2ª RFEF
El Zamora CF debuta en 2ª RFEF con una derrora: 1-0, ante el Laredo
Los rojiblancos tuvieron la pelota, dominaron la última media hora de forma intensa, pero regalaron el gol local en un error de la medular y demostraron una gran incapacidad para sacar partido del fútbol estático y rematar a puerta
Que el Zamora CF no mereció perder en su primer partido en 2ª RFEF, pudiera ser. Que el resultado fue injusto, también. Pero el fútbol forma parte de una sociedad, en esencia injusta. Y digo, para empezar, que el gol del Laredo, un cuadro muy limitado, agresivo y con pocas ideas, llegó tras un fallo en la entrega en la medular del Zamora. Quedaban segundos para finalizar la primera entrega del choque. Gol de esos que definen como psicológicos. El Zamora gozó de las mejores oportunidades para abrir el marcador, como en una falta lanzada, desde la zona lateral izquierda del ataque rojiblanco, que hoy sacó el terno verde botella, a la que Pana conectó un cabezazo, a bocajarro, pero un tanto blanco
Yago Iglesias decidió, para jugar este primer partido, a la pareja de centrales más veterana: Barrios y Duro, y como medio centro defensivo a Theo. No sé por qué no jugó Juanan, quizá enfermo o lesionado, y su ausencia se notó, como fue determinante la superficie sobre la que se disputó el partido para dos jugadores como Caballé y Dani Hernández, que nunca se sintieron a gusto.
El Zamora tenía el balón y se proyectaba por las bandas, con más profundidad por la derecha, con Sancho, que por la izquierda, con Pau Miguélez. Arriba, Pana se partía la cara con los centrales cántabros.
Cuando parecía que concluía la primera mitad, el error y el gol local. Increíble. La primera en la frente. Diego Rozas no perdonó, solo, ante Iricíbar.
Tras el paso por vestuarios, el Zamora buscó igualar el choque, pero no encontraba facilidades en ataque. Los saques de esquina jamás encontraron rematador y los centros tampoco hallaron compañero que concretase las buenas acciones que se prodigaban por las bandas. Y para colmo de males, Pana recibía roja directa tras una posible agresión a un defensa, tomándose ventaja de una acción anterior que el árbitro -¡qué malo!- no vio o no quiso ver. Por lo tanto, tocaba aguantar otros 45 minutos con un hombre menos
Como los rojiblancos no hallaban la forma de batir al meta local, Yago introdujo, en el minuto 60, tres cambios de golpe. Refrescó las bandas con Viana y Ander, y coloco a Altuve como ariete. Se iban Dani Hernández, cansado, y los dos exteriores.
Poco después, hizo la propio el entrenador cántabro. Dos cambios: Naviera y San Millán sustituían a Nates y Álvaro. A partir de ese instante, el técnico local ordenó repliegue total para enrocarse en defensa. El Zamora se hizo, si ya no lo era, con el esférico. Se buscaban las bandas para desbordar a la cobertura cántabra, pero los centros ni encontraban rematador ni tampoco fueron precisos. Tampoco las faltas y saques de esquina lograron su objetivo.
Tan metidos en campo contrario estaban los hoy verdes, que el Laredo, en un balón muy largo, pudo cerrar el partido, pero dos acciones extraordinarias de Iricíbar lo evitaron.
A falta de diez minutos, se iba Caballé, que no fue el mismo jugador que deslumbró en la pretemporada, para ceder su puesto a Ares, que movió bien la pelota, siempre buscando la banda izquierda, donde Viana hacía diabluras, pero sus centros carecieron de eficacia.
Por cierto, la mejor ocasión del Zamora, en los pies de Viana, que lanzó al larguero una falta directa desde 25 metros.
En uno de los innumerables saques de esquina lanzado por el cuadro zamorano, Javi Barrio recibió un fuerte golpe en la cabeza, del que quedó mareado, tanto que fue sustituido. Luismi lo relevó.
En los últimos minutos, numerosas pérdidas de tiempo de los cántabros e impotencia rojiblanca. Y los tres primeros puntos en el casillero del Zamora tendrán que esperar. Partidos como el jugado en el campo de San Lorenzo forman parte de una categoría en la que el buen juego y el dominio no son virtudes para sumar los tres puntos.
Que el Zamora CF no mereció perder en su primer partido en 2ª RFEF, pudiera ser. Que el resultado fue injusto, también. Pero el fútbol forma parte de una sociedad, en esencia injusta. Y digo, para empezar, que el gol del Laredo, un cuadro muy limitado, agresivo y con pocas ideas, llegó tras un fallo en la entrega en la medular del Zamora. Quedaban segundos para finalizar la primera entrega del choque. Gol de esos que definen como psicológicos. El Zamora gozó de las mejores oportunidades para abrir el marcador, como en una falta lanzada, desde la zona lateral izquierda del ataque rojiblanco, que hoy sacó el terno verde botella, a la que Pana conectó un cabezazo, a bocajarro, pero un tanto blanco
Yago Iglesias decidió, para jugar este primer partido, a la pareja de centrales más veterana: Barrios y Duro, y como medio centro defensivo a Theo. No sé por qué no jugó Juanan, quizá enfermo o lesionado, y su ausencia se notó, como fue determinante la superficie sobre la que se disputó el partido para dos jugadores como Caballé y Dani Hernández, que nunca se sintieron a gusto.
El Zamora tenía el balón y se proyectaba por las bandas, con más profundidad por la derecha, con Sancho, que por la izquierda, con Pau Miguélez. Arriba, Pana se partía la cara con los centrales cántabros.
Cuando parecía que concluía la primera mitad, el error y el gol local. Increíble. La primera en la frente. Diego Rozas no perdonó, solo, ante Iricíbar.
Tras el paso por vestuarios, el Zamora buscó igualar el choque, pero no encontraba facilidades en ataque. Los saques de esquina jamás encontraron rematador y los centros tampoco hallaron compañero que concretase las buenas acciones que se prodigaban por las bandas. Y para colmo de males, Pana recibía roja directa tras una posible agresión a un defensa, tomándose ventaja de una acción anterior que el árbitro -¡qué malo!- no vio o no quiso ver. Por lo tanto, tocaba aguantar otros 45 minutos con un hombre menos
Como los rojiblancos no hallaban la forma de batir al meta local, Yago introdujo, en el minuto 60, tres cambios de golpe. Refrescó las bandas con Viana y Ander, y coloco a Altuve como ariete. Se iban Dani Hernández, cansado, y los dos exteriores.
Poco después, hizo la propio el entrenador cántabro. Dos cambios: Naviera y San Millán sustituían a Nates y Álvaro. A partir de ese instante, el técnico local ordenó repliegue total para enrocarse en defensa. El Zamora se hizo, si ya no lo era, con el esférico. Se buscaban las bandas para desbordar a la cobertura cántabra, pero los centros ni encontraban rematador ni tampoco fueron precisos. Tampoco las faltas y saques de esquina lograron su objetivo.
Tan metidos en campo contrario estaban los hoy verdes, que el Laredo, en un balón muy largo, pudo cerrar el partido, pero dos acciones extraordinarias de Iricíbar lo evitaron.
A falta de diez minutos, se iba Caballé, que no fue el mismo jugador que deslumbró en la pretemporada, para ceder su puesto a Ares, que movió bien la pelota, siempre buscando la banda izquierda, donde Viana hacía diabluras, pero sus centros carecieron de eficacia.
Por cierto, la mejor ocasión del Zamora, en los pies de Viana, que lanzó al larguero una falta directa desde 25 metros.
En uno de los innumerables saques de esquina lanzado por el cuadro zamorano, Javi Barrio recibió un fuerte golpe en la cabeza, del que quedó mareado, tanto que fue sustituido. Luismi lo relevó.
En los últimos minutos, numerosas pérdidas de tiempo de los cántabros e impotencia rojiblanca. Y los tres primeros puntos en el casillero del Zamora tendrán que esperar. Partidos como el jugado en el campo de San Lorenzo forman parte de una categoría en la que el buen juego y el dominio no son virtudes para sumar los tres puntos.
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