RÍO
Lo que el Duero esconde y lo que pretendemos que oculte
El descenso de nivel deja a la vista parte de lo que está bajo las aguas
Cuando el pescador recoge el sedal intuye lo que lleva clavado al anzuelo, pero entre tantas varadas, siempre encuentra una sorpresa. Una rama que se engancha, la clásica bota a la que se recurre en los chistes o cualquier cosa, todo es posible cuando el agua no es demasiado transparente. El rio esconde de todo y por descenso histórico del nivel de las aguas ha dejado cosas al descubierto.
El roto en el azud de Olivares, mucho ha ayudado a que el agua embalsada sea escasa entre este tramo y el azud anterior de Cabañales. Justo donde se encuentra el puente medieval, que cierto que unos días más que otros, ha dejado al descubierto todas esas piedras y alguna cosa más sumergidas normalmente bajo las aguas.
Algunas piedras que rodean las pilastras y que forman parte de su cimentación, repartidas horizontalmente están fuera de su sitio, merced en parte a la fuerza de la corriente y a mayores el empuje de los arrastres de esta. Que sin resultar preocupante de momento, pues la estructura reparte las cargas en toda su cimentación, sí que debe considerarse para las distintas intervenciones de restauración, pues el viaducto no se compone solo y más en este caso de la parte visible.
La huella del paso del tiempo, aparece ahora en las inmediaciones del puente de piedra, el trozo de valla que acabo en el rio tras un accidente o el salva rail que en su día estuvo en el lateral de la acera, duermen bajo las aguas para hacerse ver tan solo de vez en cuando. Nadie pide, seguro que tampoco hace falta, que se retire de ahí lo caído desde arriba, pero sí que convenía que se hiciera, con la vegetación desmesurada que crece entre las piedras insertando sus raíces entre las juntas y grietas de las piedras y dañando la estructura, por su crecimiento incontrolado
Aguas arriba, la situación no es muy distinta, no hace mucho fue sacada del rio una pequeña máquina de bolas de juguete, pocos días después fue un hierro un poco largo que a saberse su procedencia.
Cosas que apuntar a la historia del rio, como aquella farola que extrajeron del agua hace unos años del agua, en el punto que queda perpendicular al camino entre el instituto y las pistas de tenis de la ciudad deportiva. O, aquella fuente de agua que rescataron bajo las aguas, que en su momento colocaron junto al banco de la puerta de Tajamar. De otras cosas ya ha pasado mucho tiempo para traerlas a cuento. Y, lo que quedará bajo las aguas.
Manuel Herrero Alonso
Cuando el pescador recoge el sedal intuye lo que lleva clavado al anzuelo, pero entre tantas varadas, siempre encuentra una sorpresa. Una rama que se engancha, la clásica bota a la que se recurre en los chistes o cualquier cosa, todo es posible cuando el agua no es demasiado transparente. El rio esconde de todo y por descenso histórico del nivel de las aguas ha dejado cosas al descubierto.
El roto en el azud de Olivares, mucho ha ayudado a que el agua embalsada sea escasa entre este tramo y el azud anterior de Cabañales. Justo donde se encuentra el puente medieval, que cierto que unos días más que otros, ha dejado al descubierto todas esas piedras y alguna cosa más sumergidas normalmente bajo las aguas.
Algunas piedras que rodean las pilastras y que forman parte de su cimentación, repartidas horizontalmente están fuera de su sitio, merced en parte a la fuerza de la corriente y a mayores el empuje de los arrastres de esta. Que sin resultar preocupante de momento, pues la estructura reparte las cargas en toda su cimentación, sí que debe considerarse para las distintas intervenciones de restauración, pues el viaducto no se compone solo y más en este caso de la parte visible.
La huella del paso del tiempo, aparece ahora en las inmediaciones del puente de piedra, el trozo de valla que acabo en el rio tras un accidente o el salva rail que en su día estuvo en el lateral de la acera, duermen bajo las aguas para hacerse ver tan solo de vez en cuando. Nadie pide, seguro que tampoco hace falta, que se retire de ahí lo caído desde arriba, pero sí que convenía que se hiciera, con la vegetación desmesurada que crece entre las piedras insertando sus raíces entre las juntas y grietas de las piedras y dañando la estructura, por su crecimiento incontrolado
Aguas arriba, la situación no es muy distinta, no hace mucho fue sacada del rio una pequeña máquina de bolas de juguete, pocos días después fue un hierro un poco largo que a saberse su procedencia.
Cosas que apuntar a la historia del rio, como aquella farola que extrajeron del agua hace unos años del agua, en el punto que queda perpendicular al camino entre el instituto y las pistas de tenis de la ciudad deportiva. O, aquella fuente de agua que rescataron bajo las aguas, que en su momento colocaron junto al banco de la puerta de Tajamar. De otras cosas ya ha pasado mucho tiempo para traerlas a cuento. Y, lo que quedará bajo las aguas.
Manuel Herrero Alonso





















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