Aires de otoño en Zamora

Aires de otoño en Zamora; cesa el calor y se prevé que lleguen las lluvias a esta tierra tan necesitada de agua; en los pueblos, con frecuencia ruegan al cielo para que las cosechas fructifiquen, el grano crezca y los animales puedan alimentarse. En la ciudad también hace falta que las calles se limpien y el aire pueda respirarse con ese perfume a tierra mojada, que es también vida y salud.

Con el cercano otoño zamorano regresa la rutina aparcada durante el estío: vuelven los escolares a las aulas, se van los turistas que llenaron las calles y Zamora se muestra hoy más que nunca en estado puro, con los pocos habitantes que la moran, con ese aire melancólico que provoca una cierta benevolencia a la vista de locales cerrados y falta de jóvenes que vivifiquen la provincia; esos males mayores que parecen no tener solución, a pesar de las contumaces denuncias de quienes amamos Zamora, que topan inevitablemente con la renuencia de los poderes públicos, impasibles ante una provincia que se desangra y se diluye ante su vil indiferencia.

Esta provincia, rica, diversa e incomparable, que va saliendo de su ostracismo merced a la lucha feroz de algunos zamoranos que pretenden llevarla como símbolo y se envuelven en su seña bermeja para que extramuros se conozcan sus quesos (Fromago), se luche porque llegue a ser Patrimonio de la Humanidad (ya sea por su románico o por su paisaje), quieren que se instalen empresas punteras que den trabajo y sean referente europeo, a pesar de las trabas que impone la Junta de Castilla y León (Biorrefinería de Barcial), luchan para que se haga realidad la promesa socialista de instalación de un acuartelamiento militar (Monte La Reina), y tantos otros proyectos que deberían hacerse realidad a la mayor brevedad.

Zamora no puede esperar más, ni tampoco seguir conformándose con las migajas y, además estar agradecida por ellas. Zamora debe tener el estatus de sus provincias hermanas Valladolid, Burgos o Salamanca, porque el conformismo de sus gentes ha llegado a su fin. Han sido demasiados años agachando la cabeza, resignándose a su suerte, sin cambios, sin ilusión, sin que las autoridades autonómicas o estatales hagan algo importante por ella, que estamos hartos y vamos a luchar para no seguir en esta situación. Es cierto que las autoridades municipales, tanto el Ayuntamiento como la Diputación, llevan a cabo una labor encomiable dentro de sus atribuciones, pero necesitan de fondos adicionales que solo la Junta y el gobierno central, pueden otorgarle, y ahí es donde se debe incidir.

También es necesario que las asociaciones y la gente en general siga saliendo a la calle y se manifiesten por lo que desean:

“La Culebra no se calla”, por los afectados de los devastadores incendios en la Sierra de la Culebra.

“Zamora Viva”, una asociación que reúne a varias plataformas ciudadanas de la provincia, surgidas en cada comarca para luchar "en defensa del territorio" y contra las "macroplantas" de renovables”.

“Asociación Viriatos” que lucha por “sacar adelante a Zamora de la apatía y el abandono en el que se encuentra sumida”.

“Zamora 10” que surgió para impulsar a Zamora y su provincia a través de diversas iniciativas punteras para crear empleo, aumentar el turismo y potenciar la marca Zamora.

 “Plataformas Pro Biorrefinerías de La Robla y Barcial del Barco” para que se lleven a cabo las obras a la mayor brevedad y las actuaciones judiciales en marcha se agilicen.

Los zamoranos estamos dispuestos, en fin, para que llegue la prosperidad a nuestra tierra, mejor en otoño que en invierno, cuanto antes. Hemos despertado y ahora solo falta que nos escuchen. Estas y otras muchas Asociaciones están ahí para luchar por nuestra tierra y defenderla de su invisibilidad. La pelota está en manos de los gobernantes autonómicos y nacionales. ¡En su buena disposición confiamos!

Mª Soledad Martín Turiño