Domingo, 16 de Noviembre de 2025

Eugenio de Ávila
Miércoles, 20 de Julio de 2022
RES PÚBLICA

La España de la mediocridad y la mentira, la del alma quemada y la sangre seca

Aitor Prieto AguirreEl personal alucina con la marcha de Lastra de la política, de Vicesecretaria General del PSOE, en razón a un embarazo. Pobre feminismo. La gente de izquierdas nunca se preguntó cuáles fueron los méritos de esta mujer para ocupar el segundo puesto en la jerarquía del partido que fundó Pablo Iglesias. Increíble que esta dama alcanzase la cumbre del socialismo patrio. Alucinante. Una locura. España, en quiebra y el PSOE, lastrado por la mediocridad.

 

Todo tiempo pasado fue mejor. Frase muy oída. No sé si es injusta. Pero en el PSOE, me temo que no hay duda. Compárese, sea el lector socialista, comunista, ácrata o pasota, a Felipe González con aquella calamidad de Zapatero, ni fuerza ni honor, el tipo de la ceja, o con Pedro Sánchez, el guapo oficial de la res pública. ¡Por favor! ¡Qué decadencia, qué pena, qué lagrimones de impotencia! Y repase los gobiernos del felipismo con los de ZP y este modelo de telenovela colombiana. ¡Qué decrepitud, qué mengua intelectual, qué devastación!

 

Vayamos a la acera de enfrente. La derecha. De un Fraga, austeridad, inteligencia, laboriosidad, sabiduría, o un Suárez, hombre esencial en la transición, ni intelectual, ni erudito, pero con huevos, con conciencia, demócrata, con Mariano Rajoy, Martínez-Maíllo y tanta vulgaridad por doquier en el PP. ¡Qué declive, qué ruina, que miseria!

 

Y, en la ultra izquierda, de un Carrillo, responsable, cierto, de la mayor matanza de la Guerra Civil, Paracuellos; de una Pasionaria, obrera de verdad, aunque amenazase de muerte en el Parlamento a Calvo Sotelo, al que después asesinaría un comando socialista de Indalecio Prieto; de Simón Sánchez Montero, casi tres décadas en la cárcel; de Marcelino Camacho, de Ramón Tamames, con tipos como Pablo Iglesias, de Vallecas a comprar una mansión propia de capitalistas; con su amiga, mujer o amante, Irene Montero, la Jone Belarra, el secretario general de IU, Garzón, el que pide dejar de comer carne y se pone morado a solomillo de ternera.

 

Paso de juzgar a la anti España, los parásitos nacionalistas vascos y catalanes, porque me dan vómitos estos racistas, estos seres que se creen superiores por nacer más arriba o más abajo, a la izquierda o a la derecha.

 

Hubo una España que reía, que se divertía, que soñaba cuando unos y otros, tirios y troyanos, montescos y capuletos se perdonaron y se olvidaron de miserias personales y odios ancestrales. Ahora vivimos en una España que llora, enojada, cuarteada, postrada, en bancarrota económica y ética, amoral y sin corazón, sin alma, de humo y cenizas, de botarates y badulaques, de desorientados y precipitados, de malandrines y jetas.

 

De García Calvo, López Aranguren, García-Trevijano, Escohotado y Sabater a la España de heteras y macarras en la tele, de la mentira y el embuste,  en política, a la España de la nada quemada, de los llantos secos, del periodismo sin fuste, de la cobardía ovejuna, gallinácea y chabacana. La España de Antonio Machado, la de charanga y pandereta, en la tercera década del siglo XXI.  

El PSOE de Sánchez es la imagen diáfana de la España de hoy: mediocridad y mentira, alma quemada y sangre seca.

Eugenio-Jesús de Ávila

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