EL BECARIO TARDIO
Votar y botar
Esteban Pedrosa
Basta con que un incendio sea provocado para que, el político de turno, salga de la madriguera de su torpeza a sacar pecho, porque no le puede regañar a un rayo, pero sí al asocial que quema el monte, desafortunadamente su salvador para una parte de la sociedad que vota a piñón fijo -expresión esta muy de moda y socorrida-, independientemente de los méritos logrados.
Quiere decir esto que, aunque el político sea el culpable final, parte de culpa tiene quién le vota, máxime si, como decíamos, lo hace siempre al mismo, cosa que no se corresponde con una democracia modelo y responsable. Alguien me comentó un día:
-Yo, lo que diga Felipe González.
Sin ir tan lejos en el tiempo, en la última visita de Pablo Casado a Zamora, alguien me dijo lo mismo sobre él y la historia ya la saben ustedes.
Si he hablado sobre política modelo y responsable y lo hago desde Zamora, no puedo pasar por alto el ejemplo de los zamoranos en ese sentido: Muy hartos debían de estar de los partidos tradicionales -PP y PSOE- para votar a IU, una sociedad tan inmovilista como la de la Ciudad del Duero.
Esa llama no ha prendido en Castilla y León, esta comunidad atípica, que mete en el mismo saco a Zamora y Soria -por poner dos ejemplos- que nada tienen que ver, ni tan siquiera históricamente y así nos va, con un presidente de escalera que se preocupa más de los problemas de los vecinos del primero que los del cuarto. Cierto que en Castilla y León (siempre que lo escriban no se olviden introducir la y griega) apenas hay alternativa y, si no, recuerden al alcalde de Valladolid, quien proponía, desde la formación política contraria, que esa ciudad fuera la capital de las dos comunidades, en otra vuelta de tuerca más de lo que les digo y es que el político busca a un subordinado inferior, que no haga méritos para moverle el sillón, máxima del mandamás para si mismo y, en cuya trampa, el votante no debe de caer.
Basta con que un incendio sea provocado para que, el político de turno, salga de la madriguera de su torpeza a sacar pecho, porque no le puede regañar a un rayo, pero sí al asocial que quema el monte, desafortunadamente su salvador para una parte de la sociedad que vota a piñón fijo -expresión esta muy de moda y socorrida-, independientemente de los méritos logrados.
Quiere decir esto que, aunque el político sea el culpable final, parte de culpa tiene quién le vota, máxime si, como decíamos, lo hace siempre al mismo, cosa que no se corresponde con una democracia modelo y responsable. Alguien me comentó un día:
-Yo, lo que diga Felipe González.
Sin ir tan lejos en el tiempo, en la última visita de Pablo Casado a Zamora, alguien me dijo lo mismo sobre él y la historia ya la saben ustedes.
Si he hablado sobre política modelo y responsable y lo hago desde Zamora, no puedo pasar por alto el ejemplo de los zamoranos en ese sentido: Muy hartos debían de estar de los partidos tradicionales -PP y PSOE- para votar a IU, una sociedad tan inmovilista como la de la Ciudad del Duero.
Esa llama no ha prendido en Castilla y León, esta comunidad atípica, que mete en el mismo saco a Zamora y Soria -por poner dos ejemplos- que nada tienen que ver, ni tan siquiera históricamente y así nos va, con un presidente de escalera que se preocupa más de los problemas de los vecinos del primero que los del cuarto. Cierto que en Castilla y León (siempre que lo escriban no se olviden introducir la y griega) apenas hay alternativa y, si no, recuerden al alcalde de Valladolid, quien proponía, desde la formación política contraria, que esa ciudad fuera la capital de las dos comunidades, en otra vuelta de tuerca más de lo que les digo y es que el político busca a un subordinado inferior, que no haga méritos para moverle el sillón, máxima del mandamás para si mismo y, en cuya trampa, el votante no debe de caer.
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