DENUNCIAS
Cabinas, llamada a desaparecer
La compañía se resiste a cumplir la obligada retirada; el Ayuntamiento no se hacer oír
Las conocemos ahí de toda la vida, son parte el paisaje urbano. Si bien la gente dejó de hacer uso de ellas dado el auge de teléfono móvil, como no molestaban demasiado, si se requerían para usarlas, ahí estaban. Lo cierto es, que aunque su número era cada vez menor, alguna se mantenía por ley, prestando el servicio, con el correspondiente mantenimiento, dado su deficitario resultado por una compañía, aunque sufragado su coste entre todas.
La consideración de servicio universal básico, que obligaba a seguir teniendo un numero en la calle, después de varias prorrogas desapreció este año, por lo que no existe obligación de seguir conservándolas desde este año.
Ya se apreciaba desde hace años una dejadez total en todas ellas, desde la falta de limpieza, al mantenimiento de lo básico que se requería, que funcionara el teléfono. Ya no se necesita su presencia en las calles, por lo que toca retirada. Se hará paulatinamente, si bien no hay prisa para eliminarlas, tampoco hay razón para que sigan ahí. Desde el ayuntamiento, por corresponder legalmente, se debería de hacer un requerimiento, para que siendo elementos, que ya no deben de estar donde están, en la vía pública, se proceda a quitarlos.
Algún ayuntamiento, y no para todas, dependiendo de su ubicación, han pensado en proporcionarle una segunda vida dándole otro uso, aunque por tamaño y características las posibilidades son muy limitadas. Aunque queda esta opción a valorar. Lo cierto es, que hoy tenemos repartidas por toda la ciudad un montón de soportes grafiteados, repletos de carteles a falta de otros sitios donde colocarlos y a expensas del vandalismo reinante, que suponen un impacto visual negativo, especialmente en algunas zonas. Y, que para nada sirven.
Recientemente, y siendo exclusivo de su competencia, el ayuntamiento capitalino, modifico la normativa, para que los quioscos callejeros, puedan abrir sus puerta a otros servicios, ya que llevaban, salvo alguno, en desuso durante décadas. La opción para las cabinas es otra, deberían e ir pensándolo, y sin prisa en pedir su retirada. Seguro, que tratándose de un particular no habrían tenido tantas contemplaciones en exigirles que las quiten de en medio.
Manuel Herrero Alonso
Las conocemos ahí de toda la vida, son parte el paisaje urbano. Si bien la gente dejó de hacer uso de ellas dado el auge de teléfono móvil, como no molestaban demasiado, si se requerían para usarlas, ahí estaban. Lo cierto es, que aunque su número era cada vez menor, alguna se mantenía por ley, prestando el servicio, con el correspondiente mantenimiento, dado su deficitario resultado por una compañía, aunque sufragado su coste entre todas.
La consideración de servicio universal básico, que obligaba a seguir teniendo un numero en la calle, después de varias prorrogas desapreció este año, por lo que no existe obligación de seguir conservándolas desde este año.
Ya se apreciaba desde hace años una dejadez total en todas ellas, desde la falta de limpieza, al mantenimiento de lo básico que se requería, que funcionara el teléfono. Ya no se necesita su presencia en las calles, por lo que toca retirada. Se hará paulatinamente, si bien no hay prisa para eliminarlas, tampoco hay razón para que sigan ahí. Desde el ayuntamiento, por corresponder legalmente, se debería de hacer un requerimiento, para que siendo elementos, que ya no deben de estar donde están, en la vía pública, se proceda a quitarlos.
Algún ayuntamiento, y no para todas, dependiendo de su ubicación, han pensado en proporcionarle una segunda vida dándole otro uso, aunque por tamaño y características las posibilidades son muy limitadas. Aunque queda esta opción a valorar. Lo cierto es, que hoy tenemos repartidas por toda la ciudad un montón de soportes grafiteados, repletos de carteles a falta de otros sitios donde colocarlos y a expensas del vandalismo reinante, que suponen un impacto visual negativo, especialmente en algunas zonas. Y, que para nada sirven.
Recientemente, y siendo exclusivo de su competencia, el ayuntamiento capitalino, modifico la normativa, para que los quioscos callejeros, puedan abrir sus puerta a otros servicios, ya que llevaban, salvo alguno, en desuso durante décadas. La opción para las cabinas es otra, deberían e ir pensándolo, y sin prisa en pedir su retirada. Seguro, que tratándose de un particular no habrían tenido tantas contemplaciones en exigirles que las quiten de en medio.
Manuel Herrero Alonso



























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