COSAS MÍAS
Y tú, zamorano, partirás
Se nos va el verano. Si bien en Zamora todo pasa más despacio, como si el tiempo se distrajera mojándose en las aguas del Duero, que se nos muere de sed en este estío de cadáveres de árboles y cenizas de miel. Y cuando llega el estío, nuestra provincia y su capital regresan a su apatía, a esta inercia social. Cada vez somos menos y peor avenidos. El mediocre envidia al libre pensador, al que destaca, al que tiene personalidad.
Zamora no progresa porque los zamoranos eligieron, ha mucho tiempo, guardar silencio, no protestar, no exigir, no pelear. Los zamoranos que salieron lejos de las fronteras provinciales a ganarse el pan sufrieron una metamorfosis mental: dejaron la cobardía secular de nuestra tierra, aprendieron a ser ciudadanos y a luchar por lo suyo. Cuando regresan a su patria chica, observan que todo sigue igual o peor que cuando se fueron, hace 20, 30 o 40 años. Esos zamoranos del exilio profesional saben disfrutar de la vida, perdieron el miedo atávico al poder, al cacique, al poderoso.
Zamora es otra, la que pudo ser y no fue, una ucronía social, cuando regresan los hijos que se fueron a la madre tierra. No solo hay más vida, sino más alegría, más verdad en nuestros pueblos y en la ciudad del Romancero. Pero cuando se van, Zamora envejece, se repliega, vuelve al tedio profundo de la frustración. El final del verano llegó y tú partirás. Canción del Dúo Dinámico para una ciudad estática…
Eugenio-Jesús de Ávila
Se nos va el verano. Si bien en Zamora todo pasa más despacio, como si el tiempo se distrajera mojándose en las aguas del Duero, que se nos muere de sed en este estío de cadáveres de árboles y cenizas de miel. Y cuando llega el estío, nuestra provincia y su capital regresan a su apatía, a esta inercia social. Cada vez somos menos y peor avenidos. El mediocre envidia al libre pensador, al que destaca, al que tiene personalidad.
Zamora no progresa porque los zamoranos eligieron, ha mucho tiempo, guardar silencio, no protestar, no exigir, no pelear. Los zamoranos que salieron lejos de las fronteras provinciales a ganarse el pan sufrieron una metamorfosis mental: dejaron la cobardía secular de nuestra tierra, aprendieron a ser ciudadanos y a luchar por lo suyo. Cuando regresan a su patria chica, observan que todo sigue igual o peor que cuando se fueron, hace 20, 30 o 40 años. Esos zamoranos del exilio profesional saben disfrutar de la vida, perdieron el miedo atávico al poder, al cacique, al poderoso.
Zamora es otra, la que pudo ser y no fue, una ucronía social, cuando regresan los hijos que se fueron a la madre tierra. No solo hay más vida, sino más alegría, más verdad en nuestros pueblos y en la ciudad del Romancero. Pero cuando se van, Zamora envejece, se repliega, vuelve al tedio profundo de la frustración. El final del verano llegó y tú partirás. Canción del Dúo Dinámico para una ciudad estática…
Eugenio-Jesús de Ávila



















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