad que tengas, aunque el tedio de años de matrimonio parezca que se apodera de ti, no es cierto; quizá estés cansado, pero no has dejado de amar. Te espera, siempre te espera para que le digas que esa persona con la que compartes espacio es lo más importante que te pasó en la vida, que sin su risa no vives, que sin su bienestar no duermes, que si te falta, te falta el mundo entero y no puedes ni respirar.
Si amas, díselo.
Nélida L. del Estal Sastre
Cuando amas, pero de veras, no basta el contacto de las carnes para luego echarte a dormir de lado, espalda contra espalda en la cama de la vida. Cuando amas y es un amor de verdad, amas lo que dice la persona amada, sus defectillos no son tales, ya los conoces, los asumes y te hacen gracia. Pero son sus palabras hacia ti lo que hace que se desmorone tu ser, más que el propio sexo. De hecho, el sexo es como la culminación de algo superior que es el conocimiento del otro, en toda su extensión, con todas sus virtudes y esas pequeñas cosas que pueden no gustarte tanto, pero forman parte de la persona amada y, por ende, también has de amar y aceptar si son pequeñeces. Porque si no lo fueran, no amarías, no estarías ahí.
Hay un momento en la vida en pareja en el que las palabras importan tanto o más que los actos. Yo prefiero un poema de puño y letra como regalo a un caro ramo de rosas, porque el poema ha salido del corazón, ha costado hacerlo, pensarlo… Y las rosas sólo salieron de la cartera. No hay color. Si ambas cosas van juntas el éxtasis ya es total. Porque, aparte de demostrarte que se gasta dinero en ti, también invierte su tiempo y su intelecto en deleitarte con unas palabras que le salen del corazón, porque te ama.
Si estás enamorado, díselo, obsequia a la persona amada con tus palabras porque te aseguro que llenan, nunca se olvidan y hacen que el destinatario de las mismas se sienta la persona más importante para ti en ese momento, pero elígelas bien, sé sincero, honesto y leal. Si amas, díselo a corazón abierto, luego si eso le regalas unas rosas u otra cosa, pero primero di lo que sientes, sin reparos, sin sentirte inferior por mostrar tus sentimientos. ¿Sabes una cosa? Si dices lo que sientes a la persona que amas, a la cara, de palabra, eres valiente, no débil. Que no te engañen. La sinceridad en el amor es el poder absoluto, es la fuerza incontrolable que lo arrasa todo. Si amas, que todo el mundo lo sepa y te envidie porque, encima, lo llevas por bandera.
Las palabras en el amor son importantes. Esenciales, tengas la edad que tengas, aunque el tedio de años de matrimonio parezca que se apodera de ti, no es cierto; quizá estés cansado, pero no has dejado de amar. Te espera, siempre te espera para que le digas que esa persona con la que compartes espacio es lo más importante que te pasó en la vida, que sin su risa no vives, que sin su bienestar no duermes, que si te falta, te falta el mundo entero y no puedes ni respirar.
Si amas, díselo.
Nélida L. del Estal Sastre





















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