RECUERDOS
Playas zamoranas
Siempre hubo playas en Zamora, porque el Rio Duero invita en Verano a chapuzarse en sus aguas. Posiblemente, antes del Siglo XIX ya existía una zona de baños en las in mediaciones del Puente de Piedra. De ello puede dar testimonio el nombre "Calle de los Baños" que aún pervive.
En los años de mi niñez y también en la juventud había la zona conocida como los BAÑADEROS DE LOS TRES ARBOLES. Una zona de baños convenientemente organizada y vigilada. Los bañistas debían respetar rigurosamente la separación de sexos, tanto en el agua como en la playa de arena. Sobre las aguas, flotaban una serie de boyas unidas por maromas que delimitaban los respectivos espacios para hombres o mujeres.
En la arena, que llamaban solarium, había unas vallas de madera que no debían ser traspasadas por los del sexo contrario. De hacer cumplir estas normas se encargaban los guardias municipales. Aquellos bañaderos tenían sus casetas-vestuarios a cada lado, de hombres o de mujeres. En el centro, una caseta grande cumplía las funciones de guardarropía muy diligentemente atendida por solícitas matronas.
A la entrada de los bañaderos estaba el recaudador encargado de cobrar las tasas municipales a todo el que deseara acceder a la playa.
Bañarse en lugar diferente a los bañaderos públicos, escapando al control de los municipales era un reto para muchos jóvenes para no pagar las tasas correspondientes y para no estar separados los diferentes sexos. Había otros lugares para bañarse, tales como la isla de "Las Pallas" o la de "Los Antropófagos".
Al parecer, razones de control sanitario llevaron a la desaparición de aquellos bañaderos, pero quedó cerca el Club Náutico, que continúa funcionando de forma privada solo para los socios.
La apetencia de bañarse en el Duero se desplazó a la zona de "Los Pelambres", a la entrada del Barrio de San Frontis. A esta Playa se le viene llamando pomposamente "Benidorm" y allí acuden muchos bañistas durante la temporada estival. El Ayuntamiento construyó allí vestuarios y acondicionó la zona que podía ser una verdadera PLAYA FLUVIAL.
Además, existe el aliciente de las instalaciones del MERENDERO en el que se puede disfrutar de una buena terraza con mesas y sillas en abundancia.
Pero es necesario que, cada año, los servicios municipales repongan la arena de la playa y todos los elementos que las crecidas y el mal tiempo deterioran. Así podrían los zamoranos veranear modestamente sin salir de la ciudad.
Balbino Lozano
Siempre hubo playas en Zamora, porque el Rio Duero invita en Verano a chapuzarse en sus aguas. Posiblemente, antes del Siglo XIX ya existía una zona de baños en las in mediaciones del Puente de Piedra. De ello puede dar testimonio el nombre "Calle de los Baños" que aún pervive.
En los años de mi niñez y también en la juventud había la zona conocida como los BAÑADEROS DE LOS TRES ARBOLES. Una zona de baños convenientemente organizada y vigilada. Los bañistas debían respetar rigurosamente la separación de sexos, tanto en el agua como en la playa de arena. Sobre las aguas, flotaban una serie de boyas unidas por maromas que delimitaban los respectivos espacios para hombres o mujeres.
En la arena, que llamaban solarium, había unas vallas de madera que no debían ser traspasadas por los del sexo contrario. De hacer cumplir estas normas se encargaban los guardias municipales. Aquellos bañaderos tenían sus casetas-vestuarios a cada lado, de hombres o de mujeres. En el centro, una caseta grande cumplía las funciones de guardarropía muy diligentemente atendida por solícitas matronas.
A la entrada de los bañaderos estaba el recaudador encargado de cobrar las tasas municipales a todo el que deseara acceder a la playa.
Bañarse en lugar diferente a los bañaderos públicos, escapando al control de los municipales era un reto para muchos jóvenes para no pagar las tasas correspondientes y para no estar separados los diferentes sexos. Había otros lugares para bañarse, tales como la isla de "Las Pallas" o la de "Los Antropófagos".
Al parecer, razones de control sanitario llevaron a la desaparición de aquellos bañaderos, pero quedó cerca el Club Náutico, que continúa funcionando de forma privada solo para los socios.
La apetencia de bañarse en el Duero se desplazó a la zona de "Los Pelambres", a la entrada del Barrio de San Frontis. A esta Playa se le viene llamando pomposamente "Benidorm" y allí acuden muchos bañistas durante la temporada estival. El Ayuntamiento construyó allí vestuarios y acondicionó la zona que podía ser una verdadera PLAYA FLUVIAL.
Además, existe el aliciente de las instalaciones del MERENDERO en el que se puede disfrutar de una buena terraza con mesas y sillas en abundancia.
Pero es necesario que, cada año, los servicios municipales repongan la arena de la playa y todos los elementos que las crecidas y el mal tiempo deterioran. Así podrían los zamoranos veranear modestamente sin salir de la ciudad.
Balbino Lozano




















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