Martes, 18 de Noviembre de 2025

Redacción
Jueves, 21 de Julio de 2022
NOMADAS OCASIONALES

El relato de uno de los bomberos de Valladolid que defendió Olmillos de Castro de las llamas

"Nos fuimos exhaustos, rotos y doloridos. También por dentro".

Desde Olmillos de Castro, la imagen del incendio forestal cuando llegaron los Bomberos de Valladolid

 

Edu, no solo es un viajero incansable y comparte con Irene un blog de viajes muy interesante (https://www.nomadasocasionales.com), sino que también es bombero del Ayuntamiento de Valladolid desde hace 14 años, según él mismo relata al comienzo de lo que el llama "El viaje que nunca quisimos contar". Y ese viaje no es más que su experiencia colaborando en la extinción del incendio que ha calcinado uno de los pulmones más importantes de la provincia de Zamora y algunas de las tierras más fértiles de nuestra comunidad:

 

El día 18 de julio, "fuimos a echar una mano a la gente de los pueblos afectados por el incendio de Losacio. Para mí, Zamora es especial y verla así me da mucha rabia".

 

"Nada más comenzar nuestro turno en Valladolid se nos requiere para echar una mano en el incendio, por lo que preparamos todo y en unos minutos ya estamos de camino. Nuestro cometido, desde el principio, no es atacar el fuego, pues no tenemos capacidad extintora suficiente. Nuestra labor es la defensa del pueblo e intentar que los vecinos de Olmillos de Castro no pierdan sus casas".

 

 

"Nos situamos en una nave a las afueras del pueblo para protegerla de las llamas, mientras vemos cómo las llamas se acercan. El dueño decide evacuar el ganado. La impotencia de las personas refleja el abandono que sufre la España vaciada, que ahora es la España calcinada", añade.

 

E, igual que todos los que se enfretaron a este monstruo de fuego, humo y viento, Edu explica que, "en cuestión de segundos, todo el cielo se vuelve negro, llueve ceniza y pavesas haciendo el aire irrespirable. Notas que el aire te quema por dentro. Tras una hora de lucha, la nave se salva, aunque todo alrededor es fuego y ceniza. El paisaje es desolador".

 

 

Durante el día, los Bomberos de Valladolid, según relata, trataron de controlar los frentes en las tierras de trigo recién cosechado, "pero el viento, fuerte y racheado, nos reactiva el fuego y hace que salte de un lugar a otro, produciendo focos que se saltan los cortafuegos recién hechos por las bulldozer".

 

"Regresamos al pueblo, nuestro cometido es salvar las casas de los vecinos y tenemos serías dudas de ser capaces de salvar todas. Todo el pueblo está rodeado de llamas y focos activos. Los hidroaviones y helicópteros tratan de frenar el avance del fuego. Esto es el infierno".

 

"Las pavesas incendian los jardines, donde algunos vecinos acumulan leña para el invierno o tienen árboles. En ocasiones, nos encontramos con 4.500 litros de agua caídos del cielo. Estamos cansados, pero tenemos que seguir. Nos duele todo, pero hay que continuar".

 

 

"De camino a una casa con el jardín en llamas, nos damos cuenta de que tenemos un pinchazo enorme. A la carrera y, con el poco agua que obtenemos de las bocas de riego, logramos extinguir el fuego en el jardín, mientras nuestro compañero trata de arreglar el pinchazo. Juramos en hebreo..."

 

"Parece que la situación en Olmillos de Castro se calma un poco en el pueblo, aunque los focos en el monte son cada vez más y mayores. Esto parece que no se va a terminar nunca. Cada vez hay más focos y el viento no cesa. Qué desesperación".

 

 

Cuando llega la noche, Edu y sus compañeros reciben el relevo y no hay mucha esperanza en sus palabras finales: "Seguiremos nuestro turno en el Parque de Bomberos del Ayuntamiento de Valladolid. Estamos exhaustos, rotos y doloridos. También por dentro".

 

 

"Da una pena terrible y una sensación de abandono enorme. Nos movemos mucho por Zamora y, para remate, al regresar al Valladolid, nos enteramos que los bomberos forestales están también en Almaraz de Duero".  "Es durísimo ver que lugares que te gusta visitar arden y se reducen a cenizas".

 

Antes este relato, Edu ha recibido el agradecimiento y palabras de cariño de múltiples zamoranos, a los que ha respondido con sinceridad: "Hacemos lo que podemos. En el incendio de Losacio y en el resto de incendios forestales, todo el mérito es de de los bomberos forestales y de las BRIF, que son los que están en peores condiciones, dando la cara y arriesgando la vida. También ha querido destacar que "hay gente que lucha y no aparece en los medios: gente haciendo bocadillos, nuestros compañeros que se quedaron en Valladolid organizando la logística, etc. Ellos son la base para que todo salga lo mejor posible".

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